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Cultura

Los poemas del Bardo

  • La Biblioteca de Literatura Universal publica una excelente edición bilingüe de la poesía completa de William Shakespeare, traducida por Antonio Rivero Taravillo

No siempre recordamos que el más grande dramaturgo de todos los tiempos, William Shakespeare, que retrató las complejidades de la condición humana en dramas y comedias memorables, debió la fama entre sus contemporáneos a su casi olvidada labor como poeta, de donde le viene la consideración de Bardo por antonomasia. Habría podido merecer semejante apelativo incluso si no hubiera publicado las seis colecciones de poemas que han quedado oscurecidas -salvo en el caso de los Sonetos, cuya fama se debe tanto a la calidad de la serie como a los misterios que encierra- por el ascendiente de su obra teatral, pues esta contiene centenares de versos no menos imperecederos que de hecho han sido incluidos por los estudiosos en algunas antologías de la lírica shakespeareana. Pero el caso es que publicó estos poemas, que fueron muy leídos en su tiempo y luego han quedado relativamente postergados. Los lectores en castellano no disponíamos de un volumen donde se recogiera, junto a los muy editados Sonetos, el resto de los poemas exentos publicados por el autor de Stratford, de ahí la importancia de una edición que no es exagerado calificar de imprescindible.

Publicado por la benemérita Biblioteca de Literatura Universal que dirige el filólogo y poeta Luis Alberto de Cuenca, este volumen bilingüe, traducido en verso por Antonio Rivero Taravillo, ofrece la obra poética completa de Shakespeare: los célebres Sonetos, por supuesto, de los que el traductor ya había publicado dos versiones anteriores; pero también los poemas narrativos Venus y Adonis (1593) y La violación de Lucrecia (1594) -de los que se realizaron, en vida del poeta, nada menos que nueve y cinco ediciones, respectivamente-, las composiciones, casi todas apócrifas, recogidas en El peregrino apasionado (1599), el enigmático poema lírico-alegórico El Fénix y la tórtola (1601) y el discutido Lamento de una amante (publicado junto con los Sonetos en 1609). Un corpus excepcional recogido en un volumen manejable, pensado para la lectura sin intermediarios.

La documentada y amena introducción de Rivero, que combina la noticia histórica con la investigación literaria, vale por una pequeña monografía. Pese a haber manejado todas las ediciones importantes de la poesía de Shakespeare, el traductor elude enredarse en disquisiciones académicas para explicarnos, con claridad, buen humor y buen juicio, "sin jerga crítica ni relleno innecesario", las circunstancias de publicación de los poemas o sus características formales, el modo en que el autor reelabora los episodios clásicos o las interesantes conexiones entre los poemas y algunos famosos pasajes de los dramas shakespeareanos. También se detiene en la recepción de las obras o en la apasionante controversia a propósito de los Sonetos, objeto de innumerables especulaciones en torno a la identidad del Fair Lord y la Dark Lady. Pero temas sin duda interesantes como la posible homosexualidad del poeta o su supuesto catolicismo importan menos que la prodigiosa imaginación verbal de Shakespeare, ese don extraordinario que fructifica en ingeniosos juegos de palabras o en versos sentenciosos como aforismos de bronce.

En el prólogo a su reciente versión de Hero y Leandro (Ediciones La Palma, 2009), el gran poema inacabado del malogrado dramaturgo Christopher Marlowe, Rivero decía haber pretendido, en relación con su labor de traducción, mantener el equilibrio "entre la legibilidad contemporánea del texto y su primitivo sabor renacentista o isabelino". Son palabras que él mismo hacía extensibles a su anterior versión de los Sonetos y que pueden aplicarse igualmente al resto de las versiones que componen esta Poesía completa. En efecto, sin servirse de innecesarios artificios, Rivero ha traducido los poemas de Shakespeare en impecable verso castellano, optando no por el alejandrino sino por el endecasílabo blanco para reproducir los pentámetros yámbicos del original, salvo en los pocos casos en que el autor ha utilizado otro metro. El resultado es excelente: "Ni el mármol ni dorados monumentos / podrán sobrevivir a mis poemas; / más resplandecerás entre mis versos / que en la piedra que mancha el tiempo impuro".

Presente en sus seis libros de poemas, el amor es el gran tema de la poesía shakespeareana. No importa que el trasfondo remita a lejanos episodios de la historia o la mitología clásicas: el Bardo habló y nos habla para siempre, a los lectores contemporáneos y a los de todo tiempo.

William Shakespare. Traducción de Antonio Rivero Taravillo. Almuzara-Fundación BLU. Córdoba, 2010. LXXIV + 612 páginas. 50 euros.

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