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Los diputados italianos derrochan en fiestas de lujo mientras el país recorta

  • En el Lazio se han destapado fiestas de más de 100.000 euros pagadas con dinero público. El ex jefe del partido de Berlusconi en la región ha sido detenido por malversación.

La crisis de deuda bulle en Italia, pero algunos políticos regionales parecen vivir ajenos a esa realidad. El escándalo Laziogate, según el cual políticos y diputado habrían derrochado dinero público sin freno, ha conmocionado al país. El Gobierno del primer ministro Mario Monti quiere ahora actuar con fuerza contra la corrupción.

Fiestas con toga como en la antigua Roma, con champán y ostras para cenar. Mientras el Gobierno de Mario Monti pide en el mundo que se confíe en Italia y muchos ciudadanos no saben cómo seguir pagando sus gastos bajo el garrote de la crisis, los políticos de algunas regiones del país gastan a mansalva a coste de los contribuyentes. En la región del Lazio, en el centro del país, se destaparon fiestas romanas de más de 100.000 euros, con costosas noches de hotel, vino y corbatas de lujo: el escándalo ha sacudido el país.

En los diarios se habla ya de un nuevo tangentopoli, como se conoció al mayor escándalo de sobornos en Italia de los años 90. Siete de las 20 regiones del país están en el punto de mira de los investigadores, que estudian los gastos en Lazio, Piamonte, Campania, Basilicata, Emilia Romaña, Sicilia y Cerdeña. A veces se trata de malversación, a veces de sobornos y otras veces simplemente los políticos se sirvieron una porción muy generosa de fondos públicos. El presidente de la conferencia episcopal italiana, el cardenal Angelo Bagnasco, habló de una "cuestión vergonzosa". Y el presidente del Tribunal de Cuentas, Luigi Giampaolino, dijo que se trata de una enfermiza costumbre. "Pero no habíamos pensado que, de ser verdad, pudiera llegar tan lejos".

Bajo el shock del Laziogate los líderes regionales ya pudieron avistar las consecuencias: este jueves el Gobierno de Monti quiere deliberar sobre un decreto que limite y reduzca los gastos de los políticos. La propuesta incluye una reducción de los diputados regionales, el recorte de los fondos públicos y un mayor control de los gastos. El Tribunal de Cuentas tendría más competencias. "Son medidas adecuadas y necesarias", dijo el presidente de la Conferencia regional Vasco Errani. Pero muchos se preguntan por qué han tardado tanto en llegar.

A Monti le queda poco tiempo. Su gobierno quiere sobre todo sacar adelante por fin una ley anticorrupción que prevé penas mayores y que pretende combatir mejor los delitos en la administración pública, pero también en la economía privada. Aún se debaten los detalles. "Hemos llegado casi al objetivo", dijo la ministra de Justicia, Paola Severino. Según el Tribunal de Cuentas, la corrupción cuesta al país unos 60.000 millones de euros al año.

Pero las regiones son sólo uno de los escenarios: también en los partidos dominan estas desviaciones. Desde hace meses es investigado el ex tesorero del antiguo partido La Margarita, Luigi Lusi, así como el ex socio de la coalición de Berlusconi, Umberto Bossi, que dirigió el partido de derechas Liga Norte, acusado de desviar dinero del partido para su familia. El Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi se ha visto especialmente afectado. Contra el presidente del partido en Lombardía, Roberto Formigoni, pesan sospechas de que se dejó pagar las vacaciones. El ex jefe regional en Lazio Franco Fiorito fue detenido por sospechas de malversación de al menos 750.000 euros. Fiorito ha negado las acusaciones y asegura que no rompió las reglas, aunque sí que se aprovechó del generoso sistema de gastos.

"Una catástrofe, no quiero tener que pasar vergüenza cuando salga de casa", dijo la presidente de Lazio, Renata Polverini, que presentó su dimisión la semana pasada, tras conocerse que los diputados de la región malgastaron cifras millonarias, aunque quizá dentro de la legalidad. Ella dice no saber nada pero casi nadie cree que la política que llegó al poder en 2010 con ayuda del PDL permaneciera ajena a todo.

Berlusconi, que posiblemente volverá a ser candidato en las elecciones de primavera, intentó silenciar el escándalo. El político de 76 años contra el que está en marcha el proceso Ruby Rubacuore -acusado de tener relaciones con una menor de edad y por abuso de poder-, ya estuvo en el punto de mira por las fiestas salvajes en su villa, aunque siempre dijo que él mismo pagó sus propias orgías. El escándalo en Lazio vuelve a arrojar una imagen mala de la política. La ministra del Interior, Annamaria Cancellieri, advierte del peligro de que se generalice la desconfianza y señaló que hay también miles de personas que actúan correctamente. "Italia es un país sano moralmente".

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