Las críticas a los ajustes y el rechazo a los desahucios estuvieron presentes en el acto de entrega de los Premios Nacionales de Cultura, celebrado ayer en el Palacio de El Pardo, por boca del escritor Marcos Giralt Torrente, encargado del discurso en nombre de los galardonados de 2011. Los príncipes de Asturias presidieron la ceremonia, a la que asistió el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, con numerosos invitados que llenaban el Patio de los Austrias del recinto. Una vez que don Felipe y doña Letizia entregaron uno a uno los 53 premios correspondientes a los años 2011 y 2012, Giralt Torrente, Premio de Literatura 2011 por su obra Tiempo de Vida, se ocupó del discurso de agradecimiento, en el que se refirió con duras palabras a la crisis. "En estos tiempos en los que vivimos, en los que por la codicia de unos y la complicidad de otros, derechos básicos como los recogidos en la Constitución son a diario puestos en cuestión, confieso que reivindicar la importancia de la cultura me da cierta vergüenza", manifestó.

El autor recordó que, mientras se celebraba la ceremonia, "cientos de familias están siendo arrojadas con sus enseres a la marginalidad", para recalcar seguidamente: "Deber de todas las instituciones del Estado es velar por ellos. El mío de esta mañana es dar las gracias". En este sentido, reconoció que los premiados han tenido la suerte de "tener una vocación y haber podido desarrollarla" y dejó claro que ellos no se distinguían por "el amor al dinero, a la seguridad, ni tan siquiera al confort", imponiéndose a sí mismos "la obligación de no conformarnos, de exigirnos siempre más". También afirmó que eran privilegiados, "porque, cuando empezamos a soñar con convertirnos con lo que hoy somos, no era nuestro objetivo estar en un lugar como éste recibiendo honores", sino dedicarse cada uno a su vocación.

Tras el aplauso unánime de los asistentes tomó la palabra Jesús Hermida, Premio Nacional de Televisión de 2012, en nombre de los demás premiados. Su alocución consistió en un alegato a favor de la libertad, salpicado con algunas anécdotas personales. "Nunca en mi vida me he visto rodeado de tanta libertad, libertad de crear, de innovar, de reformar y libertad de expresar", proclamó el veterano informador, para quien esa libertad "puede cambiar el mundo" y, aunque "no es siempre apoyada" e incluso "a veces es sacrificada", siempre sigue hacia delante.

El ministro de Cultura, en su laudatio a los distinguidos, aludió a los efectos de la crisis. "Sois la muestra de que el genio creativo español no se detiene, sino que en tiempos y circunstancias tan difíciles como las que estamos atravesando, se hace más agudo y combativo, lucha con más denuedo para poner su grano de arena en ese edificio que es la cultura española", dijo José Ignacio Wert.

Previamente, el Príncipe de Asturias había defendido que para superar los problemas que afronta España es necesario "el impulso, la colaboración y el compromiso" de todos. "En estos momentos de graves dificultades todos tenemos que extremar el cumplimiento de nuestro deber, afrontar nuestras responsabilidades con la mayor seriedad y rigor y mantener viva la confianza y el espíritu de superación", declaró Don Felipe. El Príncipe hizo entrega de la mayoría de los premios aunque el lingüista Francisco Rodríguez Adrados recogió el suyo de manos de doña Letizia y hubo ausencias destacadas como la del escritor José Luis Sampedro, de 96 años.

Entre los galardonados figuraban la actriz Blanca Portillo, el cantante Kiko Veneno, el diseñador de zapatos Manolo Blahnik, el modisto Elio Berhanyer, Ventura Rico en representación de la Orquesta Barroca de Sevilla, el músico Santiago Auserón, el fotógrafo Joan Fontcuberta, la filósofa Victoria Camps, el humorista gráfico Andrés Rábago (El Roto), el director Agustí Villaronga, el fotógrafo sevillano Rafael Sanz Lobato y el escultor Jaume Plensa, que donó la dotación del premio al Banco de Alimentos de Barcelona.