Cante: Alba Carmona. Guitarra: Marta Robles, Alicia Grillo. Violín: Roser Loscos. Percusión: Eric Castillo. Lugar: Teatro Quintero. Fecha: Viernes 21 de noviembre. Aforo: Lleno.

¿Cómo pudiste decir, Alba Carmona, que no íbamos a entender Plaça del Diamant cuando Colometa forma parte de nuestro tuétano? Lo mismo que la Plaza de Catalunya. Lo mismo que el toque de ventilador con el que cerrásteis el recital. Nosotros somos gente, la calle, abiertos a lo que suena y a lo que duele, a la risa y a lo que mueve. No hacía falta pedir disculpas por cantar en catalán, no había ningún profesional de la política cerca. Nosotros sólo entendemos de emociones y, en una noche en la que necesitábamos volver a sentir amor, por una música, por una lengua, por una forma de vida que va más allá de las fronteras, de las diferencias, de las mezquindades que nos acosan cada día, nos volvimos a enamorar de Las Migas. Su música, su lenguaje, permanece intacto aunque la que vimos anoche en Sevilla es la tercera formación del grupo. Las nuevas componentes del mismo se han integrado con tanta naturalidad que Perdóname luna sonó con la misma frescura que en la versión original del primer disco. Nosotros no le pedimos el pasaporte, la cuenta de la patria o la lengua, ni a la Sentida canción de Henry Martínez ni a la mujer con sombrero de Silvio Rodríguez porque sabemos que el país de la música, el lenguaje de las emociones, es uno solo, el de la humanidad al completo. Del tumbao a la balada, pasando por la rumba, el tango, el tanguillo, el zapateado, la bulería .... todo se sostiene por el entramado armónico de las guitarras que, sin divagaciones, componen una fina red de seguridad sobre la que se alza la melodía, los brillantes arreglos. Y Carmona es una cantante múltiple, poderosa, salvaje o acariciante, sentimental o rota, cómplice o ensimismada, rotunda.