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Claros del bosque

Pilar Contreras, en las regiones de lo bello

  • Admirada por Carmen de Burgos y Cansinos Assens, esta autora jiennense fue una precursora de la mujer moderna en el viraje entre los siglos XIX y XX.

"La señorita Pilar Contreras es un genio: es un espíritu privilegiado por el supremo hacedor, y si hoy vive su pensamiento encerrado en los límites de una pequeña ciudad, aunque ella haya dado días de gloria, llegará un tiempo no lejano en que su genio se abra paso por el camino de las letras elevándose a las altas regiones de lo bello mereciendo un nombre ilustre en la querida patria". Lo deseó Juan Fermín de Collava y Serrato, el secretario del Ayuntamiento de Alcalá la Real, en una semblanza sobre los primeros pasos de Pilar Contreras: Collava se extiende en las virtudes de la joven artista -inteligente y modesta-, alude a sus libros como "encantos" y califica sus composiciones musicales de "delicias". No dañan ni zarandean, sí amansan y dulcifican: los adjetivos los colocaba la costumbre.

El genio, "la señorita Pilar Contreras", había nacido en la localidad jiennense veinte años antes de aquel texto, en 1861; estudia Magisterio en la Normal de la capital de la provincia, y ya compone en música y en verso. En aquellos años se le conocen artículos de opinión en el periódico La Verdad de Jaén y El Eco de Alcalá, así como en el semanario madrileño Blanco y Negro, y dramas -Esclava de la ambición, al menos- que se han representado con éxito en "noches de verdadero entusiasmo". Hoy apenas se recuerda a Pilar Contreras, como a tantas, salvo en recuentos generales y estudios de género, pero en vida sí conquistó aquellas "altas regiones de lo bello" soñadas en los inicios de su carrera. Collava y Serrato trazó su promesa en una revista del ámbito iberoamericano, centrada en divulgar la obra de escritoras en español y portugués.

Se llamaba María del Pilar Contreras y Alba, en ocasiones reduciendo su nombre de pila hasta Pilar Contreras -con el apellido de la madre, como mucho-, otras veces -más tarde- como Pilar Contreras de Rodríguez, con el apellido de su esposo. Ese cambio en el nombre con el que firma sus composiciones señala al mismo tiempo un cambio en su vida: el traslado a la capital de "la querida patria", la edad adulta y el despegue. Allí se casó, allí dirigió el periódico El amigo del hogar -en el año 1890, antes de cumplir los treinta años-, desde allí colaboró con revistas de todo el país: en ellas, en Feminal (Barcelona), La Moda Elegante (Madrid) o La Regeneración (Jaén), Pilar Contreras difunde sus artículos y sus poemas. En casi todos se analiza la situación de la mujer desde una perspectiva ultraconservadora, y todos resumen los muchos intereses de Contreras: hemos mencionado la música y la escritura, pero también se vinculó a la pedagogía por sus estudios, por los contenidos de El amigo del hogar y por su teatro infantil.

Durante la década de los diez, Pilar Contreras publica seis tomos de Teatro para niños: una serie amparada por la imprenta de la Viuda de Antonio Álvarez, y en la que comparte espacio -cada una aporta sus propios textos- con la escritora sevillana Carolina de Soto y Corro. El compendio Autoras en la Historia del Teatro Español (1500-1994) destruye su propuesta teatral; en el ensayo, que coordinó Juan Antonio Hormigón y que publicó la Asociación de Directores de Escena de España en el año 2000, se cuenta que el de Pilar Contreras "es siempre un teatro didáctico, repleto de moralinas en las que se comunican lecciones de rancia moral católica". El fervor religioso o la sumisión de la mujer centran sus argumentos: su trabajo -insisten- es "tremendamente cursi", y esas obras destinadas al ámbito escolar -quizá escritas por encargo- apenas se aprovechan hoy como "manual de costumbres para señoritas de la época".

Esta definición choca con el testimonio de Carmen de Burgos. La combativa escritora y periodista -coetánea de la alcalaína-, habitante también de estos Claros del bosque, consideró a Pilar Contreras una amiga fiel y la admiró como escritora. Para Carmen de Burgos, Contreras es "una de las mujeres españolas que más méritos reúnen y que a pesar de su encantadora modestia, está llamada a ocupar uno de los primeros lugares, que sin duda corresponden en el mundo intelectual femenino, a su talento y genio artístico". De hecho, la menciona en su recuerdo de la escritora peruana Clorinda Matto de Turner. Subversiva y comprometida, Matto de Turner imparte una conferencia en el Ateneo de Madrid, entre otras actividades que organiza Carmen de Burgos; después se encuentra con ella, Sofía Casanova y Pilar Contreras, a quien escuchará recitar poemas durante un homenaje en el Hotel Inglés. Las mujeres del entorno de Pilar Contreras destacan por su independencia, plantean nuevos roles en lo que escriben y en lo que viven. Contreras no actuó así: lució su apellido de casada, se mostró en contra del divorcio y del voto femenino en las encuestas que Carmen de Burgos realizó en Heraldo de Madrid, asumió en cierto modo la voz del ángel del hogar en sus artículos periodísticos... y en cambio, desde esa diferencia, apoyó y se apoyó en De Burgos o Casanova, con quienes se embarcó en numerosos proyectos.

Esa imagen actual de la Contreras dramaturga contrasta -de nuevo- con el reconocimiento que obtuvo su trabajo en épocas pasadas, y en otros géneros menos comerciales. ¿Por qué nos interesa, entonces, la obra de Pilar Contreras? ¿Por el valor testimonial de su actitud y de la sociedad que le tocó, como apuntarían los especialistas en su teatro? ¿Por el valor literario, si atendemos a los críticos del siglo pasado y si nos centramos en su poesía? "(...) Nací poeta por rigor del hado", anunciaba en una Autobiografía de 1910. "Y si el cielo esa gracia me ha entregado/ no me sirvió en la vida para nada", seguía confesando, aunque en 1919 el rey le concediera la Cruz de Alfonso XII. Amado Nervo la incluyó en su extenso artículo de 1921 sobre las escritoras españolas de entonces, y Rafael Cansinos Assens destacó sus poemas en La nueva literatura, donde la calificó de "escritora ilustre". Aun así, Contreras desplaza del foco a su producción poética, y sitúa sus textos más personales en un segundo plano. Ocurre desde el título: Páginas sueltas, Entre mis muros o Mis distracciones.

Nombres secundarios, porque una misma -y lo que una misma significa- no importa: la poesía, el género que trata de sí, no sirve. Mª Dolores Ramírez Almazán, que ha estudiado su obra, encuadra a Pilar Contreras en ese grupo de precursoras de la "mujer moderna", la que coincide con el viraje entre siglos, y define su actitud como cercana al "primer feminismo o feminismo católico". Los poemas de Pilar Contreras suceden en el ambiente cerrado de la casa. Esposa y madre, Contreras salva la tensión entre ser porque otros son, y ser porque una misma quiere. Hay en ellos una música hermosa, la de la frase medida, y al mismo tiempo oscura, resignada. ¿Qué sería de la obra de Pilar Contreras si hubiera priorizado aquello secundario? ¿Si frente al teatro y las colaboraciones en prensa, alimenticias y más visibles, se hubiese centrado en la poesía, más personal? ¿Se mantendría hoy "en las altas regiones de lo bello"?

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