Hace años, le propusieron a la artista Soledad Sevilla (Valencia, 1944) intervenir en una exposición dedicada a la fisiología de la mujer. "Planteé relacionarla con el ciclo lunar, que también consta de 28 días, pero a la comisaria no le interesó porque tenía un concepto más agresivo de la muestra, en el que la sangre debía estar presente", recuerda esta valenciana galardonada con la Medalla de Oro de Bellas Artes en 2007. Sin embargo, esa idea de la luna como eje central de una nueva obra no cayó en saco roto y dio como fruto Un año de memoria (2008), que hasta el 19 de junio podrá verse en la Fundación Aparejadores de Sevilla. En ella, la artista, con obras en el Reina Sofía o el Bellas Artes de Bilbao, trabaja sobre la percepción del paso del tiempo a través del ciclo lunar, una medida de tiempo eminentemente femenina.

"Encuentro cierto paralelismo entre la fuerza femenina y el enigmático poder de la luna, capaz de afectar a las cosechas y a las mareas", explicó la artista valenciana en la inauguración de la muestra, comisariada por Juan Bosco Díaz-Urmeneta, crítico de arte de Diario de Sevilla, y Pepe Soto. Bosco destacó en la presentación de Un año de memoria que la artista fue "pionera en el uso del ordenador en el arte".

La exposición se compone de una sucesión de imágenes que representan las fases lunares: desde los más pequeños bocetos (de 20 por 20 centímetros) hasta los dibujos más grandes (de 138 por 132), y también la fase final del proyecto en soporte vídeo reducido a su unidad más sencilla, esto es, la transición de imágenes en movimiento, apenas imperceptible, de las distintas fases del ciclo lunar. Acompañan estas piezas un conjunto de fotografías del satélite tomadas en diferentes lugares y horas a lo largo de todo un año un trabajo de "investigación y acumulación de datos" que le han servido a Sevilla para enlazar conceptualmente esta muestra con obras anteriores como la rompedora Leche y sangre (1986) .

Y es que el trabajo que ahora presenta Soledad Sevilla (que ya ha sido expuesto anteriormente en Granada y en Valencia) se enmarca dentro de la serie Procesos, con la que la Fundación Aparejadores quiere hacer partícipe al espectador del camino que recorre el artista, acercándolo de ese modo a la esencia propia de su creación. En este mismo espacio se han mostrado los apuntes e ideas de Barbadillo, Ricardo Cadenas, Pérez Villalta o Manolo Quejido.