España

El Rey traslada a la Guardia Civil su orgullo por su trabajo

  • El monarca realiza su tercer viaje oficial a Algeciras y séptimo al Campo de Gibraltar para conocer el buque 'Río Segura' y el Centro Regional de Vigilancia Marítima, la vanguardia de la labor del Instituto Armado

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, levantó su copa y propuso brindar por "el primer guardia civil del país". El Rey, amable y afable, concedió que sí, que lo es, "pero honorario". Su Majestad, con el uniforme de capitán general del Ejército de Tierra, le entregó su "enhorabuena" a los que son como él, pero no honorarios. Se sentía "orgulloso" de ellos y su brindis fue por España

 

La escena, ajena a focos y micrófonos, se vivió ayer en la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras y coronó el viaje de don Juan Carlos a la ciudad para visitar dos de los instrumentos más valiosos con los que el Instituto Armado lucha en el Estrecho y más allá contra el delito, esto es, el buque Río Segura y el Centro Regional de Vigilancia Marítima (CRVM).

La tercera visita oficial de Juan Carlos I a Algeciras y séptima al Campo de Gibraltar duró dos horas y media. En ese espacio de tiempo el monarca conoció de primera mano la que es la mayor embarcación del Servicio Marítimo y un centro de operaciones que coordina la vigilancia terrestre, marítima y aérea de toda la costa andaluza y la de Ceuta y Melilla. En ambos casos son incorporaciones recientes al operativo con el que la Guardia Civil combate, sobre todo, el narcotráfico y el tráfico ilegal de personas.

 

El helicóptero del Rey aterrizó en Isla Verde minutos después de la una de la tarde. En el breve trecho hasta el muelle, donde estaba atracado el Río Segura, le hizo los primeros metros al coche oficial. Delante del buque esperaba perfecta una compañía de honores, con agentes de varias unidades. La banda de música de la Guardia Civil, llegada desde Valdemoro, recibió al monarca con el himno de la nación y  don Juan Carlos fue informado de novedades.

Su Majestad viajó, además de con el ministro del Interior, también con el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa; el director adjunto operativo de la Guardia Civil, teniente general Cándido Cardiel; el jefe del Mando de Operaciones de la Guardia Civil, teniente general Pablo Martín; el jefe del Servicio Fiscal y de Fronteras, general de división Gregorio Guerra; y el jefe del Mando de la 4ª Zona de la Guardia Civil, general de brigada Laurentino Ceña.

  

El comandante del Río Segura, Jorge Fajardo, explicó al Rey los entresijos de un barco que tiene una autonomía de 62 días de navegación. Con esta embarcación, presentada hace algo más de un año, la Guardia Civil puede llegar donde antes no alcanzaban los motores. Con ella es capaz, por ejemplo, de abordar en el Atlántico un barco sospechoso de narcotráfico. 

 

Ayer el Río Segura se movía suavemente con las olas que provocaban las salidas de varios ferrys, pero no tiene su base en el puerto algecireño. Se mueve sobre todo por Canarias y el Atlántico. Algún periodista de fuera preguntó si es uno de los barcos que protege a los pesqueros campogibraltareños en las aguas próximas a Gibraltar desde que se inició el conflicto. La anécdota es reveladora por una cuestión evidente. El Rey vino a visitar el Río Segura y el CRVM, sí, pero a nadie se le escapaba que con el viaje traía su apoyo y su calor para las patrulleras del Servicio Marítimo que escoltan a los pescadores y, en general, para todos los agentes de la Comandancia comarcal. Y se notó en los profesionales del cuerpo.

 

Don Juan Carlos dejó el buque y la placa que ya recuerda que ayer lo visitó pasada la una y media. Al abandonar el barco se observó por primera vez una muleta de la que se sirvió durante la jornada en algunas ocasiones. Montó de nuevo en el coche oficial con destino a la Comandancia.

 

En la sede central de la Guardia Civil de la comarca fue donde don Juan Carlos fue recibido por los mandos locales, con el coronel Marcial Vázquez al frente. Las autoridades civiles ya estaban dentro preparando la reunión programada con los pescadores.

 

El monarca visitó la Comandancia porque es allí donde se encuentra el Centro Regional de Vigilancia Marítima, pero no subió a él, sino que supo de sus posibilidades, como acceder a las cámaras de todos los SIVEs de España, en el salón de actos de las dependencias, donde se habilitaron varias de las funciones del servicio en diversas pantallas y terminales. Se veía nítida la Río Miño, captada por la cámara del Cabo Sacratif, en Granada. El Rey, además, conectó por videoconferencia con los centros de coordinación de Madrid y Canarias y fue informado de la marcha de la operación Indalo, en la que justamente participa la Río Miño.

 

Su Majestad también descubrió otra placa en la Comandancia y firmó en su libro de honor. A la salida, antes de los brindis, saludó ya a autoridades civiles, entre ellas el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce; el subdelegado del Gobierno en Cádiz, Javier de Torre; el subdelegado de la Junta, Angel Gavino; el presidente de la Mancomunidad, Diego González de la Torre; y el presidente de la Autoridad Portuaria, Manuel Morón. Pero, sobre todo, el monarca también saludó a medio centenar de agentes que aguardaban bajo un sol imponente. Posaron con don Juan Carlos emocionados. El valor de una visita real. 

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