Cultura

El Maestranza renueva su cita con la zarzuela con 'Los diamantes de la corona'

  • La producción, una "ópera cómica divertidísima" cuya música "deslumbrante" firmó Barbieri, uno de los grandes del género, podrá verse en tres funciones desde mañana hasta el viernes

En su cita anual con la zarzuela, el Teatro de la Maestranza cuenta esta temporada con uno de los compositores más grandes y celebrados del género, Francisco Asenjo Barbieri, autor de Los diamantes de la corona, una obra que se estrenó en Madrid en 1854 y que llega ahora al coliseo del Paseo Colón en la versión que montó en 2010 y repuso al año siguiente el Teatro de la Zarzuela en Madrid debido al enorme éxito, sobre todo gracias al boca a boca, que tuvo aquella producción. En Sevilla podrá verse en tres funciones, desde mañana hasta el viernes.

"Lo primero que me llamó la atención fue la belleza y la fuerza teatral de la música", explicaba ayer el director de escena del montaje, José Carlos Plaza, junto a un equipo artístico verdaderamente entregado a una obra que coincidieron en calificar como "un descubrimiento". "Al principio me pareció una comedia romántica pero enseguida me di cuenta de que para nada. Es una ópera cómica, con un texto divertidísimo, lleno de versos ripiados y chistes y un humor muy blanco y lleno de compasión, un humor de gente buena, en definitiva, que entronca con una tradición muy española, la del juego de la farsa", añadió Plaza.

La pieza, con texto de Francisco Camprodón, está repleta, en efecto, de enredos y trasiego de personajes. En ella aparecen galanes cómicamente torpes, aristócratas fatuos, bandidos menos peligrosos que zalameros y hasta una reina arrebatadora y enamoradiza, la protagonista de la función, que por las noches, ocultando su verdadera identidad, se dedica al contrabando de las joyas del patrimonio de la Corona para aumentar los ingresos del reino y aliviar las penurias que atraviesa su pueblo... "Es una historia brillante", asegura el figurinista Pedro Moreno, un auténtico maestro de la escena, que el pasado mes de octubre recibió de hecho el Premio Nacional de Teatro, un reconocimiento a toda una vida detrás de las producciones de los más grandes del teatro español, y que podría haber recibido, broméo Plaza, "sólo por su trabajo para esta zarzuela".

De Moreno, que dejó en Sevilla un "enorme recuerdo" -como recordó el director artístico del teatro, Pedro Halffter- con su trabajo para Fidelio en 2007, es el vestuario de Los diamantes de la corona, pintado en su totalidad a mano. Para sortear alguna que otra limitación presupuestaria, explicó el figurinista, "tuvimos que repintar unos trajes que teníamos de otra zarzuela, San Antonio de la Florida de Albéniz, para reutilizarlas en ésta". "Y cada vez que llevamos la obra a un sitio nuevo, tengo que repintarlos, claro. La verdad es que a estas alturas me encanta hacerlo y, es más, ya no concibo hacer nada sin pintar algo", dijo Moreno, uno de los grandes responsables de la "extraordinaria belleza" visual de esta obra, como señaló también Halffter. "Esta ciudad -agregó el figurinista- está acostumbrada a ver un montón de espectáculos, de modo que es muy difícil epatar o impresionar aquí. Recuerdo que la primera vez que vine aquí, con Antonio Gades, estaba cagado, con perdón. Así que siempre pienso que si aquí algo gusta, es que se ha hecho bien".

Otro aspecto determinante para el atractivo de esta producción corre a cargo de Francisco Leal, responsable de la iluminación y la escenografía (inspirada ésta a su vez en trabajos anteriores de otros escenógrafos), que le dan al espectáculo, con sus decorados artesanales, hechos en tela y con aire como de "esos antiguos libros de recortables", apuntó Plaza, un toque de cuento popular; uno atemporal, más que para niños, matizó.

En su primera visita al Maestranza, a título personal y también desde que es director musical del Teatro de la Zarzuela (cargo al que llegó a comienzos del pasado noviembre), Óliver Díaz dirigirá a la ROSS y al Coro del Maestranza, y al elenco vocal que componen (Sonia de Munck, también en su estreno en el teatro; Ricardo Muñoz, Cristina Faus, Carlos Cosías, Gerardo Bullón, Fernando Latorre y y Joseba Pinela, entre otros), y destacó tanto los "apuntes de modernidad" que se atisban en la partitura de Barbieri como los concertantes de la obra [los momentos en los que todos o casi todos los personajes cantan o dicen algo, mientras el coro también canta], un aspecto, dijo Díaz, en el que el compositor madrileño alcanzó una "maestría incomparable".

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