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Economía

Las químicas cerrarán 2016 con un alza del 2,3% en su cifra de negocios

  • La patronal Feique reclama mejores infraestructuras y la reducción de costes energéticos para impulsar la competitividad

La industria química sigue creciendo de la mano de la mejoría de la economía española. El sector prevé cerrar 2016 con un aumento del 2,3% en la cifra de negocios y para 2017 la previsión es aún mejor, de un 2,5%. Las empresas químicas del país suman ya unas ventas de 59.391 millones de euros, superando con creces la cifra obtenida en 2007, último año precrisis. Y prevén seguir al alza en un sector que a escala mundial crecerá a un ritmo de un 4,5% anual de aquí a 2030.

Así se recoge en las previsiones elaboradas por la patronal española del sector, la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique), y presentadas ayer. La senda de crecimiento de la química se retomó en 2010 después de un 2009 negro para el sector y desde entonces va encadenando subidas, de forma que si alcanza en 2017 su previsión de 60.579 millones de euros las ventas habrán aumentado un 21,8% en diez años, en plena crisis económica. Un crecimiento que ha llegado de la mano de la internacionalización (las exportaciones han crecido un 50% en una década) y se ha visto impulsado en los últimos años por la caída del precio del crudo y la menor inflación. También por la recuperación del consumo interno, que se ha reflejado en una ralentización en las exportaciones químicas en 2016 (su volumen subirá un 2%) a pesar del aumento de la producción.

La química se consolida así en su puesto preponderante dentro de la industria española. Como recordaba ayer el presidente de Feique, Antón Valero, España es uno de los países europeos con un sector químico más sólido, "somos los cimientos de muchos otros sectores industriales". Aporta un 12,4% del PIB industrial y es el segundo mayor exportador de España, con la previsión de sobrepasar los 34.000 millones de ventas al exterior en 2017. El sector se expande a un ritmo muy superior de la media industrial del país, cuya producción está todavía muy por debajo de la lograda en 2007: mientras el sector químico habrá aumentado su producción un 14,2% el próximo año respecto a hace una década, la industria española estará un 20,6% por debajo. También crece a nivel internacional y lo seguirá haciendo, "la cuestión es dónde", remarca Valero. "Lo hará donde haya más negocio y una política industrial favorable", asegura, recordando que el objetivo marcado de lograr un 20% del PIB industrial en 2020 "no va a lograrse de forma accidental".

"Necesitamos una política industrial seria y con un pacto de estado, que no cambie según el color del Gobierno", reclama Valero a unos días de que se inicie la formación del nuevo Ejecutivo. Las reivindicaciones de las químicas, como las del resto de la industria, pasan por tres puntos clave: un marco regulatorio estable y simplificado, el desarrollo de las infraestructuras de transporte y logística y la reducción de los costes energéticos. Tres aspectos básicos para asegurar la competitividad, remarcan. Y a los que añaden la necesidad de crear una Secretaría de Industria nacional. En ellos insistía ayer Valero, reclamando para las empresas españolas "igualdad de condiciones con el resto de países de la UE". Una igualdad que en la actualidad está muy lejos en materia energética, con unas compañías que pagan entre un 20 y un 30% más por el gas y la electricidad que sus competidoras de otros países europeos. Las químicas, intensivas en energía (llega a suponer el 50% de la estructura de costes para electroquímica y fertilizantes) reclaman un cambio en la tarifa eléctrica que saque las primas a las renovables de los costes regulados, por ejemplo. O una política energética "sin complejos".

También lastra la competitividad la falta de determinadas infraestructuras logísticas, advierten las empresas, frente a un centro de Europa en el que son excelentes. "A veces resulta más atractivo llevar un producto a Rotterdam para distribuirlo en España que dejarlo en Barcelona", asegura Valero. Y en ese capítulo destaca una infraestructura considerada prioritaria por la Unión Europea que suma retraso tras retraso, el Corredor Mediterráneo. Un corredor necesario para que los polos industriales de todo el levante español y Andalucía saquen sus productos hacia el resto de Europa, pero también fundamental para potenciar el papel de España como conexión entre Europa y África y Latinoamérica, con Huelva y Algeciras como puertos clave, o convertirla en puerta de entrada a Europa desde Asia, un papel que podría jugar a juicio de Valero el Levante español.

La tercera pata sería "repensar" un marco regulatorio que resulta "asfixiante", con normativas europeas, estatales, autonómicas e incluso locales que se solapan.

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