La denominada "Alcoba Real" o "Dormitorio de los Reyes moros" del Real Alcázar, presenta ahora un aspecto mucho más parecido al que ofrecía en el siglo XVI, después de que se haya completado la restauración de su alfarje. El alcaide del Real Alcázar y la Casa Consistorial, Antonio Rodríguez Galindo, presentó esta mañana junto a José María Cabeza, director conservador del cojunto palaciego, y los resauradores Juan Carlos Pérez y Sebastián Fernández, el resultado de las obras. La duración del proyecto ha sido de nueve meses, y su presupuesto, 115.118 euros.

Situado en el lado norte del Patio de las Doncellas, se trata de un techo que posee una decoración con labor de lacería (ornamentación geométrica que consiste en una serie de lineas entrecruzadas alternativamente una sobre otras, formando diversas figuras estrelladas y poligonales). Está provisto de casetones y otros miembros rehundidos, y se encuentra unido a los muros por medio de tabicas y frisos, también tallados en madera y policromados. 

Los trabajos de restauración han comprendido, entre otras, las siguientes reformas: la fijación de los revestimientos, la limpieza del trasdós (plano superior externo convexo de la bóveda), la reintegración cromática (según los vestigios actualmente conservados y aparecidos tras la eliminación de los repintes), la consolidación de la madera deleznable, la reintegración de las pérdidas del soporte, y la protección final de las superficies tratadas.

Según José María Cabeza, la restauración del alfraje tiene un significado especial puesto que supone "la transición de la alardería mudéjar a los casetones renacentistas".

La próxima intervención dentro del Real Alcázar tendrá lugar en el Salón de Carlos V, cuyo comienzo está previsto para el último trimestre de este año, según el propio director conservador del cojunto palaciego.