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Feria de Abril

Tránsito de la bulla al sosiego

  • Las colas en la Calle del Infierno recordaban a la Expo: Mónaco era el 'Ratón Vacilón', Canadá el 'Gusano Loco'. La madrina octogenaria, rodeada de sus hijos y nietos, vivió 42 Ferias en el Prado, 42 en los Remedios.

Bulla del jueves noche, sosiego del viernes tarde. Curioso el contraste como si las manecillas del calendario ferial también se ajustaran a las calendas de la botellona, que convierte el jueves en chupinazo del fin de semana. Las colas del jueves en la Calle del Infierno eran un homenaje a la Expo del 92, aunque el pabellón de Mónaco era el Ratón Vacilón y el de Canadá el Gusano Loco.

Era una odisea intentar entrar en una caseta para tomar un tentempié. Donde había sitio, acababan de reconvertirlo como pista de baile. Donde había invitación, no estaba el socio que servía de contacto. Así fue la familia de descarte en descarte, que en plural sale Renato con el discurso del método, y de intentar cenar en la caseta del Ilustre Colegio Notarial de Andalucía acabó en La Pecera. En la puerta, Marx y Engels después de un máster en culturismo. Dentro, una coctelera interclasista de atuendos y como tapa estrella la carrillada republicana. Curioso equívoco con el Carrillo que firmó el acta de defunción de la dictadura del proletariado, tapa y ración, y apostó por la bandera y por la Monarquía.

El viernes arrancó mucho más tranquilo, con la panzaburra sobrevolando el toldo celestial. La Feria es el marco de entrevistas imposibles. Una de ellas fue la que no le hizo ayer Susanna Griso, reina de las mañanas televisivas, esa hora que en la Feria no existe, a Juan Antonio Ruiz Espartaco, que hacía un vertiginoso paseíllo de triunfador, un plebiscito cotidiano. Caminaba con su hijo. En alguna de las casetas está el cartel del Domingo de Resurrección de su reaparición y despedida.

Espartaco iba por una calle paralela a Espartero. Un baño de popularidad sencilla, nada impostada. Treinta años después de su consagración. Sale la gente de las casetas para saludarlo. En Joselito el Gallo tuerce por Pepe Luis Vázquez. Le invitan los socios del Club de Tenis y uno recuerda la guasa de Paula con el público del toreo y el del tenis. Lo invitan a entrar en La Badila entre fotos con los móviles.

Los Amorosos. Es la caseta en la que está con un grupo de amigos Antonio Bustos, mantenedor desde hace un cuarto de siglo del Curso de Temas Sevillanos. ¿Habrá un tema más sevillano que la Feria? Para la glosa y la controversia, para el pregón y la filípica. ¿Hay manigueteros en la Feria? La pregunta se la deja en el aire el cronista a Manuel Jesús Roldán, cuyos libros sobre Semana Santa siguen en los escaparates. Dicen que la palabra Sevilla en un libro supone un incremento de lectores. Los anónimos derechos de autor de la ciudad. ¿La Feria es de Sevilla o de Abril? Son sinónimos de primavera en este día 25 de abril que suena a revolución de los claveles, que en su fuero interno celebró el martes Pilar del Río, viuda de Saramago, vistiendo un traje de gitana de Encarna, viuda de Juan Teba.

El americanista Luis Navarro García atendía a sus amigos en la caseta La Encomienda y la Embebienda, tan americana como el Archivo de Indias o la historia de Tupac Amaru contada por Eduardo Galeano. En el mismo plano familiar come con su familia, más numerosa que numerada, María Teresa Alvarado, viuda de Manuel Otero Luna. Esta sevillana pertenece a una generación que se merece un homenaje. A sus 84 años, ha vivido 42 Ferias en el Prado y otras tantas en Los Remedios. Ha visto crecer exponencialmente la familia en ese tránsito. Ayer proveía de fondos a su nieta Gema para ir a los cacharritos de la Calle del Infierno.

El 12 de octubre no le pasará desapercibido a Rafael Astola. Estaba en la caseta de la prensa con su hija, la bailaora Pilar Astola, y su yerno, el periodista Rafa Cremades. Astola puede presumir de que el día de la Hispanidad del 65 le indultaran un toro en la Maestranza. Se llamaba Laborioso y fue devuelto a pastar a la finca del marqués de Albaserrada en Gerena. Murió de viejo y de semental por la sutileza taurina de este matador que compartió paseíllo en la Maestranza con Pedrín Benjumea y Paco Puerta, primo de Diego Puerta, el diestro del Cerro del Águila.

Ayer el Betis estaba en Vitoria y el Sevilla volvía de San Petersburgo. La mítica Leningrado. El próximo viaje será a Florencia, famosa por el síndrome de Stendhal que hacía sucumbir a los visitantes ante los encantos de la ciudad. Porque no han venido a Sevilla. A la Sevilla de Abril.

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