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Josefa Parra

"Bonald es desobediente y bastante deslenguado"

  • Esta poeta y trabajadora de la fundación Caballero Bonald publica su nuevo libro, 'Materia combustible'. Dice que hoy se lee más poesía que nunca y que internet es un canal fecundo para los poemas.

Josefa Parra (Jerez, 1965) es un referente para los lectores de poesía intimista. Sus pequeños poemarios, nunca más de 300 versos, se encuentran entre los tesoros de los embelesados. Como una de las responsables de Campo de Agramante, la revista literaria que edita la Fundación Caballero Bonald, selecciona la mejor poesía del momento, lo que coincide en el tiempo con la concesión del premio Cervantes a quien ella llama el jefe, José Manuel Caballero Bonald. La próxima semana sale a la venta su nuevo libro, Materia combustible.

-Vaya ajetreo en la Fundación con el premio al jefe. 

-Yo era de las que creía que no le daban al Cervantes.

-Qué falta de confianza.

-Si estos premios, como dice Pepe (Bonald), se lo dan a los viejos. Siempre había uno más viejo que yo, decía él. Pero no lo tenía claro. Los esperábamos hace tanto y lo merecía tanto...

-Trabaja en el barrio del poeta, en la casa del poeta. Qué palpito poético.

-Él, en su obra, canta a su infancia, sus azoteas solares, sus veranos de niño. Y eso se captura, esos agostos tórridos del barrio de San Miguel de Jerez. Lees a Bonald y te trasladas. Este barrio ha cambiado poco.

-Pero usted es santiaguera, del barrio de Santiago.

-Bonald también es muy santiaguero. Es un gran aficionado a los lugares de Santiago y a sus cantes.

-¿Es tan desobediente el Cervantes como él dice?

-Sí. Y bastante deslenguado. Dice las cosas como las siente y las dice bien, una cualidad escasa en nuestros días.

-Examen: su verso favorito de Bonald.

-Azulada por el nocturno oleaje... Es un poema que se llama Casa junto al mar. Él no lo tiene entre sus favoritos y no lo incluye en sus antologías, pero fue uno de los primeros que leí y me sigue emocionando. En realidad, es un poema sobre su casa de la infancia, desde donde no se ve el mar. Es la casa materna, la casa se funde con él. Todos tenemos esa casa materna que nos acompaña.

-La poesía es emoción.

-Bueno, no es tan fácil. La poesía no es sólo emoción, también es intelecto. Parafraseando a Bonald, la poesía es una mezcla de música y matemáticas.

-La generación de Bonald era muy golfa; la suya, no.

-Su generación era poco discreta. Escribían de sus farras. La mía no cuenta sus juergas, pero le aseguro que las tenemos.

-¡Cazada! Pertenece a una generación.

-Sí, claro, a la de la gente de mi edad, donde están los poetas de la experiencia, de la diferencia, de la disidencia...

-¿Qué nos dio la generación de Bonald, los Ángel González, Valente, Brines, Gil de Biedma...?

-El sentido del compromiso con su época y con la palabra poética, un trabajo serio. Eran golfos, vale, pero tenían la vocación de la palabra y la llevaron a sus últimas consecuencias.

-¿Y a cuál de ellos le debe más en sus poemas?

-Cada vez soy más bonaldiana, aunque en mis inicios me embrujaba ese ansia de libertad de los poemas de Gil de Biedma, la libertad a través del cuerpo. Pero con los años me leo y digo, uy, este binomio de palabras es de los del jefe.

-En tiempos de economía, ¿para qué sirve una Fundación como ésta?

-Un motor de creación.

-Bien, iré más lejos: ¿para qué sirve la poesía?

-Pues es muy útil en toda circunstancia. Es un refugio, una explicación, una búsqueda, una respuesta, una medicina. Lees muchas veces el mismo poema, no es como una novela. Ese poema te acompaña, regresas a él, lo necesitas. ¿Sigo?

-Será eso para los pocos que leen poesía.

-Eso es un tópico. Se lee más poesía que nunca. A lo mejor no se compra, pero internet está lleno de poesía. Es un canal fecundo.

-¿Leer poesía en una pantalla?

-El libro tiene el encanto de lo íntimo, te lo llevas a la cama, duermes con él... Internet es panorámico.

-Y ustedes los poetas no notan la crisis porque han estado en crisis siempre. La poesía es crisis.

-Pues no, la poesía no sabe lo que es la crisis porque siempre se ha escrito poesía y ahora se escribe más que nunca. Hay pequeñas editoriales con muy buen gusto que siguen adelante, revistas digitales dedicadas a la poesía. Y como nunca nadie ha podido vivir de esto... La poesía no se mide en términos económicos.

-Un arma cargada de futuro.

-Que me perdone Gabriel Celaya, pero yo prefiero una herramienta cargada de futuro. Pero no se vaya a creer, una llave inglesa también hace daño.

-Tras varios años vuelve a editar un poemario. Mucha gente lo esperaba, usted, tan intimista...

-Sí, dicen intimista, pero es una experiencia vital propia que vale a todos los demás. Si la poesía tiene trascendencia es porque habla de todos. Escribir un poema a tu amada, un poema de tú a tú, puede ser muy bonito, pero no deja de ser una carta si sólo sirve para dos. La poesía tiene que ser universal.

-Materia combustible se llama su libro. Usted, como yo, es del baby boom. Ya somos fungibles.

-Nos consumimos y renacemos. Ese es mi poema. Tiene tres partes: fuego, ceniza, fuego. Todos mis poemas son una narración. El hombre y la sociedad se iluminan, se apagan y vuelven a renacer. Ave Fénix.

-Pues estamos claramente en tiempo de ceniza.

-El rescoldo está calentito. Espero grandes cosas. Saltará por lo más banal. Ya nos han tocado la educación, la sanidad, lo laboral... Las revoluciones saltan por donde menos se espera.

-El 15-M no lo fue.

-Fue un mecherito. No estaba el terreno preparado.

-Loewe le dio un premio. ¿La poesía es un artículo de lujo?

-El lujo es prescindible, la poesía es imprescindible.

-¿Para los parados de la construcción?

-Los he visto en recitales de flamenco emocionándose con poemas de Lorca. La poesía encuentra sus propias puertas para entrar. Siempre está ahí.

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