Misa de romeros

El obispo invita a los rocieros a renovar la Iglesia y la sociedad

  • El prelado onubense, José Vilaplana Blasco, concelebró con el de Jerez, José Mazuelos. Se pidió por los cristianos perseguidos, que "dejan sus casas, sus tierras y hasta su vida".

El obispo de Huelva, José Vilaplana Blasco, realizó este domingo en la misa de pentecostés una llamada a los rocieros a "participar en la renovación de la Iglesia y en la regeneración de nuestra sociedad". Asegurando que "los cristianos sabemos que toda reforma moral ha de ir precedida de la experiencia del amor de Dios, recibido como don". 

El Rocío fue ayer el único escenario de España donde no existía rastro de la campaña política y donde tuvo lugar la más incontestable muestra de unanimidad. Los miles de fieles que de forma inequívoca declararon sentirse fervientes discípulos de Jesús. No hizo falta escrutinio alguno para certificar las miles de muestras de fe que se dieron cita en la plaza del Real con motivo de la misa pontifical, oficiada por el obispo de Huelva, José Vilaplana y concelebrada por su homónimo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos; el párroco Almonte y capellán de la ermita, Antonio Cepeda; y el vicario para la Celebración de la Fe, Emilio Rodríguez Claudio. 

Nuevamente la eucaristía fue el altavoz al mundo de la fe que entronca en esta celebración cristiana, antesala del salto a las rejas que se habrá producido en esa hora indeterminada de la madrugada en la que los lectores lean estas líneas. 

La fidelidad al reloj sí que se mantuvo minutos antes de que marcase las diez de la mañana, cuando la curia se despidió de la Reina de las Marismas y partió con los sonidos de la flauta y el tamboril hacia la plaza de El Real, rebosante de fieles y romeros. Poco a poco los simpecados de las hermandades tomaron el altar sobre el que se alza el austero monolito de José Ordóñez, con el que el escultor hispalense conmemoró la coronación canónica de la imagen almonteña en 1919. Un centenario, el de 2019, cuyos preparativos la Hermandad Matriz ya ha comenzado a esbozar. Un tapiz de estandartes en el que destacaban este año los de Torrejón de Ardoz (Madrid) y Salteras, que este año incrementan la familia rociera; o las sevillanas Olivares y Sanlúcar la Mayor, que celebran su 75 aniversarios como filiales. Tras ellos el emblema de la Matriz secundado por el presidente de la Hermandad de Almonte, Juan Ignacio Reales, el hermano mayor, Antonio Acosta y diversos representantes públicos como el alcalde, José Antonio Domínguez, y el subdelegado del Gobierno en Huelva, Enrique Pérez Viguera. 

Fue el propio Reales quien comenzó la liturgia diciendo que estaban "reunidos al igual que los discípulos en el gran templo", para rememorar "el primer Pentecostés de la primera venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles". Un ritual que Andalucía celebra poniéndose en manos de una imagen que desde 1653 es la patrona del pueblo de Doñana. 

Tras sus palabras y el canto del Evangelio, el obispo inició su homilía citando las palabras de Teresa de Jesús, que en este año conmemora el V Centenario de su nacimiento, cuando tras quedar huérfana de madre a la edad de doce años y afligida por lo que había perdido, fue, como ella misma dice, a una imagen de Nuestra Señora y supliqué fuese mi madre con muchas lágrimas". 

Vilaplana hizo suyas las palabras del papa Francisco para romper esa inanición que parece haber sido inoculada en una sociedad donde los cristianos están llamados a no resignarse frente a las desigualdades "Cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y el cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes". Son como siempre palabras que su Santidad pronuncia con una importante significado para los aplicados cristianos que saben leer entre líneas y para quienes se sienten perseguido en la faz del mundo por la sin razón terrorista. 

Tras sus palabras el secretario de la Hermandad Matriz, Santiago Padilla, dio lectura al rito de protestación de fe que los representantes de cada una de las 116 filiales realizaron frente al obispo, mientras la parte musical corría a cargo del Coro de la Hermandad del Rocío de la Línea de la Concepción (Cádiz). 

Se trata de una formación con más de 35 años de vida pero en cuyo currículo llevan con orgullo haber sido designados por la hermandad para poner voz y música a esta eucaristía para la que han invertido un buen número de horas de ensayo a fin de afinar sus voces en un acontecimiento retransmitido para los católicos de medio mundo. Su director, Antonio Toledano, ya adelantó que de cara a este acontecimiento se incorporaron algunas voces que permiten mejorar la sinfonía. 

Un papel que cumplían con solvencia cerrando la eucaristía con la mítica salve que firmase Manuel Parejo Obregón, banda sonora de un Rocío que desde ayer palpitó más fuerte que nunca en espera de ese salto a la reja.

más noticias de EL ROCÍO Ir a la sección El Rocío »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios