Cultura

Itinerarios para disfrutar del Femás

  • Comienza este viernes la trigésima tercera edición del Festival de Música Antigua de Sevilla, dedicada a la 'Pasión' y con una amplia oferta de actividades que incluye 28 conciertos.

Lejos de ser restrictivo, el concepto de música antigua abarca unos 900 años de creación sonora (y eso si desde una perspectiva, ahora sí, restrictiva se parte sólo de los primeros documentos de notación musical conservados) e incluye unas prácticas de extraordinaria diversidad que se renuevan permanentemente. Hace mucho que el historicismo dejó de ser esa disciplina algo dogmática y de pretensiones arqueológicas que aspiraba a congelar en su tiempo cada fragmento de pliego musical arrancado a los archivos. Domina hoy un espíritu de mayor libertad en el que la creatividad personal no es aplastada bajo el peso de las fórmulas o del estilo. Es mérito del Femás haber asumido con naturalidad esta realidad, que amplía el círculo de los interesados por las actividades de la muestra. Perfiles puede haber casi tantos como aficionados. Estas son sólo algunas sugerencias para disfrutar del mes de la música antigua en Sevilla.

1 Bach. Es ir a tiro hecho. Si usted es buen aficionado a la música, ya sabrá que Bach no falla nunca. El Femás le ofrece este año cinco conciertos casi exclusivos con su obra. No puede perderse la inauguración, para que le quede claro de una vez por todas que El arte de la fuga no es sólo esa severa colección de piezas que los eruditos insisten en señalar como la summa del arte contrapuntístico, sino que es también una música de una intensidad y hasta una sensualidad fuera de lo común. El clavecinista Ottavio Dantone al frente de la reputada Accademia Bizantina promete ser un guía apasionado por esos laberintos. Pero si usted es un neófito y, atraído por el mito, sólo busca probar (o probarse), mejor que se acerque al nuevo programa de Accademia del Piacere, que está dedicado a las melodías de coral, esas piececitas de la liturgia luterana que Bach armonizó y arregló de mil formas diferentes a lo largo de su vida. La belleza melódica, simple, limpia, incluso un punto ingenua, de esta música, es ocasión extraordinaria para que el grupo sevillano de Fahmi Alqhai demuestre su concepción de la interpretación barroca, que se apoya en buena parte en la reinterpretación personal del material original. Y si a usted lo que lo excita es degustar sabores nuevos, el ruso Sergey Malov lo espera para enseñarle cómo suenan las famosas Suites para violonchelo en ese extraño instrumento conocido como viola da spalla.

2 La ópera. Usted es de los que sólo entiende la pasión si hay cantantes en escena encendidos por la mecha del teatro. Y no, aún no hay ópera representada en el Femás, pero quizá encuentre satisfacción en alguno de sus programas. Por supuesto es casi obligatorio ir a escuchar a Max Emanuel Cencic, el contratenor croata que se ha convertido en uno de los nombres imprescindibles de los teatros líricos europeos (en esos en los que la ópera barroca es ya una realidad cotidiana) y que viene con un espectacular programa dedicado a la virtuosística escuela napolitana. Tal vez la presencia del joven maestro Maxim Emelyanychev, triunfador hace un par de temporadas en un Don Giovanni del Maestranza, termine por convencerlo. En la Roma de 1708 la ópera estaba prohibida, pero los romanos no se privaban de sus emociones, pues su lugar era ocupado por suntuosos oratorios, dos de los cuales, estrenados en la Semana Santa de aquel mismo año, forman parte de la programación del festival: los asturianos de Forma Antiqva han preparado específicamente para la muestra el de Scarlatti (La Colpa, Il Pentimento, La Grazia), la Orquesta Barroca de Sevilla cerrará con el de Haendel (La Resurrezione). Pongamos que a usted lo que le llama es el producto nacional: El Parnaso Español presenta una antología de un grande del teatro musical hispano, Sebastián Durón, que está en año de efeméride. Y si se conforma con esas óperas en miniatura que son las cantatas, tiene doble alternativa: más Haendel por parte de la Barroca (Apollo y Dafne) y otro maestro español, Juan Manuel de la Puente, maestro de capilla casi toda su vida en Jaén y de nuevo rescatado por Al Ayre Español.

3Los heterodoxos. Reconózcalo, a usted le gusta lo raro. Pues nada mejor que asistir al espectáculo de Marco Beasley, esa mezcla de cantante folk y tenor religioso que le relatará en solitario sus cuentos napolitanos. O al del gran Manfredo Kraemer con su grupo de frutas raras, arrancándole a dos grandes del siglo XVIII (Geminiani y Haydn) su visión del folclore escocés. Y si en realidad a usted tampoco es que le apasione precisamente la música antigua no tiene por qué preocuparse: tiene todas las actividades performativas (y musicales, por supuesto) que rodearán la exposición Sacer. El martirio de las cosas, donde concurrirá gente tan poco convencional y antigua como María Cañas, Niño de Elche, Israel Galván o el conjunto ProyectoEle. Y aún le queda el concierto de Orthodox, un grupo que viene del metal más radical, o el espectáculo teatral con marionetas de Claroscuro. Y si es un cinéfilo, puede dejarse envolver por esos primeros planos absorbentes de la Juana de Arco de Dreyer, que los británicos del Orlando Consort situarán en su contexto musical más realista.

4 Los antiguos. Nada le convence de lo dicho hasta ahora. Definitivamente usted no es barroco. Pruebe a derretirse con la música y la poesía refinadísima de Guillaume de Machaut que le traerá Axabeba, a sumergirse en el centro de ese torbellino de sonidos que es la polifonía que proponen Vandalia, Ottava Rima y la Cappella Mariana, o a licuarse en las paradojas textuales y las imágenes sonoras de las monodias italianas que harán Mariví Blasco y Juan Carlos Rivera. ¡Ah! ¿Que usted es un clásico con el alma romántica? Lo suyo es entonces el Octeto de Schubert que le traen Diego Montes y sus Sonadores, por supuesto con instrumentos de época. Que para eso sí somos historicistas.

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