Una retrospectiva desconocida desde hacía treinta años, sobre el Andy Warhol (1928-1987) retratista que fabricó a Marilyn Monroe multiplicada, que casi hizo de La Gioconda una fotocopia y que pintó los labios a un Mao poco menos que travestido es la que acaba de desembarcar en el Grand Palais de París hasta el 13 de julio. Sólo una vez antes se habían expuesto los retratos del artista de modo retrospectivo. Entonces fueron 50 que se reunieron en 1979 en el Whitney Museum de Nueva York. Ahora, se reúnen 130 obras lo que convierte a esta magna exposición en una cita histórica.
"Warhol debe su reputación a cómo retrató la sociedad de consumo", como sus latas de sopas Campbell o las de Coca Cola, declaró Alain Cueff comisario de la muestra pero "desde su infancia, la cuestión central de su obra es representar el rostro humano". Al visitante le reciben en el Grand Palais veinte Marilyns como la vio el artista en 1962, una Elizabeth Taylor plateada y una Red Jackie (Kennedy) que preceden al monumental Mao (casi cuatro metros y medio por tres y medio). Desde que Ethel Scull, la coleccionista neoyorquina, le encargara su retrato (imagen que sirve de cartel para esta exposición), Warhol se lanza, por petición del retratado, a pintar a artistas, coleccionistas o amigos entre los que se encuentran Valentino, Mick Jagger, Meryl Streep, Armani, la princesa Diana o Elvis Presley, que integran ese "gran mundo" que rodeaba al artista.
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