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Cultura

Un fresco histórico en la voz del pueblo

  • 'Así es, si así fue', en el Lope desde el martes próximo, propone una recorrido satírico por la España imperial

Contar "la verdad" de la Historia, o más bien "otra verdad" de la Historia, la que portaban las maledicencias de palacio, los rumores de la calle, los refranes, los diarios privados, los poemas, las coplas y los romances anónimos que se cantaban en las tabernas y en las plazas por derroteros muy distintos a la retórica triunfal de quienes fueron dictando la oficial. Esto es lo que propone Así es, si así fue, la obra que podrá verse desde el martes hasta el viernes de la próxima semana (2 al 5 de diciembre) en el Teatro Lope de Vega. Escrito por Juan Asperilla a partir de documentos rastreados en instituciones varias de España y Portugal o en los trabajos del historiador y folclorista Ramón Menéndez Pidal, que tanto se interesó desde finales del XIX por recuperar ese relato paralelo, oral o apócrifo del pasado imperial de España, y con dirección de Laila Ripoll, el espectáculo está protagonizado por Verónica Forqué, Juan Fernández, Joaquín Notario y José Manuel Seda; cuatro intérpretes que asumen hasta medio centenar de papeles entre todos, en una especie de clase de Historia de acento satírico y en la que los personajes de los que habla van cobrando vida, más dos músicos en escena (Marcos León y Rodrigo Muñoz) que, con instrumentos de época, interpretarán en directo una serie de composiciones populares de los repertorios cristiano, andalusí y sefardí, y tan relacionadas con lo que quiere contar la obra como el texto mismo.

Así es, si así fue se centra, en concreto, en el periodo que medió entre principios del siglo XV y finales del XVI, es decir, la época en la que se dirimió la caída de la dinastía regia de los Trastamara y la conquista del trono español por parte del linaje de los Austria, y que acaba, en esta obra, con la coronación en Bolonia de Carlos V. El papel de los Reyes Católicos, la conquista de América, la Inquisición, de todo ello se hace eco esta obra que ante el mil veces invocado Imperio-donde-nunca-se-ponía-el-sol se para a mirar bajo las alfombras y en los márgenes de esa leyenda pétrea. Por eso apela a la corriente del llamado teatro civil y se inspira en las voces de la tradición oral y escrita de la Baja Edad Media, el Renacimiento y el Barroco para tratar de capturar los rasgos más duraderos de un pueblo, el español, "que siempre ha intentado satirizarlo todo para que las cosas le hicieron el menor daño posible", dice José Manuel Seda.

Asistiendo a este "juego de tronos" lleno de mentiras, medias verdades, secretos, conspiraciones y vilezas al servicio del poder, el público podrá ver que, en última instancia, "tampoco hemos avanzado tanto", opina Andrea D'Odorico: "Éste es un país en el que no ha gustado nunca analizar la Historia, y por eso se está repitiendo siempre lo mismo", añade el veterano productor teatral que está detrás de esta obra. También al actor Juan Fernández le parece que "es asombrosa la similitud de la España del siglo XV con lo que hay ahora en el país", en especial en todo lo que tiene que ver con "la corrupción". Y de ahí el título, retoma el productor del espectáculo, al que esas "semejanzas" entre el pasado de España y su presente le resultan, de hecho, "turbadoras". "Así fueron, podemos decir al saber de los vicios de los poderosos de antes, pero lo cierto es que también podemos sorprendernos y descubrir, al escuchar las voces populares de aquella época, que así somos y así seguimos siendo. Y que los poderosos de ayer son los de hoy, y que los sometidos de entonces son los de ahora", afirma D'Odorico.

Lo que propone también esta "comedia humanista" es un recorrido urgente por la creación de una determinada España, o por la creación de España, a secas, pero lo hace, matiza Seda, "con mucho humor", porque la obra se alimenta de la Historia, pero no es "en ningún caso una Historia tediosa", añade el actor sevillano para tranquilidad de los espectadores, si es que entre estos sigue circulando la tan legendaria como absurda mala reputación escolar de esta materia. Desde el Reino de Castilla al Estado de Reinos -España, ya- y después al Imperio, entre guerras, treguas y acuerdos con letra pequeña, por Así es, si así fue pasan reinas de fama universal (Isabel la Católica) y otras, ilegítimas, relegadas a un rincón en sombras (Juana la Beltraneja); religiosos (Santa Teresa de Ávila, fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Bartolomé de las Casas...); poetas y dramaturgos (Jorge Manrique, Juan de Mena, el Marqués de Santillana, Fernando de Rojas...); músicos como Juan de la Encina, inquisidores como Tomás de Torquemada y descubridores de mundos como Cristóbal Colón; cronistas e historiadores (Hernando del Pulgar, Alonso de Palencia...) y por supuesto más reyes y más reinas (Juan II, Enrique IV, Juana la Loca...). Los poderosos y el pueblo, los de arriba y los de abajo en un único coro de voces contando una Historia, otra Historia, de la que "sólo el público", dice D'Odorico, "deberá sacar sus propias conclusiones".

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