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Economía

Atienza insta a alargar la vida útil de las seis centrales nucleares españolas

  • El presidente de REE cree que la fuerte dependencia energética del país no aconseja prescindir de ninguna fuente · Apunta que la falta de consenso social impedirá la apertura de más plantas

La fuerte dependencia energética de España (superior al 80%) no aconseja prescindir, aunque sólo sea de momento, de ninguna de las fuentes de las que hoy se nutre. Sobre este argumento justificó ayer el presidente de Red Eléctrica de España (REE), Luis Atienza, su llamamiento a alargar, "siempre que se cumplan las condiciones de seguridad", la vida de las centrales nucleares operativas en el territorio nacional. Y es que, según explicó ante los más de 200 asistentes al Foro Joly Andalucía -presentado por el presidente de Abengoa, Felipe Benjumea, y patrocinado por Bogaris-, el diseño de una política en sentido contrario no haría otra cosa que "elevar nuestra dependencia de los combustibles fósiles". "Ya que incurrimos en el enorme coste de ponerlas en marcha, estaría bien aprovechar su actividad. Otro debate sería el de abrir un nuevo ciclo nuclear, y no tengo una respuesta al respecto; está claro que requiere un gran consenso social y que aquí no existe, por lo que difícilmente habrá inversores que quieran afrontar proyectos de ese tipo", indicó.

Para aquéllos que sí defienden ese nuevo ciclo, Atienza quiso desmontar la teoría de que España necesita más centrales porque en la actualidad está comprando energía nuclear a Francia. "Somos exportadores netos de electricidad, ya que del mercado galo importamos menos de lo que exportamos a Portugal y Marruecos, donde este año cubriremos el 10% y el 15% del consumo, respectivamente", puntualizó.

El presidente de REE hizo estas declaraciones en el transcurso de una conferencia, en la que se mostró seguro de que uno de los retos más importantes para la sociedad del siglo XXI será la sustitución de los combustibles fósiles. Bajo esta convicción subyacen el agotamiento que se prevé de esos recursos, su impacto medioambiental (en España las emisiones de CO2 han repuntado un 50% respecto a los niveles de 1990, cuando los objetivos de Kioto apuntaban a un 15%) y su fuerte encarecimiento en los últimos años (la cotización del barril de petróleo alcanzó cifras récord en julio).

¿Cómo abordar ese proceso de sustitución y, al tiempo, reducir nuestra dependencia energética? Atienza reconoció que la materialización de tal objetivo plantea una verdadera "encrucijada", ya que "no es posible optar por un único camino". De hecho, él mismo esbozó tres vías complementarias: el ahorro y la eficiencia energética en los hogares, la industria, el alumbrado y el transporte; la incorporación de más energías renovables a nuestra "dieta energética", y la mejora de la conectividad con Europa (en 15 días REE y su homóloga francesa, RTE, crearán una sociedad para duplicar la conexión entre España y Francia a través de Cataluña). También abogó por hacer más limpias las centrales térmicas disponibles, con propuestas que permitan, por ejemplo, capturar las emisiones de CO2.

En relación con la segunda de esas vías, Atienza definió la electricidad como la "piedra angular" del proceso de incorporación de las fuentes renovables a la "dieta energética", si bien admitió que sólo un 23% de la que se genera procede hoy de dichas fuentes, a partes iguales entre el agua y el viento. No obstante, confió en que a mediados de la próxima década esa proporción se sitúe en torno a un 33%, para pasar a un 40% en 2020. La llegada a buen puerto de tales propósitos requerirá la superación de varios escollos, según el presidente de REE: trabajar en un sistema que haga "gobernable" la generación de una energía bastante imprevisible (la eólica produce cuando hay viento, la solar cuando hay sol...), mejorar el almacenaje de la misma y esforzarse por adaptar la demanda a las condiciones de la oferta. "El futuro está en sistemas de medida más eficientes, porque hasta ahora era la producción la que se plegaba a la demanda, y lo que se necesita es un sistema eléctrico capaz de mantener el equilibrio gestionando ambas patas", subrayó Atienza. Este nuevo modelo energético tendrá que venir acompañado, asimismo, de una red de transporte "más robusta y flexible", por lo que "habrá que estar dispuesto a aceptar la instalación de redes eléctricas, y aquí es cierto que nos tropezamos con el rechazo social", apostilló.

En el caso concreto del transporte, indicó que la sustitución de los combustibles fósiles entraña cierta dificultad, por cuanto concentra el 40% del consumo de esos productos y depende, en un 90%, de los derivados del petróleo. Pese a ello, apuntó a dos alternativas: los biocombustibles y la electricidad.

Respecto a los primeros, señaló, entre sus debilidades, que la red de distribución está en manos de las petroleras y que existe un debate sobre si compiten o no por el agua y el suelo con los alimentos (esta circunstancia se atenuará con los biocombustibles de segunda generación, que se fabricarán a base de productos no alimenticios, como restos vegetales y desechos industriales). En cuanto a la electricidad, resaltó los avances realizados con las baterías de litio -se ha dado un salto "relevante" en su capacidad de almacenaje-, así como la disponibilidad de una red de transporte eléctrico que llega a todos los rincones del país. Por este motivo, Atienza auguró un creciente aumento de la cuota de vehículos híbridos en las grandes ciudades.

El hidrógeno, que consideró como "el vector energético del futuro", tendrá que esperar a "la tercera década de este siglo", puesto que la maduración de su tecnología requerirá todavía algún tiempo. En este sentido, confió en que su obtención se realice a partir de fuentes renovables.

El presidente de REE insistió en que estas tendencias, las plantas de desalación, el AVE y, sobre todo, la incorporación de las energías limpias a la dieta española (sólo un 7% de nuestro consumo de energía primaria es de procedencia verde) obligarán a invertir en las redes de transporte después de 20 años sin que en Europa se haya destinado dinero a ese cometido. Atienza aprovechó para referirse a la situación de Andalucía y destacó que el nivel de compromiso en lo que a inversión en redes se refiere es "muy aceptable" e incluso superior al de otras comunidades, donde se ha hecho oír el rechazo social. Pese a ello, incidió en que los "procedimientos administrativos en la región son muy complicados".

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