DIRECTO El resultado sobre la consulta de la Feria de Sevilla en directo

DERBI Joaquín lo apuesta todo al verde en el derbi

Cultura

James Wan toca la flauta

Terror, EEUU, 2013, 112 min. Dirección: James Wan. Guión: Chad Hayes, Carey Hayes. Fotografía: John R. Leonetti. Música: Joseph Bishara. Intérpretes: Patrick Wilson, Vera Farmiga, Ron Livingston, Lili Taylor, Joey King, Hayley McFarland. Cines: Ábaco, Al-Ándalus Bormujos, Arcos, Cineápolis, Cineápolis Montequinto, Cinesa Plaza de Armas 3D, Cinesur Nervión Plaza 3D, CineZonmna, Los Alcotres, Metromar.

Basada en hechos reales. ¿El ya cansino anzuelo aplicado a una película de terror, ataques de fuerzas sobrenaturales y casas embrujadas? Un disparate. O no. Porque los que sí fueron reales son Ed y Lorraine Warren, un matrimonio de cazadores de fantasmas, demonólogos, exorcistas, médiums, especialistas en casos paranormales o como ustedes quieran llamarlos. Cosas de embaucadores y leyendas urbanas (o actualización de otras ancestrales) aptas para programas de medianoche tipo Jiménez del Oso o Iker Jiménez. O no. Quién sabe. En 1952 los Warren fundaron la Sociedad de Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra y se ganaron la vida investigando casos y contándolos. Son los Tommy y Tuppence Beresford que componen el matrimonio de sabuesos de Agatha Christie o los Nick y Nora Charles de Hammet en versión paranormal.

El cine ya trató hasta estrujarlo uno de los fenómenos que ocupó a los Warren, el asunto de la casa de Amityville: Terror en Amityville (1979), Amityville 2 (1985) y La morada del miedo (2005). Ahora le llega el turno al caso de la casa de Harrisville. Dirige la película el malayo-americano James Wan, lo que es una excelente razón para no verla a menos que se sea devoto de Sade y de Sacher-Masoch, con una cierta inclinación más o menos confesada por las cruces gamadas. Porque Wan es el creador de la saga Saw como realizador de la primera entrega y productor de las seis restantes. Cine para enfermos, en mi opinión. Después vinieron las desechables Dead Silence, Sentencia de muerte y la algo más apreciable Insidious. Con ellas Wan se ha hecho con un ejército de fans entre el que no faltan críticos. Ya saben lo que dijo Rafael el Gallo cuando le presentaron a Ortega y Gasset.

Así que para un servidor el aviso publicitario de "Por el director de Saw e Insidious" es un aviso para salir corriendo en dirección opuesta. Pero el oficio no me lo permite. Y me llevo una sorpresa. Esto es cine, y no sólo efectos; hay terror, y no sólo ejercicios de sadismo; hay sugestión, y no sólo golpes de efecto; hay personajes, y no sólo marionetas; hay silencios que ponen la carne de gallina, y no sólo chimpunes que sobresaltan en vez de inquietar. El argumento es el de siempre: familia que se muda a una casa, cosas raras, llamada a los especialistas en cosas raras, más (y más graves) cosas raras... Pero la forma de filmar las cosas raras es inteligente, logrando inquietar y asustar con un mínimo de efectos especiales y un máximo de uso de los movimientos de cámara, el montaje, la luz y el sonido; es decir con un máximo uso de los medios propios del cine y no de los videojuegos o los parques de atracciones.

Los guiños al cine de terror de los 70 no se basan en citas, sino en una interesante reconstrucción de atmósferas, en la definición del plano y en la dirección de actores. Que la acción se desarrolle en los 70 autoriza estos guiños como algo más que nostalgia o juego. Muy buenas todas las interpretaciones, especialmente las de Vera Farmiga y Lily Taylor. Parece que donde nadie diría que lo había, hay un hombre de cine al que no le falta talento. Lo que haga con él es otra cosa. Su próxima película será la séptima entrega de A todo gas. Habrá que esperar a ver si James Wan ha tocado esta flauta por casualidad, como el burro de la fábula de Iriarte, o no.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios