Cómics

Viaje alucinante al centro del ojo

  • 'Sólo para moscas' y 'Ojos que ven' recopilan una serie de historietas en blanco y negro realizadas por Micharmut y Keko, dos grandes autores españoles.

Sólo para moscas. Micharmut. De Ponent. 272 páginas. 32 euros.

Ojos que ven. Keko. De Ponent. 96 páginas. 19 euros.

Los dos álbumes que traigo hoy para su consideración tienen depósito legal de 2012, uno vio la luz en octubre y el otro en diciembre, y lamento haber tardado todo este tiempo en dar noticia de ellos, pues se merecen toda la atención. La culpa es solo mía, que he andado despistado, metido en mil fregados, lejos de estas estéticas que tanto adoro y que tanto me alimentan. Y conste que ya venía avisado, me lo dijo el dibujante Carlos Maiques, allá por Navidades: Sólo para moscas y Ojos que ven son dos joyas rutilantes, lo mejor que puede uno encontrar en el mercado.

Sólo para moscas es una asombrosa recopilación de historietas del genio Micharmut (El Cabañal, Valencia, 1953), bestia parda de la historieta española, hombre orquesta, movimiento artístico de un solo individuo, cuya trayectoria está jalonada de obras maestras, documentos de mundos inefables. Organizado en doce capítulos -titulados, por ejemplo, Biblioteca mosca, Vida ortopédica, Vida elástica o Souvenir de los infiernos, que consigno aquí para transmitir el tono preciso-, el libro compila diversas series de dibujos que vieron la luz previamente, entre 2008 y 2012, en el blog soloparamoscas.wordpress.com. La colección tiene la fuerza habitual de Micharmut, esto es, la que habitualmente falta en todo lo demás. Es un delirio creativo que para sí quisiera Art Spiegelman y demás formalistas -porque hubo un tiempo, se acordarán, que Spiegelman era formalista-, repleto como está el libro de idiosincrasia, elegancia e insensatez. Llevo 30 años enamorado del dibujo de Micharmut, desde que cayó en mis manos Dogón (Arrebato, 1983), y cada día lo amo un poquito más, precisamente por hazañas como esta, libres y honestas. Lo suyo se ve, se mira, se observa, se examina, se descubre y se contempla, no necesariamente en ese orden. Edita De Ponent -¿quién si no?- y van aquí historietas en blanco y negro, pero sobre todo a color, así que ya pueden prepararse para lo mejor. Supongo que llegará el día que le caiga al hombre el premio nacional, o quizá es que se le queda corto.

Y ya que hablamos de genios, voy al segundo álbum de los antes citados, Ojos que ven, otra recopilación publicada por De Ponent, en este caso de Keko (Madrid, 1963), bestia parda de la historieta española, hombre orquesta, movimiento… Pero esperen, que esto ya lo he dicho. Impreso en gran tamaño y con un poderosísimo blanco y negro, el volumen recupera numerosas piezas cortas de la dilatada, aunque nunca suficientemente abundante, trayectoria del dibujante de 4 Botas (De Ponent, 2002). Todas y cada una de ellas reivindican la historieta como lenguaje capaz de narrarlo todo, la imagen como espacio complejo y el lector como figura pensante. Escribe el propio Micharmut, quien causalmente firma el prólogo de Ojos que ven, que Keko "nació y quiso decir alguna cosa. Pero su lengua fue hirsuta y no la del refinado catecismo, que es el tubito del bien pensar". Dijo un irredento a otro.

He comenzado pidiendo disculpas, y acabaré dando las gracias: a Keko y a Micharmut, por existir e insistir, y a De Ponent, por lo mismo.

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