-¿Se ve como un político retirado? 

-Uno es político hasta que se muere. Los de mi generación, que hicimos la Transición, entramos en política por ideales. Yo no pensaba que estaría en un cargo público, y menos durante 32 años. Aunque nunca he estado más de ocho años en el mismo cargo.

-¿Se ha ido o le han echado?

-Las listas venían muy apretadas… En el PSOE querían que los candidatos del aparato ocuparan los puestos de salida. Vi que no tenía sitio y ellos tampoco tenían mucho interés en que siguiera. No es un tema personal, ha pasado en toda España.

-En Cádiz va de número uno Chaves y en Sevilla va Guerra. ¿Eso es renovarse?

-Esta respuesta la traía preparada. Dice Bergamín: "Renovación, reconstrucción: impotencia para destruir y para formar y construir de nuevo". En cualquier grupo humano sería de locos tirar la experiencia por la ventana, aunque todo proyecto necesita savia nueva. 

-Y a usted no le tocó ahí…

-Yo hace tiempo que tenía claro que no me tocaba.

-¿Qué puede pasar en el PSOE si pierden, como auguran las encuestas?

-Con encuestas y sin encuestas, el PSOE está abocado a una adaptación o reestructuración, que recoja los impulsos de la calle. Ahí están los resultados de las municipales. El Partido Socialista necesita una reflexión. Si no queremos correr el riesgo de fracturas territoriales en el partido y acomodarnos a perder fuerza, se está obligado a un nuevo liderazgo y una nueva línea.

-¿Rubalcaba era el mejor candidato para el PSOE?

-Es un político de la Transición. Se ha querido buscar un hombre con experiencia, apostar por la seguridad.

-¿Pero lo ve como un líder para el futuro?

-Va a depender de su capacidad para conectar con esos movimientos que hay en la sociedad.  

-En Andalucía, Rafael Román ha sido definido últimamente como griñanista.

-Griñán es el secretario general del PSOE de Andalucía por unanimidad. No me parece bien que nosotros mismos socavemos su liderazgo. Y no me declaro griñanista, sino socialista.

-¿Cómo se puede explicar lo que pasa en el PSOE de la provincia de Cádiz?

-Es complicadísimo… Es difícil de explicar. En los últimos años, se ha realizado un ejercicio desde el propio partido haciendo méritos ante la opinión pública para no ganar las elecciones, prescindiendo de personas valiosas, y escogiendo a los responsables municipales en clave interna, no en clave ciudadana. Además, desde el último congreso regional, hay una cierta falta de entente entre la Ejecutiva regional y la provincial.

-¿La división va a más?

-En la provincia de Cádiz, parece como si el partido se hubiera roto en dos. Yo llevo bastantes años gritando contra ese cainismo.

-¿La gestión de González Cabaña ha hecho daño?

-Creo que todo lo hace con su mejor voluntad; pero en la sociedad está la idea de que sus últimos pasos no han sido los mejores.

-¿El PSOE de Cádiz capital es tan desastroso como piensan algunos, vistos sus resultados?

-Sinceramente, no. En el PSOE gaditano hay gente de valía, muy preparada. Pero no se les da el rol que tendrían en cualquier organización que quisiera aprovechar esa valía humana.

-¿Teófila Martínez es invencible en Cádiz?

-Nadie es invencible. Aunque ha demostrado que tiene un gran arraigo y fortaleza, que he padecido en primera línea. Y aguantando los ocho años…

-¿Le cae peor Teófila Martínez o González Cabaña?

-¡Je, je! He tenido épocas difíciles con los dos… He tenido más enfrentamientos con Teófila que con Cabaña, al que no he sido oposición, ni lo soy, ni lo seré.

-Extrañaba verle metido en tantas broncas en los plenos municipales.

-El Ayuntamiento de Cádiz ha sido el peor sitio donde he estado en toda mivida. Lo he pasado muy mal. Soy un hombre de diálogo, no de garrotazos.

-¿Por qué ocurren esas broncas entre los políticos?

-A veces se pierden los parámetros de lo que es una democracia. Cuando se falta al respeto y no se cumplen las formas, al final también se va al garete el fondo.

-¿El Bicentenario de la Constitución de 1812 será una oportunidad perdida para Cádiz?

-Soy el único parlamentario que ha presentado cuatro proposiciones no de ley en el Congreso para darle una dimensión nacional e internacional. Le hubiera pedido más ambición al Estado. Pudimos ver cómo celebró Francia el bicentenario de su Revolución.

-Fue consejero de Cultura de la Junta en el 28-F. ¿Cuál es su mejor recuerdo?

-Lo que me queda con más fuerza es el gran apoyo que tuvimos de los intelectuales y artistas de aquella época. Desde Rosales, Guillén, Caballero Bonald, Carande, Domínguez Ortiz o Antonio Mairena, por citar algunos. Por cierto, propuse que la Junta creara el título juanramoniano de Andaluz Universal, mejor que lo de Hijo Predilecto, pero no salió.

-¿Cómo llegó a la política?

-Yo venía de la España de los 25 años de paz, que se conmemoró cuando tenía 16 años. Seis años después, atravesé el Muro de Berlín y fui a la RDA, donde celebraban los 25 años del SED (Partido Socialista Unificado de Alemania). No me gustó ni lo de aquí, ni lo de allí, y opté por la socialdemocracia. Estuve en un congreso en Madrid, al que asistieron, entre otros, Willy Brandt, Olof Palme, Mitterrand y Felipe González. Me fichó Alfonso Perales para el PSOE.

-¿En qué se ha equivocado?

-He tenido muchos errores... A veces apuestas por personas y proyectos que luego se van a la deriva.

-¿Se arrepiente de haber sido candidato a alcalde?

-No, no me arrepiento. Me lo pidieron Zapatero y Chaves, y no podía sustraerme. Me ha permitido estar cerca de los ciudadanos, incluso de aquellos que no me habían votado.