Por la insistencia con la que el destino parecía insinuarlo, el escritor peruano Eduardo González Viaña se imaginaba predestinado a escribir una novela sobre César Vallejo: ambos, con años de diferencia, nacieron en la misma provincia, estudiaron en la misma universidad y residieron en la misma calle. Desde que un librero le regaló a González Viaña un ejemplar de España, aparta de mí ese cáliz, y un amigo de Vallejo, Antenor Orrego, le anunció que acabaría firmando una novela sobre su generación, el autor de El corrido de Dante sentía el peso de una responsabilidad enorme importunando su pensamiento, la obligación de convertir al poeta en personaje literario.

Este desafío que durante tantos años temió González Viaña ve la luz ahora en Vallejo en los infiernos, una novela que publica en España la editorial Alfaqueque. La historia se ambienta en uno de los pasajes más dramáticos del creador de Trilce, su estancia en la cárcel de Trujillo, a principios de la década de los 20, acusado de un crimen que no había cometido. "El descubrimiento del expediente judicial me mostró que Vallejo fue objeto de una terrible persecución", expone el novelista, quien detalla que entre las terribles condiciones que tuvo que sobrellevar su protagonista "había un hombre que lo amenazaba todo el tiempo con destrozarle la cabeza con un martillo".

Vallejo en los infiernos no es sólo, apunta el narrador, "un libro sobre la cárcel. Es el relato de los amores juveniles de Vallejo, la historia de sus amigos. Lo que esta cárcel pretendía era decirle a los jóvenes de la época que no se rebelaran, pero por mucho que se intente matar a un poeta, no mueren sus ideales. Al contrario, la prisión originó precisamente una nueva actitud ante la palabra de Vallejo".

Para el profesor José Manuel Camacho, González Viaña puede considerarse "la voz más representativa de esa narrativa norteamericana que viene a ser el recambio de los autores del boom, alguien cuya grandeza literaria va acompañada de una humanidad hiperbólica", y Vallejo en los infiernos es "una novela lírica, intensa, sobre el amor y la libertad". El especialista en Literatura Hispanoamericana cree un acierto la elección del episodio que narra el libro. "No hay mejor escenario que una cárcel para reflexionar sobre conceptos como la libertad y la dignidad", añade.