Criada en el seno de una familia de grandes aficionados, la periodista Silvia Calado (Sevilla, 1975) lleva años ligada profesionalmente al jondo a través de la web especializada www.flamenco-world.com, de la que es directora de contenidos. Autora de estudios pioneros en el sector como El negocio del flamenco, Calado aúna en su nuevo libro, Por bulerías. 100 años del compás su predilección por este palo en constante evolución con el estudio de los orígenes de un ritmo del que, sostiene, nació todo. El libro, además, inaugura la serie Los palos del flamenco del sello Almuzara.

-¿Qué papel ha jugado la bulería en el conocimiento mayoritario del flamenco?

-Muchas personas conocen el flamenco en forma de bulería sin saberlo. Es un estilo muy vivo y preferido por los artistas para hacer canciones o temas flamencos en los últimos años. En cada disco que sale de flamenco, nunca falta una bulería como mínimo.

-¿A qué cantan sus letras?

-Al ser un estilo de ritmo vivo y relacionado con la fiesta y con el flamenco más alegre, habla sobre el amor pero de una forma agradable, no trágica como pasa en otros palos del flamenco. Pero también canta a muchas otras cosas. Hay veces que tira de letras populares del folclore, de canciones infantiles o juegos de palabras, cosas que suenan al oído y que son rítmicas. Aunque también se da el caso de encontrar letras por bulerías que están tomadas de una seguiriya o de otro palo más amargo como una soleá, por lo que, aun con su ritmo vivo están contando algo trágico.

-¿De dónde procede el término?

-Hay distintas teorías. La más lógica es la de que bulería viene de burla, sobre todo teniendo en cuenta que las primeras bulerías que no eran nombradas así se llamaban chuflas. La r de burla se ha ido perdiendo por nuestro acento.

-¿Por qué, sobre todo, en Jerez se han dado las condiciones para erigirse como cuna de la bulería?

-Jerez tiene unas características concretas pero es un palo que se da en distintas localizaciones, cada una con sus características. De hecho, la primera que las cantó fue la sevillana La Niña de Los Peines. También se relaciona con unos cantes que son de Vejer y en Cádiz tiene su carácter propio. Lo que sí es verdad es que Jerez ha hecho de la bulería parte de su cultura popular. Si vas a una zambomba en Jerez cualquiera se pone a cantar un villancico que ellos consideran jerezano y lo están cantando a ritmo de bulerías. Aparte, tienen una bulería que es la bulería pa escuchar, que defienden como la genuina de Jerez, de un estilo más solemne.

-¿Quiénes han sido sus grandes maestros?

-Del flamenco más antiguo, La Niña de los Peines, que fue quien sentó las bases y grabó más de 30 bulerías. Y, de su época, me gusta resaltar a Manuel Vallejo. Más adelante, ha habido grandes cantaores de Jerez como Borrico o Sordera. Pero, sobre todo, destacaría a Camarón, en lo que respecta al flamenco más moderno. Entre los actuales, sin duda, Diego Carrasco, porque crea música a partir de la bulería de raíz.

-¿Y quién la ha bailado mejor?

-Como la bulería tiene ese carácter tan popular y de fiesta lo mismo ves a una persona que no es profesional que se da una vueltecita por bulerías que es fascinante. Y, luego, en los escenarios hay estilos de bulerías muy diversos: Israel Galván puede plantear una propuesta muy vanguardista al compás de bulerías y María Pagés puede crear una coreografía coral para 20 personas siguiendo este ritmo pero con una canción de Tom Waitts.

-Ahora que habla de propuestas vanguardistas, ¿cómo ha evolucionado musicalmente este palo?

-La bulería es el motor de la evolución de la música flamenca, casi desde que nace. Por eso decía que tanto La Niña de los Peines como Manuel Vallejo eran capaces de meter una canción de su época por bulerías. Camarón y Paco de Lucía establecieron casi un molde de cómo se hace un tema por bulerías, que sigue mucha gente en la actualidad. El propio Pitingo te lleva por bulería una canción de soul y Jorge Pardo lo hace con un tema de jazz.

-Y este estilo tan festero y popular, ¿es respetado por los puristas?

-Bueno... Los puristas llegan a unos extremos casi absurdos. Igual a uno le molesta que se cierre un espectáculo por bulerías porque le quita dramatismo... No me gusta el purismo y no creo que la bulería sea pura ni el flamenco tampoco. Ni debe serlo.