Vivir en Sevilla

La gala equina de la preferia

  • La Plaza de Toros de la Maestranza volvió a ser escenario un año más de la tradicional Exhibición de Enganches, una cita en la que participaron 64 carruajes en su trigésima edición.

Si las instantáneas que sevillanos y visitantes tomaron este domingo al mediodía en la calle Adriano se revelasen en sepia, bien podrían pasar por estampas del siglo XIX o principios del XX, cuando el transporte giraba en torno al caballo. Hasta 64 carruajes se dieron cita en la torera vía en el domingo de preferia para participar en la XXX Exhibición de Enganches, que organiza el Real Club de Enganches de Andalucía (RCEA) con la colaboración del Ayuntamiento de Sevilla y la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Una edición que se dedica a la capital andaluza, urbe que está considerada como cuna de esta tradición.

La calle Adriano fue escenario un año más para el deleite pausado. Momento para admirar los detalles de los enganches, conocer a sus propietarios y descifrar el lenguaje equino. Las mujeres de mantilla, a las que iban evaluando los diseñadores Victorio & Lucchino, entre otros jueces del concurso que se realizó de esta tradicional pieza, coleccionaron piropos a bordo de los carruajes a la calesera, la forma más popular de enganche en Andalucía. Y, al mediodía, la Puerta del Príncipe de la Plaza de Toros de la Maestranza se abrió para que, tras sonar el himno nacional, iniciase la exhibición el Escuadrón y la Batería de la Guardia Real, junto al carruaje en el que Carmen Tello, madrina del evento, y su hija María del Carmen Solís Tello. Ambas pasearon por el ruedo del coso sevillano en una carretela vinder del siglo XIX tirada por caballos purasangre española con guarnición a la calesera, propiedad del presidente del RCEA, Jesús Contreras. Durante los ejercicios ecuestres del batallón, uno de los efectivos a caballo cayó al suelo, ocasionando, por suerte, sólo el revuelo del público. Compuesta la formación, se añadieron al espectáculo dos carromatos con cañones cargados por vastos ejemplares hispanobretones, que sorprendieron por su robusto tamaño y su agreste aspecto, y se simuló un disparo. "La única representación de esta guardia que queda en la ciudad es la de la Hermandad de la Paz", detalló el locutor que se encargó del relato del evento.

Con la retirada de los oficiales, comenzaron a lucirse en el coso los primeros enganches. Abrieron el cortejo dos coches de servicio público -como los 98 que cada día ofrecen paseos desde distintos puntos del casco histórico-, seguidos por los mulares y varias limoneras. Entre ellas, la que conducía Antonio Miguel Repullo del Pino, de apenas 13 años y que el sábado se alzó con el primer premio en esta modalidad en el Concurso Internacional de Enganches de Tradición Ciudad de Sevilla.

Un octavo de los cocheros, esto es, ocho de los 64 participantes, fueron mujeres. La segunda tanda de carruajes fue la "más femenina", según la definió el speaker, ya que hubo hasta tres coches dirigidos por señoras en esta ronda. Entre ellas, Ana María Bohórquez al mando de un tronco curricle a pompe, la cochera más veterana. Y, como contrapunto, la exhibición de las nuevas generaciones, como los jóvenes Joaquín y Gregorio Aranda, de 12 y 17 años, que guiaron un faetón de guía y un going to cover, respectivamente.

La exhibición, que concluyó con los carruajes de cinco caballos, medias potencias y cinco a la larga, continuó con un desfile de los participantes hasta la Plaza de España.

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