Uri Caine regresa esta noche a Sevilla para cerrar el Día Bach del Festival de Música Antigua (Femás) con su fascinante y aclamada versión jazzística de las Variaciones Goldberg. Al pianista estadounidense le acompañarán en el escenario Ralph Alessi (trompeta), Chris Speed (saxo tenor y clarinete), Joyce Hamman (violín), Dj Olive (giradiscos y laptop), Mark Helias (bajo), Jim Black (batería y percusión) y la cantante de góspel Barbara Walker.

Desde Barcelona, en cuyo Caixafórum ha ofrecido este programa el viernes y ayer, el intérprete y compositor de Filadelfia recuerda a este medio que J. S. Bach (1685-1750) creó las Variaciones Goldberg en 1741 "a petición de J.G. Goldberg, un talentoso alumno suyo. El trabajo de Goldberg consistía en entretener al Conde Keyserlink, el embajador de Rusia ante la Corte de Sajonia, que deseaba escuchar música por las noches para combatir su insomnio".

A partir de un tema único, llamado aria, Bach dio forma a 30 variaciones diferentes, todas basadas en la misma estructura armónica. "Algunas de las variaciones se refieren a formas musicales asociadas a la danza. Otras son de tal complejidad técnica que recuerdan a la escritura para teclado de Scarlatti", continua el intérprete, que admira cómo "Bach ejemplifica aquí la libertad compositiva, es decir, la generación de piezas de diversidad extrema a partir de una idea básica. Nos ofrece así una visión completa y enciclopédica de su mundo musical a través de la limitada visión de una forma armónica simple".

Junto a muchas de las Variaciones originales reordenadas para varios instrumentos, el público de Sevilla podrá escuchar nuevas Variaciones compuestas por Caine que se yuxtaponen e intercalan con las de Bach. "Todas estas variaciones siguen la forma armónica del aria. Pero al igual que Bach incluyó motivos de danza, yo he añadido guiños a bailes como el tango y el mambo. Y si Bach homenajeó a varios compositores, de Vivaldi a Scarlatti, yo he incluido referencias a autores como Stockhausen, Monk o Rachmaninoff", señala.

Con la incorporación de la cantante Barbara Walker, Caine ha querido sumar a la propuesta "el éxtasis religioso de la música góspel, porque el componente sacro es esencial en toda la música de Bach". Este proyecto difiere en directo sensiblemente del que grabaron en 2000 "porque tenemos muchas más variaciones improvisadas de las que recoge el CD".

Caine, que se ha aproximado también a las partituras de Beethoven, Mahler, Mozart o Wagner, recuerda que "recurrir a las formas de la música clásica o barroca tiene una larga tradición en la historia del jazz. Creadores como Duke Ellington y Miles Davis han utilizado diferentes estrategias para partir de la música clásica y desarrollarla mediante la improvisación". Él, por su parte, siempre ha reconocido su admiración por la personalísima y rupturista lectura de las Variaciones Goldberg que el pianista clásico Glenn Gould grabó en 1955.

En cuanto a la dificultad para versionar a autores vivos o fallecidos hace menos de 70 años, el norteamericano reconoce que "muchos de los proyectos que he hecho en torno a la clásica tienen que ver con creadores cuya música está en el dominio público. Cuando he tratado de hacer arreglos de la música de Stravinsky, Bartok o Schoenberg ha sido por lo general difícil conseguir el permiso del editor o de la familia del compositor".

Sobre la escena actual del jazz, Caine cree que "es tremenda, con una gran variedad de tendencias musicales que coexisten al mismo tiempo. A la vez, los músicos de jazz están en un momento creativo muy interesante en todas partes. Lo que es más difícil hoy en día es el negocio de la música".

Su último proyecto discográfico es un dúo en directo con el batería holandés Han Bennink que han titulado Sonic Boom. "También he grabado recientemente un CD de música de Gershwin y un disco de piano solo con composiciones originales".

Y no deja de ser reclamado por grandes coreógrafos que utilizan sus temas en sus montajes. "El Ballet de Pennsylvania creó un espectáculo a partir precisamente de mis Goldberg Variations hace varios años. ¡Es muy emocionante ver a los bailarines interpretar tu propia música!", concluye.