"No todos los autores son millonarios como Alejandro Sanz y cuatro más. Hay muchos pasándolo mal ahora. Ayudarlos y asistirlos debe ser la prioridad de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en estos momentos". Así de contundente se expresaba ayer el portavoz desde septiembre de la Junta de transición de esta entidad, Sabino Méndez, en un encuentro informativo con los medios sevillanos cuyo principal asunto a tratar era el estado del auditorio Al-Andalus que la SGAE construía en la isla de la Cartuja. El escritor y compositor confirmó ayer que la Junta directiva que saldrá de las elecciones del próximo 26 de abril "se desprenderá" del teatro sevillano y que "no se descartan otros usos" diferentes a los culturales si la mejor oferta de compra así lo contempla. Inicialmente presupuestado en 30 millones, en el edificio se han invertido ya 71 millones de euros, cifra que podría incrementarse si la obra se quisiera adaptar al fin cultural inicialmente previsto. "Ahora tenemos datos objetivos procedentes de distintas auditorías. Al-Ándalus se llevaría otros 11 millones más para acabar la obra y cerrarla. Para explotarla, dependiendo del proyecto, necesitaría otros 10 millones", detalló antes de denunciar que "en todo este entramado se ha jugado mucho con las expectativas de la gente".

Méndez reveló que las tasaciones que la SGAE maneja ahora son "muy bajas, entre 26 y 30 millones de euros para venderlo como teatro, atendiendo a los flujos de explotación, al valor. Pero si encargáramos otro tipo de tasación, planteando otro uso, pongamos por caso hotelero, esa cantidad subiría mucho".

Sobre el conflicto que enfrenta al arquitecto del edificio, Santiago Fajardo, con la anterior dirección de la SGAE, encabezada por Teddy Bautista, Méndez declaró que "dejaremos que la justicia decida. Es un conflicto del antiguo equipo de gobierno que hemos heredado. Por eso, lo primero que tenemos que hacer es saber qué parte de verdad hay en las acusaciones mutuas que se cruzan, por ejemplo, las referidas a los sobrecostes". Méndez remitió asimismo a la auditoría general que Ernst & Young prepara sobre los flujos económicos de la red Arteria y que será esencial para el proceso de desmontaje que piensan llevar a cabo. "Nos estamos encontrando con un choque de egos desatados: el ego del señor Fajardo, del señor Bautista y del señor Juan Carlos Marset. Al-Ándalus pudo ser un proyecto dinamizador para Sevilla pero, ¿quién lo paga mientras tanto, los autores? Porque los créditos ya están tomados y la sede sevillana, sólo en amortizaciones anuales, le cuesta a la SGAE cinco millones. A eso hay que sumarle otro medio millón en vigilancia para que no se pierda el material. Es mucho dinero. El sueño era desmesurado y se ha hecho muy mal, sin sensatez. Escuchamos todos esos egos pero debemos valorar con indicadores objetivos y tasaciones reales dónde nos encontramos y si Sevilla tiene capacidad para absorber esa oferta de más de 3.000 localidades teniendo en cuenta que en verano se inaugurará Fibes, que dispondrá de un aforo semejante. Y, ¿qué se hace con dos teatros así en Sevilla en esta época de crisis?, ¿quién los explota?".

Arteria cuenta con un total de 10 teatros y salas repartidos ente España y América Latina: dos están en Buenos Aires, uno en México, cuatro en Madrid, además de los de Barcelona, Bilbao y Sevilla. Este último, concretó Méndez, "es el más grande y el más difícil de vender". La prioridad ahora de la SGAE, como ya anunciara Diario de Sevilla, es "desprenderse" de toda esa red de espacios escénicos mediante "una desinversión escalonada, cuyo plazo estimamos en dos años".

"Estos teatros estaban concebidos de espaldas a las ciudades, como si nunca fuera a haber crisis", reflexionó Méndez sobre un proyecto que calificó de "hiperdimensionado, megalómano y de gran riesgo empresarial". En total, Arteria le habría costado a la SGAE, explicó, unos 250 millones de euros, "de los cuales en préstamos todavía tendría que pagar entre 140 y 160 millones".

La cuestión principal, subrayó Méndez, es "qué hacían los autores construyendo todo eso, convertidos en empresarios teatrales o de la construcción. Lanzarse a proyectar teatros es algo que, en Europa, sólo pueden asumir los ministerios de Fomento o Cultura. Querer ser cocinero, fraile y todo a la vez no funciona. Ahora debemos trabajar poco a poco para sanear todo esto".

Sobre las ofertas que ha recibido el auditorio sevillano, el portavoz de la SGAE reveló que "novios te salen siempre y en todo este proceso han aparecido clientes interesados pero siempre tirando a la baja". De ahí que prefieran esperar. "Queremos ver cómo puede conservarse el objetivo teatral inicial, pero si no aparece ese cliente maravilloso, no descartamos otras posibilidades", reiteró Méndez, que desea la "implicación" de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla para mantener ese uso. "Vamos a hacer la desinversión escalonadamente y podemos esperar, marcarnos un plazo de un par de años", concretó, "porque una entidad de gestión colectiva puede tener problemas de liquidez pero no de solvencia". "Si vendiéramos ahora Buenos Aires, que tiene mejores ofertas, podríamos permitirnos destinar cuatro millones para terminar los cerramientos de la sede sevillana y evitar que la maleza estropee la obra", avanzó.

El autor de la mayoría de las canciones que hicieron famosos a Loquillo y los Trogloditas se refirió también a las acciones que impulsará ahora la SGAE y se mostró optimista sobre las elecciones de abril a las que, como ya anunció, no se presentará. "Vamos a desprendernos de Arteria para dedicarnos a asistencia social en situaciones de crisis, a difusión y pedagogía de lo que es el derecho de autor, así como a la formación. Hay un consenso muy claro sobre esto en todas las candidaturas y sé que mucha gente se presentará además a título individual porque quieren renovar la sociedad", concluyó.