Josef Ajram. Atleta y bróker

"A mis marcas les doy un retorno económico tremendo"

  • Asegura que los triatletas de élite le destestan porque no entienden que tenga más patrocinadores sin unos JJOO. Ve el deporte como una manera de comunicar, pero su principal profesión se basa en la Bolsa.

Un beso kamikaze y el reto de las siete islas. Josef Ajram (Barcelona, 1978) es un adicto a los retos. Por ejemplo, acabar con los pocos claros de un cuerpo de 1,90 hipertatuado. O dominar algún arte marcial. O conquistar con un primer beso casi kamikaze a una mujer mientras conduce (de hecho, su actual pareja). En su último libro, No sé dónde está el límite pero sí sé dónde no está, editado por Alienta, narra justo el reto que no le salió: siete Iron Man (nadar, correr y pedalear largas distancias) en las siete islas canarias y en siete días consecutivos. Pinchó a la segunda, en La Gomera. Pero volverá a probar este otoño.

-Confusión razonable: ¿Usted es primero bróker o iron man? 

-Cuesta diferenciar qué es trabajo y qué pasión. Me gusta considerar la Bolsa mi profesión principal. Es lo que me da más recursos. El deporte te puede ofrecer notoriedad, pero no soy futbolista ni tenista, así que mis ingresos son normales. Lo que me da más satisfacción es que la línea divisoria entre profesión y pasión es mínima.

-Descríbame uno de sus días estándar en Barcelona.

-Me levanto a las 7:00; reviso prensa y gráficos; observo la Bolsa de 8:30 a 11:00; entreno dos horas; como; hago un poco más de Bolsa y luego otro entrenamiento que oscila entre la hora y las dos horas y media. Después descanso y estoy con mi pareja. Si no tuviera esta responsabilidad, entre comillas, del deporte, también lo practicaría.

-¿Cuál es exactamente su misión en el vasto mundo de los mercados?

-Soy experto en Bolsa española: valores del Íbex 35 y del Mercado Continuo. Creo mucho en la especialización: es mejor no saber de todos los activos que existen. Me dedico a esto desde hace 14 años. Lo que hago es muy simple: comprar barato y vender caro, o al menos intentarlo. Pero realmente no tiene una complicación más allá del sentido común. La Bolsa es un mundo superespecializado donde hay que tomar decisiones. Hay que tenerle respeto al dinero, esto no es un juego.

-Madre catalana, padre sirio.

-Ésa mezcla ha sido un privilegio porque al final de niño te permite viajar. Cada verano iba a Siria de pequeño, era como ir al pueblo. Estás cogiendo aviones a 5.000 km de distancia para aterrizar en sitios donde no hablan tu idioma, y eso con 5 ó 6 años, así que te tienes que espabilar. Aunque en el momento fastidiaba terriblemente, visto en perspectiva me ha ayudado. Chapurreo el sirio, pero no podría mantener esta misma conversación en ese idioma, por ejemplo.

-La guerra civil es noticia permanente en los medios y motivo de preocupación para la comunidad internacional. ¿Cómo la vive usted?

-Me preocupa porque tengo allí mucha familia: me quedan mi abuela, mis tíos y primos. Nosotros somos además cristianos, claramente minoría, y la alternativa al régimen actual es el integrismo islámico. Sabemos que en la situación anterior la minoría era respetada, y que si se produce un cambio tendremos incertidumbre y miedo.

-Nadar, correr y pedalear son sus tres grandes verbos fuera del parqué. ¿Hay camaradería en el triatlón?

-No. De hecho, los competidores de élite me detestan. No entienden cómo un tío que no ha ido a unos Juegos Olímpicos ni ha ganado un Iron Man puede tener los mismos o más patrocinadores que ellos. Me sabe mal que gente a la que admiro critique tu manera de enfocar el deporte. Si supieran la de marcas que intento que les patrocinen y la de marcas a las que rechazo patrocinar, quizás cambiarían de opinión.

-Su manera de enfocar el deporte...

-Soy la primera persona que lo entiende como una manera de comunicar. Quizás sea el primer deportista de deportes minoritarios que puede ganar dinero gracias a su habilidad comunicativa. A un tío que suba el Everest nadie le exige que sea el primero en escalada deportiva, y aquí ocurre lo mismo: lo que yo hago no es triatlón sino aventura. Igual me voy a la Titan Desert que al Seven Islands. Me encanta viajar, me encantan los desafíos deportivos y a mis marcas les doy un retorno económico tremendo gracias al cuidado diario de redes sociales, web, blog, etc... Lo que hay que entender es que las marcas no son imbéciles. Hay que ser muy arrogante para creerse más listo que las marcas. Si una compañía invierte 1 euro en ti, espera retornar al menos 10. Si no, olvídate.

-Siempre dice que la natación es un mero trámite en sus pruebas, que no le motiva.

-Es quizás la modalidad a la que menos sentido le veo. Siempre he huido de desafíos deportivos en los que me sintiera un hámster. Por ejemplo correr 200 kilómetros dando vueltas a un circuito de 1.000 metros. Siempre quiero que las cosas tengan sentido: paisaje y dureza. Con la piscina ocurre que te puedes ir a una ciudad tan bonita como Sidney y te encuentras la misma línea azul en el suelo que en cualquier otro lugar. La natación hay que mamarla de pequeño. Los grandísimos nadadores deben tener una cabeza increíble.

-Tampoco le gustan los dorsales.

-Compito diariamente en mi trabajo. Eso es la Bolsa. Quiero notar en el deporte ese punto del desafío, no del dorsal y la competición. Si no tuviera la Bolsa sería un killer de los dorsales.

-Fue jugador de baloncesto hasta los 17 años. El Barça le quiso fichar. Sus padres no le dejaron. Acabó en el equipo de L'Hospilalet. Un día jugaban contra el eterno rival. Perdieron de uno. Y lo dejó. ¿Por qué?

-Mi carácter es fuerte. Hasta hace poco, no sabía trabajar con los demás. Tras ese partido el entrenador me echó una bronca y el club me sancionó por una tontería que yo no aceptaba, así que dije: Ahí os quedáis, me voy con la bicicleta. Es cierto que mis padres no me dejaron irme al Barça. Ahora ven todo esto, los desafíos y las distancias que recorro, y piensan que se equivocaron, que el baloncesto era una apuesta mucho más prudente.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios