Cultura

La SGAE pondrá a la venta el auditorio que construye en Sevilla

  • El presidente de la entidad desmontará "el tinglado de la red Arteria", donde se integra el espacio escénico de la Isla de la Cartuja · La dificultad de hallar comprador dejará un teatro fantasma que cuesta 90 millones.

El pasado mes de agosto, y a raíz de la crisis que atraviesa por un presunto caso de corrupción, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) tomó la controvertida decisión de poner a la venta su red Arteria de espacios escénicos. La medida, con la que se pretendía poner en orden las cuentas mientras estaba en curso la acción judicial, nunca se dio a conocer públicamente. Hasta ayer. El presidente de la entidad, Santiago Moncada, sustituto desde finales de julio de José Luis Borau, reconoció en una entrevista con la agencia Efe que la SGAE desmontará "paso a paso y poco a poco todo el tinglado" de Arteria y del Centro de Arte y Tecnología aplicada (CATA). Esa tarea la acometerá la nueva junta directiva que salga de las elecciones de enero con "cierta lentitud", avisó Moncada, "porque no es fácil deshacerse en estos momentos de crisis de seis o siete teatros y de 16 empresas".

El anunciado desmontaje de Arteria incluye la venta del proyectado centro de SGAE en Sevilla, todavía en construcción en la Isla de la Cartuja y salpicado ya por la polémica a consecuencia de las denuncias del autor del proyecto, el arquitecto Santiago Fajardo. Moncada llegó a concretar a Efe que mantendrá "las salas que no son un mal negocio", como el Teatro Lope de Vega de Madrid, que es muy rentable, pero se desprenderá del Paralelo de Barcelona, ya que ocasiona unas pérdidas importantes, o del Lírico que adquirió en México, así como el de Sevilla, que deberán terminar antes de ponerlo a la venta.

Fernando Sacristán, el portavoz del estudio arquitectónico de Santiago Fajardo, declaró ayer a Diario de Sevilla que conocían desde el mes pasado la intención de la SGAE "de vender el Centro Al-Ándalus , que es el trasatlántico de Arteria, pues se trata de la obra más importante y ambiciosa de esa red de espacios escénicos". El Auditorio sevillano incluía una sala de 2.000 butacas que podría adaptarse hasta acoger a 3.500 espectadores. Una obra megalómana que supera el aforo del Teatro Maestranza y que se convertirá, según Sacristán, "en un barco fantasma que nadie va a poder mover. A ver a qué inocente engañan para que pague 90 millones de euros o qué organismo público se atreve a poner ese dinero con la crisis que tenemos".

El coste del Auditorio de la SGAE en Sevilla, que superaba los 70 millones de euros entre obra civil y equipamiento, sin contar decoración y otros conceptos, "se ha incrementado en 16 millones más desde la salida de Santiago Fajardo del proyecto, según revela una auditoría interna de la SGAE a la que hemos tenido acceso. Por lo tanto, el coste de la obra rondaría ahora los 90 millones", detalló Sacristán.

El portavoz del estudio madrileño, que no oculta su satisfacción por el hecho de que se están admitiendo a trámite sus querellas contra la entidad [el arquitecto dimitió de su cargo el pasado mes de mayo tras denunciar ocultación de información y alteraciones en los datos económicos de la obra], recalcó que "Santiago Fajardo no va a firmar nada, ningún documento de obra final ni nada por el estilo, hasta que no se le pague el último céntimo que le adeuda la SGAE. Y se le debe mucho dinero".

En su opinión, otro de los motivos por los que se vende la red Arteria es "que no tienen programación artística para darle contenido. En su día, a Fajardo llegaron a decirle que sería estupendo que la obra se atrasara dos años porque no tenían con qué inaugurarla".

A diferencia de otros centros Arteria, como el Campos Elíseos de Bilbao, "donde la SGAE tiene un convenio de explotación con el Ayuntamiento de esa ciudad", en Sevilla, Al-Ándalus es exclusivamente de Arteria, por lo que, según Sacristán, "la SGAE no necesitaría discutir con el Consistorio sevillano su decisión de poner en venta el auditorio de la Isla de la Cartuja".

No obstante, añadió, el Ayuntamiento de Sevilla tiene todavía muchas cartas que tomar en este asunto. Entre ellas, apuntó, "debería abrir un expediente sancionador a la SGAE porque, cuando un arquitecto dimite o cesa, hasta que es nombrado un nuevo arquitecto del proyecto, las obras deben ser paralizadas. Y aquí, durante 12 días, se estuvo trabajando en el solar de la Isla de la Cartuja. Si hubiera pasado una desgracia en ese momento, toda la responsabilidad habría recaído en la Gerencia de Urbanismo".

Así las cosas, el trasatlántico de Teddy Bautista, que aspiraba a ser el buque insignia de la SGAE en Sevilla, puede convertirse en un barco fantasma anclado en la Isla de la Cartuja. Un titánico icono de la crisis que vive la sociedad de gestión de derechos pero también el país.

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