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Cultura

"Mis dibujos persisten en el engaño"

  • El artista sevillano mantendrá hoy un coloquio en la galería Rafael Ortiz sobre su muestra 'La escena y el solar' · La arquitectura y la poesía grecolatinas inspiran estos trabajos que reflexionan, con ironía, sobre el espacio.

En el último lustro el nombre de José Miguel Pereñíguez se filtra en cualquier conversación que tome el pulso a la nueva escena de artistas andaluces. Creadores de vocabulario pictórico tan diferente al suyo como Luis Gordillo han llamado la atención sobre la obra repleta de tensiones y referencias al pasado de este sevillano del 77. Pereñíguez muestra ahora en la galería Rafael Ortiz La escena y el solar, una serie de obras realizadas en el último año y medio sobre la que mantendrá hoy un coloquio a partir de las 20:30. El peso de la tradición grecolatina en este trabajo, inspirado por la poesía de Alceo y la antropología urbanística de Roma, es una de las cuestiones que tratará.

"En mi anterior exposición en esta sala, Presencia de ánimo, había referencias a ese ciclo que tiene que ver con el desarrollo de la modernidad, desde el Romanticismo a la Segunda Guerra Mundial, pero no un interés tan filológico como ahora. Me apasiona que, siendo el grecolatino el fundamento de nuestra cultura, sea un mundo tan arcano, tan difícil de conocer en profundidad y con tantas capas de sentido que permanecen ocultas. Junto a esta reflexión, la otra idea que une las piezas de esta exposición es el espacio visto como cubículo, como casa o como ciudad", declara sobre sus pulsiones creativas.

La inspiración para abordar Roma la halló en un libro titulado La idea de la ciudad de Jossep Ripwer "que encontré por casualidad en una librería de viejo. Es una obra muy bonita y erudita sobre la antropología de la ciudad antigua". En esas páginas, entre descripciones literarias y referencias documentales de Ovidio y Plutarco, entre otros, encontró aspectos relativos a la fundación de Roma que fija visualmente en los 12 dibujos que componen Mundus. Es la pieza central de esta muestra y parte de unas maquetas que él ha modelado en pasta en su taller y que pueden verse al fondo de la galería.

"En Mundus tomo como elemento central el pozo donde, según los relatos míticos, eran depositadas las ofrendas que debían asegurar la protección de los dioses tutelares. Una cámara interior excavada que estaba en el cruce de las dos vías principales de Roma, cubierta por una especie de losa y que servía como puerta de comunicación con las comunidades del inframundo al objeto de congraciarse con ellas y reclamar sus favores". Esa idea él la desarrolla ampliamente a través de dibujos que presentan tanto la cámara aislada como el momento de la ofrenda o el cierre de la cámara, junto a distintos episodios y elementos constructivos: la excavación del pozo, la elección del solar, la delimitación de la ciudad...

Pereñíguez ha convertido el dibujo, desde que hacia 2005 dejó de trabajar con pintura acrílica, en el elemento central de su práctica. En su anterior Presencia de ánimo, los trazos estaban ya relacionados, como ahora, con una maqueta previa y el interés por la escenografía se extendía a una pieza principal donde, mediante elipsis y estilizaciones, recreaba el lugar -un campo de concentración- en el que Messiaen compuso el Cuarteto para el fin de los tiempos. "El interés que tiene que el dibujo sea la culminación del proceso es que mantiene la ambigüedad respecto a un montón de claves: la escala de las cosas, los materiales con que están hechos.... Mis dibujos persisten en el engaño, en la escenificación. Porque el dibujo, a la vez que muestra el proceso de las maquetas y modelos lo vela, lo deja en una especie de limbo", explica Pereñíguez.

Su fidelidad al carbón y al lápiz sobresale en estas piezas de La escena y el solar. "Es una técnica que para mí ha llegado a ser muy fácil y me deja espacio para pensar en otras cosas porque, a la hora de trabajar, no hay forcejeos con ella. A mí me parece un valor que sea tan poco sofisticada. Esa contención de medios, esa escasez, me resultan interesantes. A veces parece que la técnica, el dibujo ejecutado con carbón en mi caso, es un paso último y neutral, que no modifica los elementos anteriores, pero no lo es en absoluto", reflexiona.

Además de dos cuadros con cubículos y cabinas que plantean ciertas ideas sobre el gobierno de la ciudad en el mundo antiguo y que anteceden Mundus, Pereñíguez cuelga en Rafael Ortiz otra pieza muy potente, La casa del poeta. "Es un trabajo en torno a un poema de Alceo, contemporáneo de Safo y que también habitaba en la isla de Lesbos, pero que en lugar de cultivar como ella la lírica erótica o amorosa se centró en la guerra y la política. Alceo era el caudillo de una facción enfrentada al tirano de su ciudad y lo que queda de su obra son fragmentos, en uno de los cuales evoca este palacio repleto de armaduras antiguas, cascos con penachos, grebas y escudos. Si Mundus es una recreación más libre, aquí prima la verosimilitud y las representaciones se corresponden con las de vasijas de la época".

El espacio de este impresionante dibujo, muy achatado, evoca una armería o un gabinete de curiosidades claustrofóbico e inhabitable que le permite a Pereñíguez jugar con el título, La casa del poeta, con la ironía que le caracteriza.

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