Economía

El jerez aparca las marcas blancas para apostar por la calidad y el valor

  • Las bodegas dejan atrás largas décadas de crisis marcada por el volumen y los bajos precios. Se abre un nuevo ciclo expansivo con la vuelta a los orígenes bajo la premisa de no repetir errores del pasado.

Se palpa en el ambiente. Las bodegas recuperan el pulso y afrontan con ilusión e inquietud una nueva etapa para el vino de Jerez, el comienzo de lo que todo apunta será un nuevo ciclo expansivo. Pero a diferencia del anterior boom del sector en los años setenta, marcado por la superproducción y los bajos precios, ahora se pone el foco en la calidad y el valor añadido, aliñados con el empuje del enoturismo y la gastronomía, los grandes aliados del renacimiento de unos vinos que miran con orgullo a sus orígenes y a los que la ciudad ha dejado de dar la espalda para volver a situarlos entre sus grandes señas de identidad.

Se abre un nuevo tiempo plagado de oportunidades y en el que la ilusión empresarial contagia a la Administración pública y al sector financiero, entregados a la causa común de reubicar al vino de Jerez en lo más alto del escalafón tras una larga travesía en el desierto, una prolongada crisis sectorial a la que al fin se ve salida. Toca medir bien las decisiones para demostrar que se ha aprendido la lección y evitar que se repitan errores del pasado, de cuyas graves consecuencias hay sobradas muestras.

Grosso modo, estas son las principales conclusiones alcanzadas en el Desayuno de Redacción celebrado esta semana en Diario de Jerez bajo el título 'Una nueva era para el jerez', ciclo que patrocina Banco Sabadell y que contó con la participación del director del Consejo Regulador del vino, César Saldaña; los enólogos de González Byass, Antonio Flores, y Bodegas Fundador, Manuel Valcárcel; la directora general de Industria y Cadena Agroalimentaria, Rosa Ríos; y el director de Oficina Banca Empresas del Sabadell, Mauricio González.

Invitados de excepción que alimentaron un interesante debate sobre los retos que tienen por delante las bodegas jerezanas y en el que se puso de manifiesto que el vino de Jerez está en ese punto en el que el aumento de valor neutraliza la caída de ventas, la prolongada pérdida de volumen que se concentra en el segmento de bajos precios de las marcas blancas o BOB, un lastre que se va soltando para dejar paso a las primeras marcas, los vinos de gama alta y calidad superior.

Hay un nuevo equilibrio productivo, fruto de la última de las reestructuraciones del sector que ha costado mucho sudor, vino a decir Saldaña, quien hizo hincapié en la necesidad de entender el momento en el que está ahora el jerez para adoptar las decisiones con "cabeza" y reinvertir en el futuro del sector.

Flores y Valcárcel coinciden con Saldaña en la importancia de la tierra, de los distintos pagos históricos que vuelven a estar en boga, si bien el director del Consejo considera que el sector ha abusado del patrón de la calidad estándar que aporta el tradicional sistema de criaderas. "El vino de Jerez se hace en la tierra, pero hemos vendido durante demasiado tiempo que el vino se hace en la bodega", manifestó Saldaña en una reivindicación del papel fundamental de la viña en la escena vinatera actual.

El terruño es un valor al alza que no discuten los enólogos, para los que, sin embargo, la diferencia la aporta la bodega con la clasificación de los vinos y su larga crianza. En palabras de Antonio Flores, "la vuelta al origen, a los pagos, es vital, pero no todo va a ser la viña, porque el jerez se hace en la viña, pero se hace inimitable en la bodega", extremo que suscribe Valcárcel al afirmar que "el jerez es dos veces vino, el vino que se elabora como en el resto de regiones vinícolas y el que se hace en la bodega durante un montón de años".

Las bodegas son conscientes de que las marcas blancas se van a perder y, de hecho, González Byass -a la que luego se sumaron otras firmas como Fundador- hace tiempo que renunció a producirlas, pero otras casas las estirarán al máximo hasta que el grupo de los nuevos consumidores, los más jóvenes, de mayor poder adquisitivo, a los que se tiene acceso a través de las redes sociales y que viaja por el vino rebase a los consumidores tradicionales, colectivo aún muy numeroso de personas de más de 75 años de edad para las que el jerez es una bebida, pero no necesariamente un vino, y que se desinfla a marchas forzadas. Hay un tercer tipo de consumidor, el ocasional vinculado a las ferias y al Rocío que permanece estable, por lo que el futuro del jerez pasa por el primer grupo, que tiene un crecimiento imparable y al que el Consejo Regulador dedica todos sus esfuerzos de promoción genérica.

Los profesionales del sector destacaron igualmente el papel esencial que juega la formación, en la que están volcadas las bodegas y el Consejo, así como el enoturismo y la gastronomía, pilares básicos de la resurrección del jerez. No en vano, la ruta del vino y el brandy de Jerez es el segundo destino del vino de España por detrás del Penedés con más de 400.000 visitas anuales.

La Junta de Andalucía trabaja con el sector en el reparto de los fondos comunitarios de la Iniciativa Territorial Integrada (ITI), en la que se contempla una partida de 4,2 millones de euros para el enoturismo, recordó Rosa Ríos, quien subrayó la apuesta de la Administración autonómica por el sector, de los pocos que cuentan además con una línea específica de ayudas como la de la promoción en terceros países, dotada con tres millones de euros "de los que dos millones se los lleva el Marco", precisó.

"Hay capacidad de aumentar el valor, pero tenemos que comercializar mejor", indicó la directora de Industrias, quien apostilló que "en eso la Junta va a estar" porque "es un sector dinámico, señero y líder en exportaciones", "camino que empezó aquí hace siglos"."

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