Cultura

"La industria es raquítica, pero en el cine español hay mucho talento"

  • David Planell estrena mañana 'La vergüenza' tras su triunfo en el Festival de Málaga · El director realiza una "exploración del mundo de la pareja" a través de la historia de los padres de un problemático niño adoptado

Una pareja de treintañeros, encarnada en la ficción por Alberto San Juan y Natalia Mateo, ha perdido la paciencia ante el problemático comportamiento desarrollado por Manu, el niño adoptado hace unos meses, y va a comunicar a la trabajadora social encargada del seguimiento del pequeño la decisión de devolverlo. A pesar de la curiosa premisa de la que parte la película, inspirada en el inquietante dato de que el 10% de las adopciones acaba truncándose, La vergüenza, de David Planell, no habla sólo de los abismos de la paternidad. Es, más bien, según matiza su director, una "exploración del mundo de la pareja", un filme que se acerca a todo lo que el ser humano se reserva en su convivencia, un drama que rastrea en "aquello que nos abochorna".

La vergüenza, título con el que el guionista David Planell debuta en la dirección de largometrajes, se estrena mañana avalado por su exitoso paso por el Festival de Málaga, donde logró la Biznaga de Oro a la mejor película y la Biznaga de Plata al mejor guión. Un reconocimiento que ya intuía el equipo, entusiasmado con el libreto de la cinta y la delicadeza con la que se adentraba en territorios íntimos. "Es que David es brillante", sostiene Natalia Mateo, actriz que afronta aquí su primer papel protagonista. "Me encanta la manera sutil que tiene de trabajar, que en sus historias el subtexto tenga más importancia que el texto", valora la intérprete. Para Mateo, La vergüenza retrata a una familia "que está mal, en la que hay muchas heridas, pero cada uno se las lame por separado". El niño adoptado permitía a los padres, hasta ahora, "desviar la atención" y apartarse de sus verdaderos problemas, pero la mañana en la que transcurre la historia los protagonistas tendrán que enfrentarse a sí mismos. La intensidad de esta experiencia hace que Alberto San Juan describa la cinta como de acción emocional. "Es cierto que a partir de un momento las cosas que se suceden son muy trepidantes", asiente Planell, convencido de que el espectador se sentirá reflejado en los "niveles de frenesí" que toma el relato, asegura alguien que cree que "cuanto más íntima, singular, bochornosa e inconfesable parece una experiencia por la que hemos pasado, en realidad resulta mucho más universal".

En el personaje de Pepe, al que presta sus facciones Alberto San Juan, el director volcó su parte "más neurótica, más infantil". Y, a partir de ahí, articuló "una lucha de opuestos" en la que Natalia Mateo defiende un personaje muy alejado de su carácter, el de Lucía. "Es una mujer muy fría, con algo mezquino, nada que ver conmigo que soy muy emocional", confiesa esta actriz curtida en el ámbito del corto.

Pese a su larga trayectoria como guionista -en series como Hospital Central y El comisario y las películas Héctor y Siete mesas de billar francés, entre otras-, Planell se sintió en más de una ocasión, durante la filmación de su ópera prima, paralizado por el pánico y desbordado por las incógnitas que le surgían, como si estuviese andando "por una cuerda floja sobre un foso de skinheads". Pero, como recoge en su diario de rodaje (http://www.clubcultura.com/diariode/1742/DavidPlanell), le salvó acordarse de los contenidos de Mi primera película, un libro en el que cineastas como Almodóvar, los hermanos Coen o Ang Lee desvelaban su desconocimiento del medio en sus inicios. "La mayoría está con un despiste impresionante, eso me acompañó mucho. Ves cómo, por ejemplo, Mike Leigh dirigió su primera película y alucinas", comenta el realizador madrileño.

Los galardones recibidos en Málaga "han calmado" estas inseguridades hacia su proyecto, aunque reconoce con humildad haber tenido "la fortuna" de encontrarse con un jurado, presidido por Álex de la Iglesia, "que ha resultado propicio a la película". Hace un par de años, no obstante, otro certamen también le trajo suerte: su guión, coescrito con Gracia Querejeta, de Siete mesas de billar francés fue distinguido en San Sebastián.

Como guionista, Planell refuta las recientes afirmaciones de Juan Marsé, que señalaba la mala calidad de los textos del cine español. "Eso lo dice porque él ha tenido divergencias con Aranda y las adaptaciones de sus libros no han sido afortunadas. La industria es raquítica, pero hay mucho talento".

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