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Cultura

Patrimonio cultural en clausura

  • Los conventos sevillanos han encontrado un aliado en la prestigiosa lista de la World Monuments Fund.

En el jardín del claustro del monasterio de Santa Inés ha crecido la maleza pero esto no le quita el sueño a las once hermanas -ocho mexicanas y tres españolas- que viven aquí tras el umbral de la clausura. "Ahora está feo porque estamos trabajando en el horno preparando los dulces de Navidad que vendemos en los Alcázares, pero en primavera todo verdea. Primero están las hermanas mayores, a las que cuidamos, y luego la repostería", comenta con afabilidad una de las religiosas sobre los usos y la manutención de esta comunidad que tiene por superiora a sor Rebeca Cervantes, también mexicana. Célebre en la ciudad por su patrimonio oculto y por sus exquisitos bollitos de Santa Inés de receta mozárabe, este monasterio en cuyo órgano se inspiró Bécquer para su leyenda de Maese Pérez es una de las quince clausuras femeninas de Sevilla que acaban de ser incluidas en la lista que elabora la World Monuments Fund, la gran referencia -junto a la más conocida que publica la Unesco- en la identificación de tesoros artísticos del patrimonio mundial amenazados o incluso en peligro de desaparición. Ocho de estos conventos, incluidos los de Santa Inés y Santa Paula, participan estos días del puente en la XXXI muestra de dulces navideños que acogen los Reales Alcázares.

Gracias a la inclusión en la lista WATCH impulsada por World Monuments Fund (WMF), según explica Francisco Javier Rodríguez Barberán, promotor de la candidatura con el respaldo del Arzobispado y profesor él mismo de Historia de la arquitectura en la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, "se pretende hacer visible ante la sociedad que los valores patrimoniales de las clausuras pueden tener un reconocimiento global y se pone además el foco en aquellos bienes que por su estado y singularidad deberían ser atendidos de un modo prioritario".

Dado que la lista WATCH de WMF renueva su listado cada dos años, Rodríguez Barberán cree que es importante que en ese tiempo se realicen los estudios estratégicos sobre las necesidades de cada monasterio así como un diagnóstico preciso que establezca las actuaciones que acometer. Todo ello serviría como punto de partida para lograr implicar en la conservación de este patrimonio a potenciales inversores -hay grandes corporaciones como American Express que tienen un papel destacadísimo en el programa de la WMF, recuerda este experto-, e iniciar un modelo de actuaciones como ocurrió en los casos del Acueducto de Segovia y los Pabellones de la Finca Güell de Gaudí tras su inclusión en la relación de la World Monuments Fund. Este año, además de los monasterios femeninos de clausura de Sevilla, el otro bien español incluido en la lista pertenece al patrimonio industrial: la Fundición Averly, en Zaragoza.

Si bien es cierto que las necesidades del patrimonio son siempre muy superiores a las disponibilidades económicas, y no sólo en el caso de las clausuras sevillanas, el tesón y la generosidad están detrás de algunas de las iniciativas más ejemplares que se han llevado a cabo en el tema. Así ocurre con el museo de Santa Paula, un modelo para otros conventos y que debe mucho, como recuerda Rodríguez Barberán, a Sor Cristina de Arteaga, priora del monasterio durante 40 años, que era también escritora e historiadora del arte. Ella logró sumar el apoyo de los poderes públicos y los benefactores privados para abrir este espacio expositivo que se dispone en varias de las dependencias altas del convento, incluido el coro alto con su techumbre mudéjar donde se ubica una de las joyas del conjunto: el vistoso nacimiento de estilo napolitano de finales del XVIII que narra también diversas escenas de la vida de la Virgen.

"Santa Paula ha buscado, con el museo como principal referencia, el hacer compatible la vida de la comunidad con el conocimiento de sus valores patrimoniales por parte de la sociedad. Siempre hay cosas que mejorar, pero las iniciativas que han funcionado bien deben, en la medida de lo posible, seguirse e incluso mejorarse, y desde luego servir de ejemplo para otras comunidades", reflexiona Rodríguez Barberán.

Pero no fue sólo este rico museo, con su espléndido relicario regalo de la reina Mariana de Austria o sus obras realizadas por seguidores de Luis de Morales y Pedro de Mena, lo que cautivó al mecenas americano Gregory Annenberg Weingarten, el vicepresidente de la Fundación Annenberg (http://www.annenberg.org/), cuando en 2013 visitó el convento con su familia. Fue algo más imperceptible y espiritual, esa atmósfera íntima del lugar y sus claustros, y a raíz de esa fascinación, casi como en un cuento navideño, Annenberg se ofreció a aportar fondos para la restauración de la portada de la iglesia de Santa Paula, una de las piezas que mejor explica en el ámbito español los orígenes del Renacimiento. En esta obra, en la que colaboraron el escultor Pedro Millán y el ceramista Francisco Niculoso Pisano, se unen estructuras góticas, decoración renacentista y técnicas constructivas mudéjares. Su intervención la va a acometer ahora el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), que tras la visita de Annenberg suscribió el preceptivo convenio con la WMF para la realización del proyecto. Ese primer acuerdo, en el que tanta importancia tuvieron también las mermeladas y confituras que preparan las propias monjas de Santa Paula, allanó el camino que dos años después ha llevado a la inclusión de las clausuras femeninas de Sevilla en la World Monuments Fund.

Porque, como recuerda Rodríguez Barberán, el tema que abordamos no trata sólo de bienes inmuebles o muebles, de la extraordinaria belleza de sus edificios y de las obras de arte que albergan, "sino de la singularidad de la vida contemplativa, del día a día de las comunidades, y de cómo hacer que la sociedad perciba integralmente la riqueza de este patrimonio, compuesto de elementos tangibles e intangibles". Unos usos y costumbres que se han visto rejuvenecidos con la llegada de monjas desde África, Iberoamérica o de la India, de donde procede la actual priora de Santa Paula. Sus vivencias y su léxico han enriquecido la vida regida por el silencio, la oración y la contemplación que se respira al otro lado del torno que es su cordón umbilical con el exterior.

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