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Una mirada, un gesto, un movimiento y una bella voz

Concierto de clausura del curso de la Univeridad de Sevilla. Solista: Sandra Pastrana, soprano. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director: Juan Luis Pérez. Programa: Fragmentos de G. Rossini, G. Donizetti, G. Verdi, B. Smetana, A. Dvorák, J. Massenet, Ch. Gounod y H. Berlioz. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Martes, 30 de junio. Aforo: Lleno.

Duro fin de temporada para la Sinfónica sevillana, a la que aún le quedan las funciones de La Bruja de la semana que viene. Si en los últimos conciertos habíamos señalado el lógico cansancio y la correspondiente merma en las prestaciones de la orquesta, hay que reconocer que en esta ocasión, en un concierto de mero trámite en el que más de medio programa era de acompañamiento, la ROSS dio lo mejor de sí misma, recuperando calidad y calidez en el sonido, flexibilidad en la respuesta y excelencia en las intervenciones solistas. A destacar especialmente la intervención de Dirk Vanhuyse en la obertura de Guillermo Tell y la de Tamara Bektemirova en Thaïs, fragmento que sonó con su justo vibrato y con un fraseo muy ajustado y nada edulcorado ni exagerado.

Juan Luis Pérez (a quien quisiéramos volver a ver al frente de la ROSS en un programa de abono: se lo merece) no se tomó a rutina la gala lírica y se implicó en dotar de variedad en el fraseo y de energía rítmica a su dirección, consiguiendo momentos tan logrados como la ya mencionada obra de Rossini o las danzas de Smetana y Berlioz.

Sandra Pastrana, tras intervenir en el Maestranza en La sonámbula y en Lo speziale, mostró las enormes posibilidades de una voz bella y de un importante control técnico. Muy suelta en las coloraturas y en los agudos (mejor el Mi bemol de Julieta que el de Violeta) y con un estupendo legato, le falta contundencia en la zona central y afianzar más la proyección, para evitar que, como en Rusalka o en Lorca, la voz sea tapada por la orquesta.

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