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Elecciones

La extrema derecha austriaca sale reforzada de las urnas

  • El partido Socialdemócrata se perfila como vencedor de unos comicios en los que los auténticos vencedores son las dos formaciones de ultraderecha, que acaparan el 30% de los votos.

Los primeros resultados oficiales de las elecciones legislativas austriacas confirman la victoria del Partido Socialdemócrata de Austria (SPO), que se haría con un 29,71 por ciento de los votos, frente al 25,61 por ciento logrado por el Partido Popular Austriaco (OVP).

 Sin embargo, los auténticos vencedores de los comicios podrían ser el Partido de la Libertad de Austria (FPO), liderado por Heinz-Christian Strache y la Alianza para el Futuro de Austria (BZO) de Jorg Haider, las dos formaciones de ultraderecha que lograrían el 18,01 y el 10,98 por ciento de los votos, según estos datos preliminares.

El significativo ascenso de la extrema derecha nacionalista y xenófoba en las elecciones austríacas, que ha logrado acaparar el 30 por ciento de los votos, ha sido consecuencia del fracaso de los grandes partidos, pero también del éxito de una campaña centrada en la amenaza de la pérdida identidad nacional.

El Partido Liberal (FPÖ) y la Alianza por el Futuro de Austria (BZÖ), dos formaciones clónicas en sus mensajes contra la UE, los extranjeros y la clase dirigente, ha removido con esos pingües resultados la escena política del rico país alpino.

Esta extrema derecha se asienta en un mensaje nacionalista en el que "la patria" se emplea como barrera ante lo que pregonan que es el peligro de que el pequeño país pierda su esencia por el empuje de los inmigrantes, por un lado, y de la UE, a cuya "burocracia" se atribuyen casi todos los males de la nación, por el otro.

Una estrategia que cala hondo en una nación en la que la tendencia al aislacionismo y el miedo a quedar diluida por los grandes países que le rodean es casi endémica desde su fundación como república en 1918.

Así, tanto el creador de este discurso en los años 80, el populista Jörg Haider, fundador del FPÖ y hoy en el BZÖ, como su antiguo discípulo y ahora líder del partido, Heinz-Christian Strache, representan una derecha que se basa más en la clase obrera que en la acomodada, y que no tiene el poso de conservadurismo religioso de otras derechas europeas.

Durante la campaña, Strache ha insistido en señalar a la inmigración, sobre todo de religión musulmana, como una amenaza, tanto por su supuesta implicación en la delincuencia, como por la importación de costumbres "ajenas" a la cultura y la tradición austríacas.

"Austria primero, en vez de la multiculturalidad del SPÖ", reza uno de los carteles electorales, en los que se acusa a los socialdemócratas de pretender que "los austríacos se sientan extranjeros en su propio hogar".

Además, ha planteado que los extranjeros sean registrados en un sistema aparte de la seguridad social, limitar las prestaciones para los no austríacos y que los solicitantes de asilo implicados en delitos sean expulsados inmediatamente.

Haider, su antiguo mentor y hasta hoy enemigo acérrimo, propone incluso extender a toda Austria la prohibición de edificar mezquitas que ya impera en Carintia, la región de la que es gobernador.

La segunda pata de la campaña ha estado sustentada en la crisis económica y en el encarecimiento del coste de la vida.

Pese a que Austria es uno de los países más prósperos de la UE y la crisis le ha afectado menos que a sus socios comunitarios, Strache ha aprovechado la ocasión para señalar a Bruselas como responsable de la pérdida del poder adquisitivo.

Desde el FPÖ se denuncia el dictado comunitario, la pérdida de independencia de Viena a la hora de decidir sobre su propio futuro y se alienta un euroescepticismo visceral.

"HC Strache no se arrodilla ante Bruselas y apuesta por un referéndum sobre el tratado de reforma" de la UE, se lee en otro de sus mensajes de campaña.

Este técnico dental de 39 años no ha dudado en atacar a las grandes corporaciones y denunciar la venta de bancos y empresas nacionales a los "turbocapitalistas" y apostar por una economía más proteccionista basada en el consumo interno y la rebaja tributaria a la clase media.

Así, con el lema electoral de "Ahora se trata de nosotros, austríacos", el FPÖ ha alcanzado el 18 por ciento de los votos, lo que sumado al 11 por ciento de Haider coloca a la extrema derecha como segunda fuerza política.

Un éxito que recupera el logrado por Haider en 2000, cuando logró elevar al FPÖ hasta el 27 por ciento, lo que permitió su entrada en el Gobierno, con un discurso similar y de aguda crítica contra socialdemócratas y democristianos, que se habían repartido el poder en Austria desde mediados de los años cincuenta.

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