La inversión en investigación y desarrollo (I+D) en Andalucía aguantó el tirón durante los primeros años de la crisis, con aumentos notables entre 2007 y 2010, pero comenzó su declive en 2011 y ya encadena cuatro ejercicios a la baja. Los datos dados a conocer ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que la comunidad no logra remontar el vuelo en este terreno, puesto que en 2014, última año contabilizado, el gasto andaluz cayó un 0,4% que, si bien, es un descenso más suave al experimentado previamente, no rompe con esa tendencia a la baja. ¿El motivo? El recorte del desembolso hecho por el sector privado, algo que no pudo ser compensado con el tímido avance de la inversión pública.

Andalucía acumuló un gasto en investigación y desarrollo de 1.465,74 millones de euros en 2014 -lejos de la barrera de los 1.500 millones que superó en 2008-, el 11,4% del total nacional, que ascendió a 12.820,75 millones. A nivel español también se vivió un recorte en la inversión, del 1,5%, mayor al andaluz (0,4%). Eso sí, en los dos casos se venía de caídas mayores -del 2,8% y el 0,6% en 2013, respectivamente-, con lo que parece que la senda se suaviza.

En el capítulo laboral ocurre justo a la inversa: la caída andaluza es bastante mayor a la española. Esto se traduce en que el personal dedicado en Andalucía a I+D fue de 23.632 personas, un 2,1% menos que el año precedente, con lo que se perdieron 507 puestos de trabajo, mientras que en España esta área empleó a 200.232 profesionales, un 1,5% menos.

Pero si hay un indicador que ejerce como el mejor termómetro de la situación es el impacto que el gasto en I+D tiene en el Producto Interior Bruto (PIB). Y aquí las conclusiones tampoco son muy halagüeñas. La inversión en estas actividades supuso un 1,03% del PIB andaluz en 2014, una décima menos que un año antes y dos menos que en 2012. Esta realidad choca contra la antigua meta que tenía la Junta de Andalucía de alcanzar en 2013 el 2%. Un objetivo que ha tenido que ser pospuesto ni más ni menos que siete años en los planes del Gobierno andaluz, ya que la actual Estrategia de Innovación apunta a 2020 como el ejercicio en el que la inversión alcanzará el 2,2% del PIB regional.

Desde una óptica nacional, el desembolso innovador supuso el 1,23% del PIB español, frente al 1,24% del año anterior, un paso atrás idéntico al andaluz.

Por sectores, Andalucía mantiene su eterna lucha por lograr que las empresas tiren del carro de la I+D. Sin embargo, sigue siendo el sector público el que ejerce de motor de estas actividades. En la foto fija, el peso de éste en la inversión total es del 63,7% frente al reducido 36,3% del sector privado -a nivel nacional las tornas se cambian, siendo las empresas las que aportan el 53,8% frente al 46,2% del ámbito público-.

En 2014, en el recorte del 0,4% del gasto innovador tuvo una mayor responsabilidad el sector privado -engloba a empresas e instituciones privadas sin ánimo de lucro (Ipsfl)-, que bajó un 1,54% su aportación, frente al alza del 0,30% del ámbito público -administraciones y universidades-. De un lado, la inversión de las compañías descendió un 1,56%, hasta 529,9 millones, y la de las Ipsfl un 3,94%, hasta 2,1 millones. Del otro, el gasto de las administraciones públicas también cayó, pero menos, un 0,71%, hasta 304,7 millones, algo que fue salvado por la subida del 0,80% experimentada por la Enseñanza Superior, hasta 631,1 millones.

En la comparativa regional, Andalucía es la tercera comunidad en gasto absoluto, por detrás de Madrid, con 3.312,3 millones, y Cataluña, con 2.937,7 millones. Sólo hay cinco de ellas que incrementaron su desembolso en 2014: La Rioja (un 16,5%), Murcia (4%), Galicia (1,8), Comunidad Valenciana (1,3) y Aragón (0,9). En términos relativos, la región andaluza se colocó la quinta en inversión en I+D sobre el PIB, tras el País Vasco (2,03%), Navarra (1,75%), Madrid (1,68%), y Cataluña (1,47%).