DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Cultura

"Llevo dando clases toda la vida, pero ahora se le da importancia"

  • El bailaor, que disfruta de libertad condicional, ultima la gira internacional de su espectáculo 'Puro' mientras imparte cursos de baile en una academia de Sevilla

Juan Manuel Fernández Montoya Farruquito (Sevilla, 1984) ha retomado su actividad artística desde que disfruta de la libertad condicional tras su estancia en la cárcel por el atropello mortal de Benjamín Olalla. Entre las obligaciones que le ilusionan está su cita diaria con la academia Rosa María Correa, en la Macarena. Sus alumnas, venidas desde Israel, Italia, Venezuela o Japón, admiran su genio. Entretanto, Farruquito ultima la gira internacional de su último espectáculo, Puro, que debe ser autorizada por la juez de Vigilancia Penitenciaria.

-¿Cómo será la gira de Puro?

-El estreno arranca en Inglaterra. Luego iremos a Estados Unidos, a Suramérica y, seguramente, volveremos a Europa. Es un espectáculo grande, difícil de llevar, y no queremos ir a todos los sitios sino hacer cosas más puntuales. En un mes estarán cerradas todas las fechas.

-¿Se traduce la libertad condicional de la que disfruta ahora en nuevos proyectos?

-Proyectos siempre tengo en mente. Estoy preparando un disco interpretado por diferentes artistas con todas las letras y música que compongo. Y la gira, que la llevamos primero fuera y por necesidad. Porque en España, hasta que vemos las cosas desde lejos no nos damos cuenta de que aquí se pueden hacer también.

-Las clases que imparte en esta academia sevillana, ¿son una novedad en su carrera?

-Llevo dando clases toda la vida. Empecé a los 14 ó 15 años, lo que pasa es que la gente no le había dado importancia hasta ahora.

-¿Cómo es la experiencia?

-Es muy bonita. Intento transmitir cómo hay que entender el flamenco porque hay muchas formas de verlo. Y después los pongo a bailar.

-¿Siente igual el flamenco una alumna de Israel que una de Triana?

-Yo tengo una niña de Israel que ha bailado con nosotros en un espectáculo y de Triana, por desgracia, no he conocido a ninguna que yo diga merece la pena. Quizás porque tenemos el flamenco tan cerca que no lo apreciamos. En lo cursos tengo siempre gente de fuera y de aquí es raro que tenga a alguien.

-Sus alumnas le definen como un profesor muy paciente.

-Si no eres paciente para enseñar, no te captan. Si enseño a la velocidad que bailo... No vengo aquí a bailar, para eso que vayan al teatro a verme. Unos necesitarán más tiempo que otros, la paciencia es el secreto.

-Su familia también imparte cursos en esta academia.

-Estamos aquí temporalmente,porque la academia nuestra de la calle Salado está cerrada por problemas de ruido y de licencias. Seguramente la cierre y cambiemos de sitio.

-¿Cómo compagina estas clases con la dirección artística de Los Farruco?

-La dirección artística surge con mi gente de forma natural. Hablamos mucho y compartimos ideas. Mi madre [La Farruca] me aconseja sobre detalles de los espectáculos.

-¿Qué esencia tiene la escuela de Farruco?

-Somos gitanos, no podemos negarlo. Me resulta difícil explicarlo. Nos expresamos tal como somos. En el flamenco, no buscamos la perfección de la medida exacta de la colocación del brazo. Tal como somos, bailamos.

-¿Y su maestro?

-Mi mayor y único maestro ha sido mi abuelo [Farruco]. Aprendí tanto de su ejemplo y de su escuela que parece que me ocupó la mente y, desde entonces, no he tomado clase con nadie. Eso no quiere decir que no aprenda de cada uno de mis compañeros. Cada vez que me entero que hay un bailaor, voy a verlo, porque siempre se aprende. Un maestro es quien tiene muchísimos años de experiencia y mantiene su línea, su personalidad.

-Esta tarde (por ayer), actúa en los Jueves Flamencos la bailaora La Moneta. ¿Quiénes son los nuevos valores que sigue?

-Me gusta mucho, ha sido alumna mía. Le pone mucha pasión y mucho genio. Hay mucha gente bailando bien por ahí, pero, por desgracia, son los que menos suenan. Te voy a decir algunos nombres que me gustaría que los pusieras ahí para que la gente les eche un poco de cuenta: Joselillo Romero, de Madrid; Juan de Juan, que lo tienen un poco olvidado, aparte de mi gente: Farruco, Barullo...

-¿Cómo ve el flamenco?

-Está en su mejor momento. Y eso es peligroso porque cuando las cosas tienen tanto apogeo hay ya mucha gente que hace flamenco de dos días. Se entera cómo va la cosa y se suben a las tablas. Pero para eso hay que tener una base de aprendizaje.

-Dice Morente que el pellizco se está perdiendo por las prisas.

-Lo está diciendo alguien que sabe. Es como hacer un potaje de garbanzos en el microondas. Eso es mentira. Puede estar caliente, pero no va a tener el sabor de una olla a fuego lento. El sabor del fuego lento es el tiempo de experiencia, empezar por abajo, no usar una imagen de un peinado moderno para decir "yo soy un flamenco actual". No señor: primero aprende a bailar. Yo voy a admirar tu baile pero la gente que no sabe admira que tienes rollo, como se dice hoy, pero no sabe bailar. Como aficionado, sé quiénes son pero no voy a decir sus nombres.

-¿Se ve dirigiendo una gran compañía como el Ballet Flamenco de Andalucía?

-No ha habido conversaciones, pero estaría encantado. Hice algo parecido para Debbie Allen, la actriz de Fama [la autora de la popular frase "La fama cuesta"] que tiene una academia en Estados Unidos y estuve un tiempo dirigiendo a más de 60 niños montándoles un baile por soleá. Me vine y se quedaron bailando por soleá. Si lo hice allí, podría hacerlo en Andalucía también.

-¿Y cómo convive con la presión de los medios?

-Intento no dejarme llevar por lo mediático. Soy una persona sencilla, normal y corriente. Si me dejo llevar, estoy perdío. Me dejo llevar por la lucha de cada día y por ganar el pan de mi casa con mi trabajo, que es una de las cosas que más me gusta del mundo.

-¿Le cuesta mantener la ilusión?

-De piedra no somos. Uno no tiene más remedio que seguir para adelante. Seguir sin ilusión es quedarse estancado. A veces uno no tiene ganas, pero viene la familia y los amigos y te dicen: "sigue que tú has venido aquí para esto". Si yo lo que sé hacer en la vida es esto, y creo que lo hago bien, ¿por qué me voy a poner a hacer otra cosa? Entonces sí estaría perdiendo el tiempo.

-Hasta llegar a esta conclusión, ¿ha habido muchos desengaños?

-Todo el mundo se desengaña en la vida. Hay mucha gente que te está mirando, catalogando, encasillando. Cuando te pasan cosas grandes en la vida, ves quiénes son tus amigos y lo que te quiere tu país, tu tierra… Lo digo a boca llena: tengo muchísimo dolor de mi tierra. En otros países, se tiene en cuenta lo que tiene que tenerse en cuenta. A mí en España, lo que me ha pasado, me lo siguen recordando los españoles. Voy a otro sitio y hago ruedas de prensa y la gente no se atreve ni a preguntarme. Sin embargo, aquí parece que interesa más eso que mi baile. A mí me da pena. Pero qué hacemos, uno no tiene más remedio que seguir.

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