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Cultura

Juntos en la alegría y el dolor

  • Les Ballets C de la B llegan hoy al Teatro Central con 'En avant, marche!', un espectáculo sobre la vida y la aceptación de la muerte en el que habrá música en directo además de danza y el teatro.

El mundo va hoy por un camino muy distinto, pero a pesar de ello, o más bien precisamente por ello, el coreógrafo y director de escena Alain Platel, su colega Frank Van Laecke y el compositor Steven Prengels decidieron volver a trabajar juntos, tras su aclamadísima Gardenia de 2010, en torno a la idea -y al catártico sentimiento- del espíritu comunitario. Que es lo que les fascinó de la tradición de las fanfarrias belgas, toda una constelación de orquestas de aficionados en las que al lado de un médico toca un cartero, y al lado de éste, una profesora universitaria, y junto a ella, un joven recién contratado en su primer empleo precario, y codo con codo con éste, un tendero jubilado; grupos ineludiblemente heterogéneos, en definitiva, que se saben unidos por un propósito común, en los que estos tres creadores encontraron una evocadora y vibrante metáfora de los complejos resortes de toda sociedad.

El resultado de su inmersión en este microcosmos es En avant, marche! (¡Adelante, en marcha!), una obra que es teatro y es danza y es también, y de un modo muy especial en este caso, una explosión de música, tanto de la popular y festiva que esas asociaciones tocan en todo tipo de celebraciones sociales con despliegue de majorettes incluido, de la tradición culta, como las piezas y fragmentos de Verdi y Mahler que casi 30 miembros de la Orquesta Joven de Andalucía tocarán en directo en el escenario del Teatro Central esta noche y mañana, junto a otros 11 intérpretes entre bailarines y actores. A fin de cuentas, dice Van Laecke, qué más da la etiqueta que se le quiera colgar al espectáculo: "No importa absolutamente nada si lo llamamos danza o teatro, lo único relevante es que el público, cuando lo vea, sienta algo".

"Tras aquella experiencia trabajando juntos en Gardenia teníamos muchas ganas de volver a hacer algo, pero necesitábamos un buen motivo, y lo encontramos cuando vimos la exposición de un fotógrafo [Stephen Vanfleteren] sobre el mundo de las fanfarrias en la ciudad de Gante", dice Alain Platel, una figura que, como apunta Manuel Llanes, el responsable artístico del teatro de la Cartuja, está "más allá de todos los géneros", un creador verdaderamente inclasificable que se vale del lenguaje de la danza y del teatro para armar espectáculos orgánicos, experiencias que buscan conmover por encima de la jerga para iniciados, y además de todo ello fundador en 1984 de Les Ballets C de la B, una compañía que ha sido también en toda regla una cantera de bailarines y coreógrafos que hoy triunfan en los escenarios de Eutopa y el resto del mundo.

"Esas imágenes fueron el punto de partida", explica Platel, y más tarde sería crucial la participación del músico Steven Prengels, miembro él mismo en su infancia de una de esas fanfarrias tan populares y enraizadas en la cultura belga, junto con un hermoso relato de Pirandello, El hombre de la flor en la boca. En este texto se apoyaron los artífices del montaje para dar un sentido narrativo al trabajo coreógrafico, que atañe también a los músicos, cuyos movimientos sobre el escenario los hacen también a ellos piezas clave no sólo por su ejecución musical. Ese relato cuenta la historia de un hombre que se está muriendo debido a un cáncer en la boca y, por ello, rechaza a la mujer que es el gran amor de su vida. En la adaptación para En avant, marche!, ese hombre moribundo es un trombonista al que la enfermedad le impide seguir tocando.

"La obra cuenta la vida de ese hombre, sus vivencias en la orquesta con sus amigos y compañeros, y también cómo se prepara para la muerte", dice Platel. "Hay de todo", añade Van Laecke: "Tragedia, sí, por esa confrontación con la muerte, pero también comedia. Para nosotros era importante que el espectáculo tuviera sobre todo una atmósfera de consuelo". A su lado, Llanes asiente con entusiasmo: "Es tremendamente poética. Toca la fibra. Para mí, que voy teniendo ya una edad, fue una experiencia sanadora ver la obra. Sale uno reconciliado con la vida; con el hecho de que te van a pasar muchas cosas en ella, como morirte".

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