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Cultura

Música en busca de audiencia

  • La plataforma No Festival convoca a grupos locales a sumarse a su proyecto colectivo.

A comienzos de año, tirando de aquel proverbial la unión hace la fuerza, consiguieron llenar la Sala X con su primer concierto conjunto. Ahora los integrantes de la plataforma de bandas locales No Festival renuevan empeño y esfuerzo para dar visibilidad al proyecto: recientemente lo presentaron en el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla y este mismo fin de semana contarán con expositor propio en el Monkey Week, la gran cita anual en El Puerto de Santa María de la industria musical independiente española, donde además actuará uno de los grupos del colectivo, El Imperio del Perro, como finalista en el concurso convocado por el Instituto Andaluz de la Juventud.

“Creo que cuando una cosa se enseña, cuando se ve, si tiene algo siempre acaba por consumirse”, considera Chío Abbad, artífice del asunto. Procedente del ámbito de los cantautores, y hoy al frente de una banda en pleno proceso de transición -“Nuevo proyecto y nuevo nombre. El próximo año sacaremos un epé”, avanza-, Chío echaba en falta más nombres locales en los diferentes ciclos y festivales de la ciudad. “Todos habíamos hecho cosas, habíamos grabado discos, pero no nos conocía nadie ni nadie nos invitaba a ningún festival. En Sevilla hay mucho talento, aunque parece que los músicos de aquí no encuentran su sitio, así que pensé que había que crear ese espacio, una marca. Pero no con un festival de una sola fecha, sino con una programación viva, con una plataforma”, explica.

Junto a El Imperio del Perro y a su propio grupo, Chío Abbad & Band, Bandit Camping y Tres Esfinges de Bikini configuraron aquel primer cartel. La intención, con la vista puesta ya en 2016, es asentarse y expandirse. “No se trata de hacer un gran festival, sino un ciclo de conciertos que querríamos llevar incluso a diferentes salas -comenta-. Quizás cuatro fechas a lo largo de un mes o quizás aún más extendido. Y estaría muy bien también poder hacerlo en espacios abiertos”.

La plataforma abre así su convocatoria a otras formaciones -se puede contactar con ellos a través de la página de Facebook No Festival Sevilla- interesadas en sumarse al proyecto. “Ya están contactando con nosotros bastantes grupos, así que el trabajo que tengo ahora es escucharlos a todos e investigar para que haya un poco de todo, que sea un escaparate amplio de lo que está pasando en la ciudad”, dice Chío, quien no obstante hace hincapié en que ésta “no es una plataforma para gente que empieza desde cero”. ¿Y quién realiza la selección? “Ése es el gran problema. Lo de la criba es complicado. Supongo que me ganaré algún enemigo”, aventura.

El de No Festival no es, ni mucho menos, el primer intento de asociacionismo en la escena musical local. Una plataforma anterior, Sevilla Sound, llegó a agrupar a varias decenas de bandas y a publicar varios álbumes recopilatorios antes de entrar en una suerte de letargo. Chío ignoraba su existencia. “Por eso creo que es tan  importante para los propios músicos conocerse y relacionarse -afirma-. Eso, por ejemplo, sí lo veo entre los cantautores: apoyo, seguimiento... Nos protegemos mucho. En las bandas no lo noto. Se tiende a pensar que sólo lo tuyo es bueno, así que sólo te vas a juntar con éste o el otro”.

Otra queja recurrente entre las nuevas banda locales: las condiciones que las salas de conciertos les exigen suelen pasar en origen por algo tan desalentador como el pago de un alquiler. Aquí Chío rompe una lanza. “Yo entiendo a las salas. Vengo de estudiar empresariales y llevo muchos años trabajando en bares, donde he organizado muchos eventos. Conozco los números -argumenta-. Las salas no pueden abrir sus puertas porque sí. Por supuesto, si estás empezando no te va a ser fácil compensarlo, pero hay que pagar al técnico de sonido, que también está haciendo su trabajo, a los porteros, a los camareros... Organizar un concierto es caro, por eso no me parece desorbitado que el grupo corra con parte de los gastos. Otra cosa es ya que la sala, además de cobrarte un alquiler y quedarse con la barra, encima se quede también con un porcentaje de la entrada. Eso sí que me parece feo”.

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