Cultura

Antonio Smash lleva el "viaje interior" de su último disco al Lope de Vega

  • El músico sevillano presenta, por primera vez en versión eléctrica en la ciudad, su reciente trabajo, 'Intronauta' Gualberto, viejo cómplice en los míticos Smash, invitado especial

Al margen de su etapa en Smash, aquel maravilloso meteorito que irrumpió en la escena nacional de finales de los 60 y principios de los 70 y la iluminó con sus libérrimos e inauditos destellos de flamenco y rock psicodélico, y al margen también de sus abundantes colaboraciones con lo más granado del rock surgido de la Sevilla callejera y anárquica (Silvio, Pata Negra, Kiko Veneno...), Antonio Samuel Rodríguez, nacido en esta ciudad hace 63 años y más conocido como Antonio Smash por ser uno de los fundadores de aquella banda justamente envuelta en un aura de culto, ha tenido tiempo para desarrollar una carrera en solitario. Sin prisas, a su aire y rodeado de cómplices y amigos, publicó en 2002 el primer álbum bajo su propio nombre, Jardín secreto, regresó en 2010 con Balas de amor y entregó el tercero y más reciente el año pasado, Intronauta.

"El título vino de Dogo [de Dogo y los Mercenarios]. Vino un día a mi casa, porque yo salgo ya poco, me paso el día encerrado componiendo y tocando, y vio la habitación pequeñita donde tengo todos los instrumentos, donde quepo yo y con suerte alguien más. ¡Antonio!, me suelta, ¡tú eres un intronauta! Y tenía razón. Porque ya no hago viajes al exterior, sino hacia dentro. Eso es el disco. Sentimientos y reflexiones, con humor, con crítica y con un toque sensual y romántico. Un viaje interior", dice el músico sevilano.

Hoy lo presenta por todo lo alto en el Teatro Lope de Vega, rodeado de una nueva y poblada banda y con la colaboración especial a la guitarra eléctrica en algunos temas de Gualberto, compañero de vieja en Smash y por ello "una presencia siempre especial y emocionante". "En 2015, cuando lo sacamos, hicimos un par de presentaciones, en la Fnac y en la sala Chicarreros, pero en formato acústico. Estuvieron bien, pero este concierto va a ser distinto, eléctrico y mucho más fiel al sonido del disco", explica el intérprete, que comenzó tocando la batería en Smash pero con el tiempo fue sumando facetas: voz, guitarras, bajo, teclados, etcétera.

"El repertorio", explica sobre la actuación de esta noche, "se centrará en su mayor parte en este último disco, pero mostrará también el amplio abanico de influencias que me han movido desde siempre". Versiones de Ray Davies (el genial compositor y letrista de los Kinks), de Eddie Cochran y de Macy Gray sonarán junto a sus nuevos temas propios, además de algunas versiones de las dos etapas de Smash, "la primera, más rockera y psicodélica", y la posterior a la incorporación de Manuel Molina -luego en Lole y Manuel-, "más flamenca". "Ay", dice sobre el viejo cómplice, fallecido hace casi un año, "si estuviera aquí seguro que me acompañaría...".

Forever walking, el tema que abría Glorieta de los lotos, el primer disco de Smash (1970), forma parte del repertorio habitual de Antonio Smash desde hace mucho, pero hoy sonará "como nunca". "Gualberto ha preparado una intro expresamente para la ocasión. La haremos en clave totalmente psicodélica y yo creo que a los conocedores de la obra del grupo les llamará la atención", dice el cantante y multiinstrumentista, que en otro guiño a los admiradores de esa ya clásica edad de oro del rock sevillano interpretará los Tarantos que incluyeron en el álbum que la banda grabó en 1978 con el cantaor jerezano Agujetas, Vanguardia y pureza del flamenco.

"Aquí somos menos organizados y más individualistas", dice sobre el llamativo contraste entre los méritos artísticos de tantos grupos sevillanos de los 60 y 70 y su relativamente escasa repercusión en el resto del país, más aún si se compara con el amplio predicamento del que últimamente goza, por ejemplo, el underground barcelonés de la misma época. "Bueno... Mira, éramos libres. Y eso era fantástico; era lo mejor, vamos. Aquí íbamos un poco a nuestra bola, no estábamos pendientes de cómo nos veían los demás ni de qué imagen queríamos nosotros dar. Y por eso me sigo identificando con el espíritu que hizo posible Smash: eramos cuatro personas muy distintas que se respetaban las unas a las otras y de ese respeto, y por tener las cabezas bien abiertas, salió algo único. Eso es lo que importa. Lo demás, qué más da".

"Eso y aprender", añade: "Yo he aprendido de todos los músicos con los que he tocado, y he tocado con muchos: Kiko [Veneno], Raimundo [Amador], Silvio, Santiago [Auserón], que fue el que más me pinchó para que me tomara mi música en serio e hiciera de una vez por todas mi proyecto, mi música, algo de verdad personal... Tocar con los demás ha sido mi forma de relacionarme. De crecer".

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