Economía

Andalucía se queda atrás y pierde convergencia con España y Europa

  • El Observatorio Económico de Andalucía alerta de que la brecha se ha agrandado desde el inicio de la crisis. Los expertos apuntan a un crecimiento del 3,1% en 2015, que bajará al 2,4% en 2016.

El Observatorio Económico de Andalucía (OEA) se suma a la larga lista de analistas, organismos, universidades y entidades financieras que realizan previsiones sobre cómo va a evolucionar la economía andaluza en el futuro inmediato. Ayer dio a conocer su primer informe, que se lanzará de manera trimestral, en el que subrayó que la comunidad experimentará en 2015 un crecimiento "robusto y satisfactorio" del 3,1%, pese al "debilitamiento" de los dos últimos trimestres -con alzas del 0,8% y el 0,7%, respectivamente-, y apuntó a un menor avance, del 2,4%, para 2016. Pero, sobre todo, el panel de expertos lanzó una alarma: "Andalucía se queda atrás; su problema clave es la falta de convergencia con España", en palabras del presidente del OEA, Francisco Ferraro.

El catedrático de Economía Aplicada alertó de que el impacto de la crisis en la región ha sido mayor que a nivel nacional en pérdida de empleo, de empresas, caída del PIB (Producto Interior Bruto) y de PIB per cápita. "España se recupera, pero Andalucía no logra engancharse, pese a las cuantiosas ayudas y fondos que ha recibido en estos años", abundó. De hecho, la comunidad ha perdido 3,5 puntos porcentuales de convergencia: en la actualidad sólo llega al 74% del PIB per cápita español frente al 77,5% del año 2006. Una brecha que es aún mayor con respecto a la Unión Europea, pues se ha incrementado hasta los once puntos.

El porqué de este retroceso de Andalucía se debe a "restricciones institucionales, fallos en las reglas del juego", según Ferraro. "El Parlamento no hace leyes muy buenas", resaltó, para añadir que "hay gobiernos más competentes que otros, que ponen en marcha políticas más eficaces". A su juicio, hay pocos estímulos a la innovación y la inversión. Asimismo, puso el foco en que "los sistemas de control de la gestión pública tampoco son óptimos y no han funcionado en la comunidad", a lo que sumó el hecho de que las instituciones civiles sean "escasas y estén vinculadas a intereses", así como que en Andalucía "la picaresca esté bien valorada y la economía sumergida sea muy abundante". Para el experto, uno de los antídotos contra esta situación sería apoyar una "política radical a favor de la competencia", de modo que se eliminasen los apoyos a la empresa "que hacen que sobrevivan aquéllas que no lo harían por sus propios medios".

El informe, elaborado por el OEA en colaboración con la Universidad Pablo de Olavide y la Fundación Cámara, aborda la evolución de la economía andaluza en 2015 y 2016. El profesor de la UPO Manuel Alejandro Hidalgo explicó que se perciben "síntomas de debilitamiento" del PIB en la segunda mitad de este año y apuntó a crecimientos del 0,8% en el tercer trimestre -dos décimas menos que en el anterior- y del 0,7% en el cuarto -según su estimación en tiempo real del trimestre en curso-.

Para todo 2015 se calcula un avance del 3,1%, en sintonía con que lo que prevé la Junta. "Es un crecimiento superior al imaginado, satisfactorio y robusto", añadió Ferraro, que explicó que se apoya en un avance del consumo de las familias, la inversión de las empresas, el turismo, el sector exterior y el gasto público animado por el maratón de elecciones. Los servicios y la industria tiran del carro.

La desaceleración de la recta final del año y la prevista para 2016 -con un avance estimado del 2,4% frente al 2,7% de España- se debe, no obstante, a que "el viento de cola", derivado de la bajada del precio del petróleo, la devaluación del euro y la relajación de la política monetaria, "ya va amortiguando sus efectos". A ello se sumarán los "ajustes extra" que Andalucía deberá hacer para cumplir con las exigencias del Pacto de Estabilidad. En 2015, Hidalgo expuso que el déficit andaluz será del 0,9%, dos décimas por encima del objetivo, mientras que para 2016 la meta para las comunidades rondará el 0,3%, lo que obligará a recortar el gasto público en seis décimas más. "El presupuesto para 2016 está muy forzado y posiblemente habrá sorpresas porque no se cumplirán las previsiones de ingresos y gastos", sentenció.

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