Carlos álvarez. barítono

“Ni tengo cáncer ni me falta un trozo de laringe, sólo necesito recuperarme”

  • Tras sufrir otra operación hace dos meses, el cantante malagueño deja en el aire los recitales a partir de septiembre

Cuando alguien pronuncia el nombre de Carlos Álvarez (Málaga, 1966), de un tiempo a esta parte se suelen formular las mismas preguntas. ¿Cómo se encuentra?, ¿volverá a cantar? Hace dos meses y medio, el barítono volvió a someterse a una nueva operación en las cuerdas vocales. La lesión por la que había sido intervenido el pasado año (leucoplasia) se le reprodujo justo cuando se disponía a debutar en el papel de Attila de Verdi en el Metropolitan de Nueva York. Ayer, La Fundación Unicaja presentaba en Málaga sus nuevos ciclos musicales, que cuentan con la presencia del artista el 4 de octubre en la Sala María Cristina. Pero su protagonista prefiere matizarlo. “No me quiero subir al escenario para dar penita. Soy un profesional, tengo una responsabilidad, hay una expectativa sobre mi trabajo. Y si yo mismo veo que no se cumplen por supuesto no se lo voy a ofrecer al público, ni a la gente que me acompaña sobre el escenario, ni a los ciclos de música programados”, aclara.  

Su reaparición en Málaga después del exitoso Andrea Chénier en el Teatro Cervantes hace dos años , dependerá “de como evolucione”, sostiene Álvarez desde su casa de Sevilla. Por ahora, hasta el inicio de la nueva temporada lírica en septiembre, “todo está interrumpido”. Llegados a este punto, el barítono despeja cualquier duda. “Ni tengo un cáncer ni me han quitado parte de la laringe, como se ha dicho por ahí. Ahora la limpieza en la operación ha sido más profunda Luego está que la cuerda se restituya y pueda volver a cantar”, puntualiza.

El malagueño se encuentra bien, “tranquilo”, pero el tiempo de recuperación de la voz “va a ser más largo que la vez anterior”, añade. E insiste, “ no hay riesgo vital y si lo hay, se deja de cantar y ya está”. En los cinco meses que se subió a escena tras la primera intervención, confiesa que estuvo “en muy buenas condiciones y que la respuesta de público y crítica fue “muy buena”.

Uno de los compromisos que más lamenta haber suspendido le hubiera llevado a cerrar la actual temporada del Teatro Real con Plácido Domingo y la ópera Simón Boccanegra el próximo julio. “Fue curioso porque coincidimos en Nueva York, él estaba cantando otras cosas, yo ensayando Attila, nos deseamos suerte, al final yo tuve que cancelar y él a los pocos días le operaron de cáncer”, se lamenta. Otra de las citas suspendidas era su primera interpretación protagonista en Hamlet, también en Washington en mayo y junio.  “Pero de lo pasado no hay que lamentarse más”, insiste Álvarez.

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