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John Griffiths. Vihuelista

"La vihuela te habla más que te canta"

  • El intérprete australiano, nacido en Melbourne en 1952, presenta este martes en el V Festival de la Guitarra de Sevilla su última grabación para el sello Contrastes Records.

-¿Cómo y cuándo un músico australiano queda prendado de un instrumento aparentemente tan lejano como la vihuela?

-A principios de la década de los 70, estudiante universitario, guitarrista y ya apasionado de la cultura hispana hablé sobre la vihuela con un amigo guitarrero en Melbourne y decidí encargarle un instrumento. Eran los años en que empezaron a salir las primeras grabaciones en la serie de Hispavox dedicadas a la historia de la música española por los vihuelistas Jorge Fresno y Rodrigo de Zayas. Pudimos escuchar los instrumentos empleados en esas grabaciones y leer todo lo que encontramos. Esa primera vihuela australiana fue terminada a finales de 1973, y al año siguiente toqué con ella por primera vez en público, hace exactamente cuarenta años. Fue la primera vez que se escuchó una vihuela en Australia, y el comienzo de lo que se convirtió en una carrera, el fruto de una inquietud y un espíritu de aventura.

-Usted ha conocido el rescate moderno del instrumento y su difusión, ¿en qué momento se encuentra desde su punto de vista la enseñanza y la interpretación vihuelística en el mundo?

-La vihuela está llegando a un momento muy interesante en su desarrollo. Los instrumentos modernos han cambiado muchísimo durante estas últimas cuatro décadas. Las primeras vihuelas modernas eran, en cuanto a su construcción, guitarras vestidas de vihuela. Eran instrumentos pesados y torpes construidos como guitarras modernas a pesar de lucir rasgos renacentistas en su exterior. Luego, hacia finales de los 70, los constructores de laúd dieron un paso radical, abandonando la tecnología moderna para hacer copias de los mejores instrumentos originales conservados en los museos. El resultado fue alucinante y aquí en España y en otras partes de Europa, ante la falta de vihuelas originales, los violeros empezaron a construir vihuelas ligeras basadas en los principios de los laúdes. Fue en el año 1998 cuando se descubrió por primera vez una vihuela original, ahora en el Museo de la Música de París, que nos abrió los ojos. Estamos empezando a ver modelos salidos de algunos talleres que se basan en lo aprendido de este hallazgo. El sonido es marcadamente distinto a aquel al que nos habíamos habituado. Estas últimas vihuelas producen un sonido diferente, requieren una técnica diferente y te dan diferentes posibilidades interpretativas. Yo me he tenido que reinventar en este sentido. Justo en el momento en que piensas que has entendido cómo es el instrumento y su música, tienes que volver a empezar. A mí me encanta. Me ha obligado a renovarme, a buscar una nueva juventud interior, a descubrir otra dimensión de la vihuela que desconocía, y ubicarme entre la vanguardia de una nueva generación de vihuelistas.

-La vihuela íntima se titula su CD para Contrastes Records, ¿reivindica para el instrumento un espacio propio, alejado de las salas de concierto habituales?

-En el siglo XVI, época en que la vihuela estaba en auge, el concierto público no existía. Casi todas las anécdotas que describen la vihuela en situaciones públicas relegan el instrumento a un papel secundario, un instrumento que acompaña al canto. Todo apunta a un uso muy diferente del repertorio de obras solistas, creado más bien para espacios íntimos como reuniones de pequeños grupos de amigos en lugares domésticos o cortesanos y, sobre todo, para tocar a solas. Música para el instrumentista mismo, música para la contemplación interna, para la búsqueda de paz interior. Con este CD he intentado interpretar las obras con esa idea, como si yo estuviera tocando exclusivamente para mí mismo, sin la intención de proyectar la música hacia un público. Es como los conciertos: hay que atraer al oyente, embrujarlo con la intimidad del sonido, gozar del nexo entre la música y el silencio. Es la naturaleza del instrumento: la vihuela te habla más que te canta. Por eso, en su época, el elogio máximo a un vihuelista era llamarle "el que hace las cuerdas hablar".

-El álbum contiene básicamente música de Valderrábano y Fuenllana, ¿qué ha pretendido con esta selección de obras?

-Valderrábano y Fuenllana son compositores excepcionales. El primero es algo excéntrico. De su obra he elegido algunas piezas que incorporan música de otros autores elaborada por él y algunas miniaturas de apenas un minuto que son joyas preciosas, en parte por ser lo contrario de lo que suele considerarse una gran obra de arte. Con Fuenllana nos encontramos delante de una de las grandes figuras de la música renacentista. Es uno de los instrumentistas más sofisticados del Renacimiento europeo. Su música se ha tocado poco por ser difícil: para el vihuelista y para el oyente. En parte, lo que me permite ahora tocar más su obra es el nuevo tipo de instrumento, que lo favorece, por la claridad que aporta, que permite individualizar las voces. Entre los compositores renacentistas, Fuenllana es para la vihuela lo que Morales para la polifonía eclesiástica, una estética que combina el equilibrio estructural con una perfección en su técnica polifónica, y una intensidad expresiva incomparable.

-¿Por qué debería un hombre de nuestro tiempo prestar atención a la música para vihuela, qué le aporta?

-Por una parte, la música de vihuela es algo que nos pertenece, como parte del patrimonio de nuestra civilización. Es algo que se produjo en un momento dado para expresar ciertos sentimientos y valores estéticos. Es parte de nuestra cultura y como tal, nos pertenece a nosotros ahora como ayer. En su momento fue apreciada no solamente como forma de entretenimiento o de arte, sino como parte de un sistema de pensamiento universal, mucho más profundo que los sonidos en sí. Los príncipes tenían que aprender la vihuela no para mostrarse cultos, sino para entender la armonía natural del mundo, lo cual les permitiría dispensar la justicia con sabiduría. La vihuela fue el puente entre el dogma de la fe cristiana y el mundo pagano de la Antigüedad, no solamente un sonido bonito y placentero, sino una herramienta para alcanzar el equilibrio entre el alma y el cuerpo. La vihuela era una forma de conseguir la paz interior y una relación justa con el mundo. A mi parecer, son valores igualmente loables ahora que entonces.

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