David Selva · Doctor en Comunicación Audiovisual

"El videoclip electoral en España es esperpéntico"

  • Este profesor de la Universidad de Cádiz acaba de publicar el libro 'El videoclip. Comunicación comercial en la industria musical', un ensayo muy novedoso sobre un fenómeno poco estudiado.

–¿Qué videoclip le cambió la vida?

Small Hands, de Keaton Henson. No es una pieza relevante en la historia del videoclip ni nada similar. Es un videoclip muy sencillo y basado en un stop-motion con animalitos, pero que trata sobre la pérdida, la nostalgia y la soledad, y que es un complemento perfecto para la canción y su letra. Digamos que apareció en un momento de debilidad personal e hizo ese click en mí. 

–Ha escrito un libro sobre el videoclip. ¿Qué ha pretendido?

–Parece increíble que algo que ha estado presente en nuestras vidas desde hace décadas haya recibido tan poca atención en forma de publicaciones. En el ámbito internacional sí hay una larga tradición de estudios sobre el videoclip, pero las publicaciones españolas relevantes sobre este tema se cuentan con los dedos de una mano. Además, me interesaba mucho darle un enfoque publicitario a la cuestión, que es algo que tradicionalmente se dejaba de lado.

–¿El Thriller de Michael Jackson es un antes y un después en el lenguaje visual o estoy exagerando?

–No sé si exageras, pero mi corazoncito videoclipero está de acuerdo. El Thriller llevó al videoclip narrativo (el que cuenta una historia) a un nuevo nivel, contando con la estrella más relevante del momento, con un director de prestigio, y, en fin, creando algo que era cine de género aplicado a la promoción de un artista musical. No hizo nada tan nuevo, ya que el propio Jackson había estrenado antes Beat It y Billie Jean, que también contaban una historia, pero Thriller fue una especie de apoteósis del videoclip. Incluso en países con poca tradición, como España, consiguió ser un fenómeno.

–Se hablaba del videoclip como ejemplo de cultura exprés. Antes de Twitter, Whatsapp... 

–Es muy divertido leer las críticas que se formulaban al videoclip a principios de los 80, con la llegada de MTV. Imagino a los académicos del momento con anteojos y largas barbas, sorprendidos y horrorizados por aquella cosa tan dinámica y juvenil. Pero lo cierto es que, digamos, no era para tanto. Y, de hecho, muchas herramientas recientes convierten al videoclip tradicional en algo asumido casi por cualquiera. Dicho esto, también hay que decir que la mayoría de videoclips que funcionaron en su momento siguen siendo geniales hoy día, clásicos de la cultura popular: el Take On Me de A-Ha, el Bohemian Rhapsody de Queen ...

–¿Youtube ha cambiado el concepto de videoclip?

–Youtube ha sido una revolución para el videoclip a la altura de la que supuso MTV en los 80. Ha abierto un nuevo canal de difusión, ha cambiado las reglas del juego, ha permitido la irrupción de artistas y realizadores que no tendrían cabida en la televisión. Una herramienta que algunos consideraban moribunda es, de nuevo, algo vivo y con capacidad de sorprender.

–Bono dice que siempre tiene imágenes cuando escribe letras.

–Sí, hay muchos artistas que imaginan el videoclip mientras componen. Aunque muchas veces se considera que lo visual contamina la música, lo cierto es que lo más natural es que la música vaya acompañada de imágenes. Lo que hace el videoclip es enriquecer la experiencia musical, añadir significado a una canción.

–Habla del videoclip como elemento de la industria musical. Suponiendo que siga existiendo la industria musical....

–La verdad es que la situación es bastante mala. Sigue existiendo una industria, pero no tiene el poderío de otras épocas. No deja de llamar la atención que el videoclip más caro de la historia siga siendo Scream, de Michael Jackson. En parte es porque producir videoclips es mucho más barato que antes, pero también es porque los presupuestos han caído en paralelo a los beneficios de las compañías discográficas. En cualquier caso, la industria está en un momento de cambio, adaptándose tardíamente a las nuevas tecnologías, y es difícil pronosticar su devenir en los próximos años.

–¿A través del videoclip se puede observar el cambio de los modelos juveniles?

–Sin duda. En la medida en que el videoclip no deja de ser una herramienta de comunicación comercial para promocionar a un artista y este público es mayoritariamente joven. Comparar, por ejemplo, los videoclips de Michael Jackson y los de Miley Cyrus nos puede hablar bastante de los cambios. Además, el mero hecho de que MTV fuera abandonando el videoclip para centrarse en reality shows habla también de los cambios de la juventud. 

–¿Y los videoclips electorales? ¿Ha visto en las elecciones algún vídeo electoral que le dijera mira, ese vídeo da votos.

–Hay pocos ejemplos en España que no resulten pobres o esperpénticos. Uno llega a preguntarse qué ha pasado por la cabeza de unas cuantas personas a la hora de hacer determinados jingles y videoclips. El del alcalde de Oyón, el inolvidable Vallenato de Rajoy, el cover de Lady Gaga que se marcó un candidato del PP a Tarragona... Para mí la referencia de canción y vídeo electoral está en Estados Unidos, y fue el Yes, We Can de Obama. La primera campaña de Obama supo emplear la música y el videoclip de un modo verdaderamente brillante. Uno la pone al lado de cualquiera de los casos esp

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