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Cultura

Los pecados de un verdadero escritor

  • El sevillano José Acevedo prepara la publicación de 'Relatos para la tortura de un abandonado doméstico', su primera obra, en la que, según advierte, no hay final feliz

José Acevedo es un "egoísta". Sí. Eso es lo que piensan sus amigos más cercanos y sus familiares. Es lo que opinan las personas que han tenido la oportunidad de leer algunas de las cientos de páginas que ha escrito y que ha guardado al cabo de los años en un cajón. Es un egoísta porque niega a los demás el placer de leer lo que ha relatado. Así ha sido toda su vida, hasta ahora. Y como pecador, le ha llegado el momento de redimirse. Lo hará en otoño con su primera obra, Relatos para la tortura de un abandonado doméstico, una obra que escribió, e inmediatamente escondió, en 2001.

Pero hace un año y medio alguien le preguntó por enésima vez: ¿qué haces guardando todo esto? Para este primer encuentro individual con el público ha optado por Carena. "Siempre me ha gustado esta editorial. Confío en ella", asegura un ya generoso Acevedo. Aunque hay que destacar que en el año 2000 se publicó en Sevilla, junto a José Antonio Carmona y la editorial Padilla, el libro Instantes mágicos, que reunía una serie de relatos de autores de la ciudad. Acevedo participó con Flor de otoño.

Este sevillano afincado en Jerez se lanza ahora al vacío con esta obra sin final feliz en la que las relaciones personales ocupan el centro de los relatos. Es el desamor. Pero, ¿cuáles son las consecuencias de que dos personajes rompan una relación? ¿Cómo se queda el abandonado? "Yo, -apunta- como hombre que soy, escribo desde mi punto de vista. Esa sensación de soledad, de sorpresa porque se ha ido con otro... Así, hasta las más bajas pasiones. Y como trabajador social que soy, me llaman mucho la atención temas como que si una persona está enamorada de otra, cómo llega a un momento en que maltrata a esa persona de la que está enamorada. Nunca me ha entrado en la cabeza. Esa ambivalencia entre el amor, el desprecio y el maltrato me llama profundamente la atención. Eso es lo que yo escribo".

Y para compensar tanto desasosiego, Acevedo está escribiendo ya, en estos momentos, otro libro de relatos en el que todo es amor. "Porque el desamor te deja tan vacío y lo pasas tan mal... La gente me pregunta por qué escribo si sufro escribiendo. Porque intento escribir sobre cosas reales y soy humano. Si no sufriera, en el buen sentido de la palabra, no viviría. Me encanta hacer llorar a la gente porque es un sentimiento que expreso. Significa que transmito". Son historias que tienen "un 5% de personal", dice, y el resto lo hace la literatura. "Me dicen que escribo mucho a lo Paul Auster, cuando en realidad empecé a leerlo no hace mucho. Sí es verdad que tenemos esa visión cinematográfica de la narrativa. Yo escribo con una cámara".

Acevedo, en esta carrera por ser un escritor de verdad, está concluyendo una novela de amor, de la que no puede adelantar el título. "Me comentan que soy escritor porque siempre he escrito. Pero no es así. Soy escritor porque a partir de ahora voy a publicar. Ahora soy escritor para los demás", confiesa. "Y aunque la literatura no me da para vivir, que se lo digan a Lucía Etxebarría y sus apariciones televisivas, sigo como trabajador social, y no pasa nada", ríe.

Aunque Acevedo limitaba la difusión de sus escritos a su círculo más cercano, con Flor de otoño escribió el guión de un cortometraje que nunca llego a realizarse, y desarrolló una canción con el mismo título para el grupo Besos Robados, con miembros cercanos al cantante sevillano Silvio. El autor, que se reconoce "muy lanzado en ciertos momentos" de su vida, "como ahora", habla también de la creación hace 30 años de una revista independiente sobre música llamada Visiones atormentadas, en la que colaboraba también el periodista de Diario de Sevilla Blas Fernández. "Pero yo, sin ser músico ni nada, abandoné el proyecto que emprendí por el mero hecho de escribir", reconoce. Ahora, la meta es "que todo el mundo me conozca. He visto la posibilidad. Lo que quería antes ya no lo quiero. Esa rutina... Es mi momento y lo quiero aprovechar".

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