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un tesoro embargado

La falta de inversión en el Bellas Artes, una rémora para Andalucía

  • La pinacoteca sevillana, el museo más visitado de la región, carece de personalidad jurídica propia a diferencia del CAAC o la Alhambra. El Estado, que debía aportar 6 millones en 2013, no le destinará un solo euro.

El año que viene el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte no liberará ningún euro para el Bellas Artes de Sevilla, la colección de pintura antigua más importante de España tras la del Museo del Prado. Sin embargo, según el acuerdo alcanzado en julio de 2010 entre el Gobierno central (titular de la pinacoteca) y el Gobierno andaluz (responsable de su gestión), en 2013 debían destinarse nada menos que 6 millones de euros de las arcas del Estado para su ampliación y remodelación. La crisis sin precedentes que sufre el país ha congelado -antes siquiera de arrancar- un proyecto decisivo para revitalizar cultural y económicamente Sevilla y, por extensión, Andalucía, pues el Bellas Artes sigue siendo el museo más visitado de la comunidad y descuidar su papel como motor de ayuda a la economía de la región es una irresponsabilidad política en estos tiempos difíciles.

Como se recordará, la ampliación de la pinacoteca (ubicada en el antiguo convento de la Merced Calzada) al Palacio de Monsalves, y todo lo concerniente a su remodelación, se presupuestó en unos 16 millones de euros con cargo a la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos, el organismo autónomo responsable de las obras en los edificios que son competencia del Ministerio de Cultura. Dicha institución fue la que sufragó con 12,5 millones de euros la reforma del Archivo de Indias, que finalizó en 2004, cuando nadie sospechaba que apenas ocho años después el país estaría a las puertas del rescate económico. También a través de esta Gerencia se ejecutan obras en otros dos museos andaluces: el de Cádiz, donde el Estado ha invertido ya 4.750.519 euros para adecuar la Casa Pinillos, y el de Málaga, cuya nueva sede en el Palacio de la Aduana se presupuestó en 34.620.313 euros (correspondientes a la redacción del proyecto, la obra y el equipamiento). La inversión total en la capital de la Costa del Sol duplica holgadamente la prevista para el Bellas Artes sevillano y, aunque la obra de ese museo ya está prácticamente lista, no hay dinero para continuar adelante por lo que su apertura, prevista para 2012, comenzará por fases a finales de 2014. En cualquier caso, el Gobierno de Rajoy destinará al Palacio de la Aduana en 2013 otros cuatro millones de euros para convocar el concurso para la ejecución del proyecto museográfico.

La ampliación del Bellas Artes sevillano -cuyo mantenimiento el Estado solía sufragar con 500.000 euros anuales que también ha dejado de percibir- debía prácticamente duplicar su superficie útil, que pasaría de 5.937 metros a 10.809. Mucho más llamativo era el salto en superficie del área dedicada a exposiciones temporales, que pasaba de 405 metros a 1.135, según el plan museológico redactado por la Junta de Andalucía como parte de su pacto con el Estado. El Ayuntamiento de Sevilla, por su parte, se comprometía a peatonalizar la calle Monsalves para crear un área cultural estratégica entre el palacio y una serie de inmuebles colindantes a la actual pinacoteca situados en la calle Alfonso XII (entre ellos la Biblioteca Pública, cerrada desde 1999), donde se ubicarían dependencias administrativas y otros servicios como tiendas y cafeterías imprescindibles en un espacio museístico del siglo XXI.

La semana pasada, el director del Prado, Miguel Zugaza, reclamaba en Diario de Sevilla "más visibilidad" para la "maravillosa colección" del Bellas Artes y "un compromiso claro de las administraciones, pero también de la sociedad sevillana y andaluza", con este museo. Declaraciones que han tenido un hondo calado porque urge pensar "una solución definitiva" para la pinacoteca si Sevilla quiere reivindicar su condición de referente cultural en España.

Y es que la colección de pintura y escultura del siglo XVII que atesora el museo es impresionante, como lo fue la nómina de maestros que trabajaron o tuvieron su taller en aquella ciudad que fue capital de ultramar y deslumbró por su auge económico y cultural hasta convertirse en la gran metrópoli de Occidente. Velázquez, Murillo, Zurbarán, Alonso Cano, Valdés Leal... son nombres vinculados al Bellas Artes, que presume de tener las series de Capuchinos de Murillo y de la Cartuja de las Cuevas de Zurbarán su mayor tesoro, el equivalente a Las Meninas para el Prado.

Pero a día de hoy, y a diferencia de la pinacoteca madrileña, la sevillana no tiene ni Patronato ni personalidad jurídica propia. En el organigrama de la Consejería de Cultura, la principal colección de Andalucía carece de autonomía en su gestión y tiene la misma entidad que el museo arqueológico de Úbeda o la Alcazaba de Almería. En cambio, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y el Patronato de la Alhambra poseen un concepto administrativo propio que, si bien no garantiza (en el caso del CAAC) el apoyo económico, sí facilita el poder actuar en la programación y gestión de su presupuesto, así como tener presencia en las redes sociales y disponer de unawebpropia y un activo gabinete de comunicación.

Si lograra una mayor autonomía, el Bellas Artes podría plantearse la fórmula del Patronato, que tan buenos resultados ha dado igualmente en el caso del Bellas Artes de Bilbao, y podría explorar nuevas vías de colaboración con instituciones públicas y privadas que atrajeran recursos para programar exposiciones y actividades.

Sería necesario para ello, como defendía en estas páginas Zugaza, "lograr un acuerdo político para sacar al museo de la batalla partidista". El actual consejero, Luciano Alonso, lleva tiempo anunciando que será uno de los temas que abordará en su reunión con José María Lassalle, el secretario de Estado de Cultura. Pero es fundamental que se cuente además con el Ayuntamiento de Sevilla (PP), que puede y debe hacer sonar su voz alta y clara en Madrid, y también que el presidente andaluz considere este tema prioritario en sus negociaciones con el Gobierno central.

Son muchos los empresarios, investigadores y mecenas vinculados a Sevilla que ya apoyan económicamente al Museo del Prado, como patronos o miembros de su Fundación Amigos del Museo. Nombres como Soledad Becerril, Ana María Ruiz-Tagle, Antonio Bonet, Carlos Fitz-James Stuart (el duque de Huéscar), Felipe Benjumea... que constituyen, como Mariano Bellver, una parte esencial de esa sociedad andaluza que no debe quedarse al margen del proyecto de crecimiento (urgente y necesario) de esta singular pinacoteca.

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