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Matilde Coral. Bailaora

"Las de mi escuela se distinguen desde la última fila del Bolshoi"

  • Matilde Coral lee 'La reina descalza', de Falcones. Empezó a bailar en El Guajiro. Brilló en El Duende. Con Rafael el Negro tuvo tres hijos. Hizo Sevillanas y Flamenco con Saura y el Tratado sobre la Bata de Cola con Ángel Álvarez Caballero y Juan Valdés.

-¡Qué grandes son los diminutivos en Triana! Viniendo a su casa en la calle Pureza, uno ve placas de Antoñita Colomé, de Paquita Rico...

-Y Marujita Díaz. Coincidimos cuando yo empezaba a bailar con Eloísa Albéniz.

 

-En este barrio tienen arte hasta los betuneros. Ha pasado por su puerta el Chaque de Triana...

-Se ha muerto su hermano, el Bari. Pepa Montes y Ricardito Miño se han encargado de enterrarlo. No fui porque de noche no puedo ir ni a misa.

 

-Vecina de la Capilla de los Marineros, ¿la primera vez que se hizo a la mar?

-Con Coros y Danzas. Se metían con todos los críos. Fuimos en un cuatrimotor. Tenía dos motores en un ala y dos en la otra. A Nueva York fui jovencita. Noviembre de 1964. Nueve meses al Pabellón Español de la Feria Mundial.

 

-Cuando España celebra los 25 años de paz...

-Yo lo asocio con el primer aniversario de la muerte de Kennedy y con que me quedé embarazada de mi hija Rocío, que tiene 50 años y se encarga de la escuela.

 

-Nace en junio de 1935. El Betis ganó la Liga...

-Se la traje a los béticos.

 

-Y un año después, la guerra. ¿Qué le contaron?

-Que qué me contaron. En mi casa no se hablaba de la guerra, se palpaba. Se palpaba la posguerra, la falta de trabajo, las persecuciones, los miedos. La época de hablar bajito, que hablábamos más bajito que los ingleses, que ya es decir. Hay cincuenta ingleses y parece que hay uno y nosotros hay uno y parece que hay veinte mil, pero eso ha venido después. Entonces se hablaba bajito y se miraba para atrás por si venía alguien. Una época fea, mala. No quiero conocer otra igual. La estamos viendo por desgracia, criaturas huyendo de la guerra, son niños, por Dios. 

 

-¿Qué se puede hacer?

-Por esos niños yo iría a bailar al Congo si hace falta. El Rey de España me dio el premio de Unicef con Miguel de la Quadra-Salcedo.

 

-Que no pudo ir a los Juegos de Melbourne con la jabalina porque España los boicoteó...

-A Melbourne fui a bailar con José Greco y casi me coge un tranvía por celebrar que Santana había ganado al tenis en Australia.

 

-Bailaora sin fronteras...

-Con José Greco recorrí el mundo entero. Esta individua sigue siendo muy perfeccionista. A mí no me gustan las cosas a medias. Hay una estela de la perfección que hay que buscarla, cogerla y no soltarla.

 

-Para una gran artista...

-Yo no soy grande, cielo, grande es Einstein, que no se está equivocando y el mundo se está acabando. No soy grande, soy una trabajadora, investigadora.

 

-A pocos metros de su casa vivió y murió Demófilo, padre de los Machado y del folclore...

-La danza es algo autóctono, nuestro, que no es de cualquiera. Hay destructores, no detractores, porque intentan destruir esas raíces tan hermosas. Yo soy peligrosa, palabra de honor. No me gusta protestar, pero estoy muy indignada.

 

-¿Qué tal se lleva el poderío con el poder?

-Malamente, corazón. O das golpecitos en la espalda o no te comes una rosca.

 

-¿Qué le indigna?

-Llevo dando clases la tontería de cincuenta años. Por mi escuela han pasado los mejores maestros. Pedro Azorín, maestro jotero de Aragón; Victoria Eugenia, Juanjo Linares, los Pericet. Han salido María Pagés, Isabel Bayón, Rafaela Carrasco y otras que no quiero nombrar porque no merecen la pena. Me ignoran, pues las ignoro, creo que tengo derecho. Pasó Pepa Montes, última de la escuela seria y sobria. Las de mi escuela se distinguen desde la última fila del Bolshoi. No he creado nada, desempolvé un arte que crearon la Coquinera, Pastora Imperio, Rosario.

 

-¿Ha hecho escuela?

-Creo que sí, pero ahora se llevan otras cosas. Yo no voy a la mitad de los espectáculos porque me duermo, porque no lo entiendo y me da vergüenza.

 

-¿A quién beneficia?

-A los de fuera, vienen con dinero, tienen fundaciones y la verdadera estirpe del baile se va perdiendo.

 

-¿No la reconocen?

-Tengo la medalla de Andalucía, la de Bellas Artes, tantas medallas para qué. A mis ochenta años no me han dado la del Trabajo. Pero sabes qué te digo. Que me da igual. Mi medalla está en la calle. En Jerez he visto a hombres quitarse la chaqueta y tirármela.

 

-¿Cómo la contrató Carlos Saura?

-Estaba en Chipiona veraneando.

 

-Hace años fue en las listas del PA, partido que acaba de desaparecer...

-Me da mucha lástima por los padres de la bandera andaluza, que algunos perdieron la vida por ella. Dios es testigo de que siempre voté al mismo partido. ¡Que viva Andalucía! Andalucía siempre ha sido independiente, no necesita independencia ninguna.

 

-Triana tiene su república independiente, fórmula que copió hasta Ikea...

-Mi padre era un republicano de pro. Decía que en todas las familias había una desgracia porque yo le salí católica. Y él tenía el número 28 de la hermandad de la O. Los niños se crían en los dinteles de las iglesias escuchando el ruido de los tambores.

 

-¿Sigue la política?

-Quiero felicitar a la presidenta por lo que ha trabajado durante su embarazo.

 

-¿Reza mucho?

-Todos los días y por parcelas. Se me murió Rafael, un gitano precioso, lorquiano, capillita hasta la médula. Me quedé desmembrada. Sólo le pido a Dios que me muera con mis hijos cerquita, de día, con sol y muy rápido. Rezo por los que me faltan. Por el Farruco, con el que hice Los Bolecos bailando por Miguel Hernández y Lorca, que no le gustaban nada a un comisario que no nos dejaba tranquilos. Rezo por Chano Lobato y por Peregil. 

 

-¿Ha tenido japoneses?

-Más que Hiro-Hito.

 

-¿Qué añora?

-Las buenas costumbres. Mi madre era una señorita culta y mi padre un adoquinador de primera. Me crié con gitanos únicos. Vivían detrás de mi casa, en un barrio que le decían el Barrio Chino o la Ciudad sin Ley. Llegaron después de la guerra de todos los sitios de España. Con sus cantes, con sus comidas, esos olores que el aire empujaba de Triana a Sevilla. Los gitanos son una estirpe indomable. Son únicos. Me fastidia mucho que los no-gitanos presuman de gitanería porque son inimitables.

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