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"En literatura se puede hacer todo lo que quieras si está bien contado"

  • El autor barcelonés regresa a Sevilla con 'Dietario voluble', un libro inclasificable que nació como suma de artículos periodísticos y creció hasta convertirse en un catálogo de sus mejores cualidades literarias

Dietario voluble devuelve al lector al mejor Vila-Matas. Ejercicio de memoria, diario personal y sobre todo, literario, este volumen que ha visto la luz en el sello Anagrama se ha convertido, gracias al boca a boca, en un libro de culto en tiempos de crisis. Uno de sus últimos adeptos es Pedro Almodóvar, quien acaba de escribir en su blog que "esta última semana es Enrique Vila-Matas quien sella mis ojos cada noche. Me gusta muchísimo su libro, inclasificable. (A mí me recuerda a otra novela de autoficción, Automoribundia de Ramón Gómez de la Serna)". Ayer, en la Fnac, el autor barcelonés desveló los secretos de esta obra que resume sus tres últimos años de vida y tiene como punto de partida una insuficiencia renal que estuvo a punto de costarle la suya.

-Almodóvar opina que debería haber un género, como la ciencia ficción o la novela histórica, que agrupara libros como el suyo. ¿Qué es Dietario voluble?

-A diferencia de una novela, que es más compleja y exige una mayor atención, este libro, al ser fragmentario, permite una acogida más rápida. Voy hablando de tantas cosas y temas que el calificativo voluble le va muy bien. Sí parto de la idea de que es un diario pero, desde que salió en agosto, nunca he conseguido explicarlo.

-¿Hay un cambio en su forma de escribir tras experimentar la enfermedad y el reposo?

-La sobriedad en la que estoy ahora hace que me haya dejado de tonterías. También he ampliado el círculo de mis aprecios artísticos al cine, la arquitectura y la pintura. Ha pasado a interesarme todo. Pero el cambio principal iría por el lado de la serenidad y la calma, del explicarme más. A veces pienso que tengo mayor confianza en mí mismo tras lo que ha pasado, con todo lo inseguro que soy.

-Todos sus libros ofrecen pistas de sus preferencias literarias pero aquí el catálogo crece y parece llegar a contener cuanto considera imprescindible. Un cuaderno de bitácora que va de Walser a Kafka pasando por Julien Gracq y Julio Ramón Ribeyro.

-Kafka no podía faltar. Como lector, es siempre el autor que escogería. Está por encima de todos porque cuando lo releo me comunica una angustia que tiene una energía muy positiva. Kafka busca la verdad y la dice. Él te enseña que el drama que tú vives ahora otros lo han vivido antes y lo han sabido escribir. En cuanto a Gracq y Ribeyro, son precisamente los dos referentes que he encontrado una vez que terminé este libro: Leyendo, escribiendo de Gracq, cuyo título bien podría haber sido el del mío, y el diario personal de Ribeyro, que me parece el más recomendable de los que he leído en mucho tiempo.

-¿Más que los Diarios de Torga?

-Me interesa más Ribeyro porque es más literario. Torga está muy bien pero tiene una profundidad que va por otro lado. Y no sé qué es lo que pasa pero el autor de Prosas apátridas, injustamente, no acaba de ser conocido ni leído en España. Los diarios de Ribeyro son muy literarios porque están muy reelaborados, como el mío, que sólo contiene una décima parte de lo que escribí en esos tres años. Corregí y corté muchísimo.

-No ha escatimado los elogios a sus colegas, como ocurre con Ignacio Martínez de Pisón.

-Pisón es uno de los grandes escritores españoles y quizá porque se ha movido fuera de las áreas de influencia y por su modestia natural está todavía por llegar su reconocimiento. Ahora escribe un libro de relatos que estoy seguro que se lo dará.

-También descubre al guionista de Fellini y Antonioni, Ennio Flaiano.

-El genio secreto del cine italiano, un equivalente a nuestro Rafael Azcona. Tiene unos libros de aforismos geniales que habría que publicar en castellano.

-Definitivamente, para usted, París no se acaba nunca. En este libro se le aparecen Catherine Deneuve y Jane Birkin.

-Sí, pero en la novela que ahora estoy escribiendo doy un salto inglés. Londres, Nueva York y Dublín tendrán una participación estelar y desconocida en mí, que tengo mucho de francés. Debo decir que a Birkin realmente la vi pasar, a Deneuve no. Pero mi literatura lo permite. Es algo que me enseñó Bernardo Atxaga cuando le pregunté cómo introducir personajes reales en situaciones imaginarias y me dijo "¿Por qué no los haces aparecer y ya está? ¿Para qué tantos rodeos?". Un consejo que nunca he olvidado: que en literatura se puede hacer todo lo que quieras si está bien contado.

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