Cultura

La música nueva de Rubén Darío

  • Paréntesis publica 'La ninfa y otros relatos', una selección de cuentos del nicaragüense prologada por Ignacio F. Garmendia y que reivindica la faceta narrativa del poeta como pionera en su ruptura modernista

Si Rubén Darío ocupa un "lugar indiscutible" en el canon hispánico, se debe a su rebelión modernista contra la retórica decimonónica, a su introducción de "la música de la Francia en el verso castellano", a que sus versos trajeron "de la sagrada selva la armonía". Porque el nicaragüense fue "poeta por encima de todo", recuerda Ignacio F. Garmendia. Lo que no significa que su obra en prosa merezca un lugar menor entre los textos del nicaragüense, matiza el editor y crítico literario de Diario de Sevilla en el prólogo de La ninfa y otros relatos, un volumen con el que la editorial sevillana Paréntesis propone un acercamiento a esta figura sacralizada por su lírica, pero que firmó también, de manera espaciada y episódica, piezas de una "prosa enjoyada que transmite, en aparente paradoja, una grata sensación de ligereza".

"Los cuentos y crónicas, casi todos publicados en revistas, fueron el modo que encontró el poeta, dejando al margen su azarosa carrera diplomática, para ganarse la vida. Pero al cabo del tiempo, muchas de esas páginas, como las semblanzas recogidas en Los raros, se han revelado tan interesantes como sus poemas. En verso o en prosa, es la mirada del poeta lo que confiere unidad al conjunto de su obra", explica el autor del prólogo.

Y en el "tiempo sin tiempo del mito", poblado de "jardines, ninfas y dioses de guardarropía", como dice Garmendia, y marcado por "una vaga nostalgia por épocas pretéritas que no existieron nunca", por "una inclinación al ensueño que abre la imaginación al universo de lo inefable" y una "sensualidad exacerbada que concibe el erotismo como una experiencia cercana a lo místico"; en ese espacio "solar y dionisiaco a la vez que decadente" se fraguó "un tono y un vocabulario nunca oídos en las tierras de lengua española", señala. "Hoy no sentimos tanto esa extrañeza, pero los contemporáneos del poeta, no digamos ya los de la generación anterior, vieron muy clara esa ruptura, que se manifestó por primera vez en su prosa", continúa el responsable del prólogo.

Los cuentos que recoge esta edición pertenecen a la etapa de Azul, como El pájaro azul, El palacio del sol o El velo de la reina Mab, que pasan por ser "los más característicos" de su narrativa y que se caracterizan por emplear "tópicos del Ochocientos que Darío recoge y reinterpreta en clave inequívocamente moderna, esto es, con una sonrisa en los labios". Y hay otros relatos, como La larva, Cuento de Pascua o Thanathopia (este último muy influido por Poe), que corresponden al Darío de madurez, a una prosa de mayor narratividad (que antes era mínima) y despojada en parte de las "veleidades decorativas", "mejor hilvanada pero más convencional", y que profundiza en la intiga, en "los arcanos del orden sobrenatural" y el misterio.

"El criterio para seleccionar los cuentos ha sido que estén representandas todas las etapas de su trayectoria, por eso se incluye el primero que publicó [A las orillas del Rhin], de interés apenas arqueológico", explica Garmendia sobre este libro que permite rastrear las correspondencias, "muy numerosas", entre los poemas y la obra en prosa del autor, quien "en cierto modo" usaba su narrativa como laboratorio libérrimo, pues Darío "incluso a la hora de autodestruirse era libre". Finalmente, La ninfa y otros relatos es también una invitación a "aguzar el oído y entender la profunda novedad que supone su obra", por encima de esa caricatura "ñoña, cursilona y desfasada", de esa "mala fama" que se debió, asegura Garmendia, a la "profusión de mediocres imitadores que practicaron el rubenismo, como lo llamó Raimundo Lida, incluso después de muerto el maestro".

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