DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Reyes de la Feria

El penúltimo revolucionario

  • En su debut de novillero en la Maestranza cortó tres orejas, pero no le dejaron salir por la Puerta del Príncipe De matador ya salió dos veces al Paseo de Colón, una de ellas en un sábado de preferia

REBASADO el ecuador de la Feria, en este serial de privilegiados entra de pleno derecho el último revolucionario del toreo. Paco Ojeda, desde que debuta con caballos en su pueblo en julio del 78, copa la Fiesta, por lo que viene a este apartado por la puerta grande. Francisco Manuel Ojeda González, Paco Ojeda en el mundo, nace en una choza de la Marisma, en el término de La Puebla del Río, el 6 de octubre de 1954, por lo que aquel su debut con caballos en la plaza de su pueblo adoptivo, Sanlúcar de Barrameda, lo hace ya talludito y bajo el apodo de El Latero.

A partir de ahí, después de cortarle el rabo a dos novillos de Manuel Camacho alternando con Espartaco y El Mangui, la gloria y los socavones. Llama la atención desde el primer día, lo ficha Camará y toma la alternativa en El Puerto el 19 de julio de 1979. Ya matador de toros, su estrella languidece, Camará y él rompen, lo coge Juanito Belmonte, resucita en Madrid un domingo de julio del 82 con un encierro de Cortijoliva, forma un lío en Sevilla por San Miguel y remata el 12 de octubre cortando cinco orejas con seis toros de Manolo González.

Cambia de apoderado en favor de José Luis Marca, que se convertirá en su suegro, y le pelea a Paquirri el liderato del escalafón de matadores para romper todos los récords en cuanto a tirón taquillero y facturación. Pero circunscribiéndonos a Sevilla hay que decir que ya en su presentación de novillero, el 20 de mayo de 1979, formó un alboroto en una plaza plagada de sanluqueños y de ecijanos que habían venido al conjuro del astigitano Antonio Ramón Jiménez y de los ribereños El Mangui y Ojeda. Paco cortó tres orejas, pero a pesar de lo que presionaron sus paisanos, la autoridad no consideró conveniente que lo sacaran a hombros al Paseo de Colón.

Su debut como matador de toros en la Feria es el 22 de abril del 80 con una corrida del Marqués de Domecq. Forma terna con Curro Romero y Manolo Cortés y no pasa nada. Sumido en un bache muy profundo, no viene en la del 81 ni en la siguiente, pero su resurrección en Madrid y, sobre todo, en Sevilla hace que sea contratado con mucha fuerza para la del año 83. Primera corrida de Feria, sábado 16 de abril, lleno a reventar en la Maestranza. El sol anda oculto y celaje panza de burra que amenaza lluvia, pero que va a quedarse en el amago. La expectación está más que justificada, ya que abre cartel Curro Romero para darle la alternativa al pujante novillero utrerano Curro Durán y testifica el hombre que está a punto de hacerse con las llaves del toreo y con las del Banco de España, Paco Ojeda.

Y esa tarde de nubes y bochorno surge el toreo. Romero formó un auténtico alboroto, voltereta incluida, alargando con el capote el primer tercio en vista de la negativa del presidente a cambiarlo. Curro Durán le cortó una oreja a cada toro en tarde dignísima, pero quien coparía el protagonismo del suceso iba a ser Paco Ojeda. Acortando las distancias hasta lo físicamente disparatado, con su personalísimo toreo de cercanías y verticalidad, Ojeda salió disparado hacia las alturas del escalafón tras cortar tres orejas y franquear por segunda vez la Puerta del Príncipe.

Veintidós tardes hizo Paco el paseo en la Feria de Sevilla alternando las de éxito con otras en que las cosas no salieron, pero su cumbre ferial fue en esa sabatina del 83. Siempre a partir de ahí se anunció en tres corridas menos en 2002, su último año en la Maestranza. Ahí sólo actuó el Domingo de Resurrección alternando con José Tomás y El Juli para matar una corrida de Torrealta. Esa corrida fue la última de su vida en Sevilla, dándose el caso de que ocurrió tras su aventura como rejoneador en las ferias de 1997, 1998 y 1999.

Cuajó un toro de Salvador Domecq el 18 de abril del 86 con Emilio Muñoz y Tomás Campuzano, le cortó una oreja a un toro de Manolo González el 22 de abril del 88 junto a Paula y Manzanares y hubo un día en que se quedó con Romero mano a mano por el cornalón que un toro de El Torero le infirió a Emilio Muñoz.

Le cupo el honor a Ojeda de figurar en el cartel que el Lunes de Pascua del 92 se anunció para lustrar la inauguración de la Expo. Ese 20 de abril, con la plaza a reventar, hizo el paseíllo con Curro Romero y Espartaco. Fue su última Feria y en ella cortaría la última oreja como torero de a pie en Sevilla. Fue el 29 de abril a un toro de Guardiola junto a José Antonio Campuzano y Rafi Camino. A caballo tocó pelo el domingo 25 de abril de 1999, tras haber figurado en las corridas de rejones de los años 1997 y 1998.

Hasta aquí la historia sevillana del que bien podría considerarse último revolucionario del toreo y creó escuela, pero escuela complicada de seguir. Torero más intenso que extenso, donde él se ponía, y se quedaba, enterrando las zapatillas en el albero y que pasase lo que Dios quisiera, resultaba complicado para el proselitismo. Juan Belmonte cambió el toreo de piernas por el de brazos, Manolete añadió hieratismo y verticalidad, así como Ojeda lo juntó todo para que de él saliese un torero irrepetible. Algo tendría este marismeño para que en 2013 le entregaran los Reyes en El Pardo el primer Premio Nacional de Tauromaquia.

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