Cultura

ZAJ 'reabre' su bar en el CAAC

  • Contenedores dedica su nueva edición al grupo que fue, en la España de los 60, "la vanguardia de las vanguardias"

Durante casi un mes, desde el pasado sábado al 11 de enero, el festival de arte de acción Contenedores celebra una nueva edición, que este año cuenta con la única colaboración institucional del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). En una de sus salas, Rubén Barroso, director y alma del festival, ha reunido decenas de piezas que conforman una "exposición documental" para celebrar los 50 años de la creación del grupo ZAJ, que constituyó, en la España de los años 60, "la vanguardia de las vanguardias", y desde entonces en adelante la mayor influencia nacional para los creadores españoles interesados en el arte conceptual, la performance y otras formas del accionismo.

"Pero no se trata de un ejercicio nostálgico", advierte Barroso: "Lo que se reivindica aquí es la absoluta vigencia de las ideas de ZAJ. Esto no es un esto ocurrió y no volverá a ocurrir; es una actitud, que ya existía antes antes, en Duchamp, o en John Cage, o en Dadá, y que tenía sentido entonces, lo tiene hoy y lo seguirá teniendo mañana, permanentemente. Además, a esa concepción del arte ZAJ le aportó un aire propio y yo diría que hasta muy fresco, un aire muy español a su manera, porque para ellos fue siempre muy importante no sólo la libertad sino también, siempre, el sentido del humor".

La exposición reúne fotografías y principalmente ediciones "entendidas en su sentido más amplio" (hay ensayos, catálogos, discos, libros de artista, tesis doctorales...) para contar la historia de ese grupo en cuyo núcleo duro siempre estuvieron Juan Hidalgo y Walter Marchetti, a los que se fueron uniendo en el camino una constelación de artistas diversos hasta su desaparición oficial en 1996 tras una retrospectiva en el Reina Sofía. Desde principios de los 70 y hasta esa fecha, Esther Ferrer, pionera en España de la performance -reciente ganadora, por cierto, del Premio Velázquez de Artes Plásticas- formó parte del grupo, y ese trío de Hidalgo-Marchetti-Ferrer quedó para los iniciados como la formación canónica de ZAJ; aunque el grupo, que era "como un bar donde toda la gente podía entrar, sentarse y tomarse una copa y luego dejar propina" -así le gustaba definirlo a Marchetti, y de ahí el título de la exposición que puede verse en el CAAC, En el bar de ZAJ: 50 años de ediciones, sobre, alrededor, con, desde ZAJ- se nutrió también en otras etapas de aportaciones como las de, por ejemplo, compositores indispensables de la música contemporánea (académica) española como Ramón Barce o Tomás Marco, o de artistas igualmente referenciales pero en este caso en el ámbito de las artes plásticas, como Martín Chirino o Manuel Millares.

Nacido inicialmente en 1964 como grupo musical, de vanguardia pero exclusivamente musical, el proyecto experimentó un vuelco determinante después de que Hidalgo y Marchetti conocieran personalmente a John Cage a finales de los años 50 en un encuentro artístico en la ciudad alemana de Darmstadt. A partir de entonces, ZAJ, llamado así en homenaje a tres de los más típicos fonemas del español, se dedicó a desdibujar fronteras entre disciplinas, a "hacer visible" la música, como dice Barroso, cultivando para ello especialmente expresiones como la poesía visual, el mail-art, el happening,la performance o los libros de artista (uno de los más importantes de cuantos editaron, Arpocrate seduto sul loto de Marchetti, puede verse en la exposición).

Esta decimocuarta edición de Contenedores se completará con algunas acciones. Entre ellas, las que realizaron el sábado pasado Joan Casellas, José Iglesias García-Arenal y el propio Barroso, que como Orquesta ZAJ recrearon varias acciones del grupo; una conferencia-audición a cargo del periodista y crítico Ismael G. Cabral (este jueves a las 19:00, también en el CAAC), o los dos programas especiales que emitirá el programa de RNE Ars Sonora (27 de diciembre y 2 de enero).

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