Cultura

Emoción, inteligencia y música

Con cinco libros de poemas publicados en algo menos de una década, Eduardo Jordá ha logrado construir una obra lírica que destaca por su rara intensidad y su hondo poso humanista, donde la intención moral no se contrapone a un exquisito cuidado de la forma. Pero sucede -el título está tomado del espléndido poema homónimo incluido en la primera entrega de Jordá, Ciudades de paso- recoge una muestra de toda su obra poética seleccionada por Antonio Rivero Taravillo, con quien el autor comparte el culto de Irlanda y de algunos de sus hijos más ilustres, como el gran Yeats cuya Poesía reunida acaba de traducir el propio Rivero. Es una poesía, la de Jordá, que recoge temas y escenarios presentes en otros frentes de su obra literaria, en particular los diarios y libros de viaje o los relatos reunidos en Orco, que en muchos aspectos se aproxima a un libro de poemas en prosa.

Siempre que le preguntan por su definición de la poesía, el autor remite a una ecuación en la que intervienen tres magnitudes: emoción, inteligencia y música, conceptos que pueden aplicarse para caracterizar su propia obra y nos dan una idea, también por omisión, de sus intereses. La poesía de Jordá es una poesía narrativa que no busca lo bello o, mejor dicho, es capaz de encontrarlo, como él mismo dice, en cualquier parte. Libres de efusiones sentimentales, sus versos dosifican los adjetivos y rehúyen el énfasis, persiguen el ritmo cadencioso pero no temen el prosaísmo. Son versos claros y con frecuencia discursivos, escritos desde la curiosidad por las existencias ajenas observadas con una mirada compasiva que celebra el valor de los humildes o las epifanías de la vida doméstica.

Además de recoger composiciones de los cinco poemarios conocidos, la antología ofrece siete poemas inéditos entre los que sobresalen La Diosa Blanca, un hermoso y conmovedor homenaje a la memoria de Beryl Graves -la sufrida mujer del poeta angloirlandés, cuyos versos ha traducido Rivero-, o el titulado Morralla, un poema tenso y entrecortado que cierra el volumen con una impresionante estrofa final: "…llámalo como quieras, / destino, vida, cosmos, / llámalo como quieras, / muerte, Dios". Estos poemas últimos permiten entrever la evolución de una poesía que tiende a dejar atrás los patrones métricos y el ritmo endecasilábico para hacerse más libre, si cabe más depurada.

Eduardo Jordá. Renacimiento. Sevilla, 2010. 206 páginas. 11 euros.

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